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Nuevo Curso

MARTES

Todo empezó con una certeza. Ya es difícil que podamos carecer de dudas respecto de algo. Más si se trata de estados de ánimos. Pero aquí se daba la certeza, derrotando a las dudas, las preguntas, las posibilidades y las esperanzas . Dada la final construcción del saber, la resultante era decretar en palabra y obra el fin del martes

 Ese estar frente al fenómeno en sí, y no tener vacilaciones siempre es aconsejable para animarse a trazar un juicio, pero en este caso, la conclusión obtenida desde ese razonamiento, puso por delante una práctica, un necesario hacer que deviniese a la vez en una suerte de imposible. Hay que sacar el martes del calendario. Quitarle al año todos los martes, y quitárselo a uno mismo, que en cierta manera construyo muchos martes.

Entonces sobreviene el fin del día, no el martes por su puesto, hablo de la primera fase de la noche en cualquier jornada, me refiero a esa situación que empieza cuando el sueño comienza silenciosamente su abrazo de oso y en principio no encuentra resistencias. Fue ahí, en ese pequeño instante que la vida, dejó la certeza convertida en duda práctica, existencial. Muchos problemas por abordar respecto del futuro si pongo en acto la desaparición del martes. Por ejemplo, cómo hacer para ver a Talleres, si juega en uno de esos días que ya no estarán porque se ha dicho que por la resultante de los acontecimientos ya no habrá más martes. Como participar de un paro o una simple protesta si ella se dice ha de ser realizada precisamente por el calendario de los otros que sí contienen el martes . Pero nuevamente y a no dudarlo ,el martes ha sido retirado ya mismo del calendario y sus contingencias fenoménicas.

Lo cierto fue que el sueño inicial muto en desvelo con tendencia a insomnio y como todo lo que reconoce ese proceso, la situación terminó en la pregunta ‘¿que tanto hay en el martes que hace necesario retirarlo si a la vez eso presenta tantos inconvenientes. Lo que hay es, ni más ni menos que la contradictoria condición humana. Dos queriendo hacer del martes, el domingo de Rodrigo, aunque aquí no hay nada prohibido o tal vez sí, pero eso quien puede saberlo hoy y si lo fuera, no viene al caso.

Desvelado y no amanecido, veo sin embargo que ya esta amaneciendo. Recorrí todos los recuerdos emergentes y las emociones contenidas en ese proceso de verificar esa importancia del martes. Aparece en mi entendimiento raído, una luz tenue, tal como lo que le ocurre al día que sobreviene. Luz para acercarse a la verdad que según Platón sería la luz en sí, plena y diáfana.

Martes termina significando en ese hilo de luz la dialéctica individual entre Eros y Tánatos, el amor y la muerte de una construcción y su derrumbe. Es de la inocencia propia del niño, pensar que por sacar al martes arbitrariamente del calendario este dejara de estar en mi vida y si lo está, es porque de alguna manera vive, aunque sea como aprendizaje de como las apariencias son un mundo inicial de acercamiento a las cosas, pero no ellas en su realidad.

Daniel Papalardo