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LUCHA DE CLASES Y TAREAS REVOLUCIONARIAS

Una organización política de la vanguardia militante, que de manera consciente encara las significativas tareas que el enfrentamiento de clases cotidiano impone a su propio existir y la del trabajador que la asume dentro de ese colectivo esta siempre y en todos los casos obligada a demostrar el acierto de sus planteos por la eficacia en las acciones que protagoniza  respecto del problema del poder y desde allí al Estado , cuestión que es demasiado importante como para eudirla como hace gran parte de las organizaciones existentes  y demasiado urgente como para postergarla como de modo abierto o encubierto sugieren algunas otras.

Ocurre que el poder y el Estado, son componentes del fenómeno esencial que  divide aguas entre revolucionarios y reformistas, todo lo cual explica que Lenin en momentos previos a los sucesos de octubre de 1917 se haya visto obligado a desarrollar en forma teórica la cuestión ante los instantes mismos de la crisis revolucionaria . Lo propio ocurre cuando ese  vector emerge tiempo después de su muerte física  con el Stalinismo y su concepción teórica del socialismo en un solo país.

Desde el campo de la tergiversación de ideas  y conceptos, el tiempo histórico y la caída de la experiencia burocrática en los estados de construcción Stalinista , han sido los elementos que permitieron inocular una tesis venenosa según la cual el resultado del bolchevismo , es el sometimiento del individuo a un Estado policial, la desaparición de todas las garantías personales y todas las libertades políticas.

Tal es el nivel de esa adulteración de los hechos e ideas, que el titular del ejecutivo del Estado Argentina, le imputó conceptos similares a la candidata del FITU en el último debate  de las presidenciales  y pulula cada vez que las circunstancias lo permiten.

La asociación e identificación  de bolchevismo como causa fuente y eficiente del stalinismo  es absolutamente dogmática y arbitraria y  más aún lo es, la conclusión de su caducidad por la caída de ese régimen Estatal . Ese dogma fue apropiado por los democratizantes de toda laya,  y es esta la razón por la cual la idea de la muerte del socialismo está tan naturalizada como su cara inversa, la eternidad del capitalismo ya que este dogma, habita en todos los discursos que salen desde los aparatos de dominación ideológica que se disfrazan como medios de comunicación social.

De este acto de apropiación surge la inefable conclusión del imperativo categórico que impone la siempre obligatoria defensa de la democracia, para no caer en los extremos .

Lo cierto es que el artificio defraudatorio sigue en danza en nuestros tiempos y subyace en cualquier discurso que se hace público buscando adhesión, desde la base a la idea según la cual existe un divorcio entre el socialismo como programa social y catalizador del poder obrero y la democracia.

Haber sepultado la noción estratégica de dictadura del proletariado , se emparenta con esa acción del poder burgués que ha sacado de las miras cotidianas de los trabajadores ese propósito liberador, que  necesariamente debe cabalgar  al calor de la tesis leninista de la desaparición del Estado .

Las acciones represivas sufridas por los que luchan en acciones callejeras en el curso de este año , han dejado ver con nivel de evidencia que  en los propios accionantes  con sus demandas encarnadas en la ocupación de calles y espacios públicos,  no hay ninguna alusión a que hacer y como comportarse respecto de  las agencias represivas militarizadas del Estado , a la policía , al aparto judicial  y a la administración que gestiona los intereses de la burguesía como clase . Esto significa que la carencia dada en el factor subjetivo del conflicto social se expresa por la ausencia de un posicionamiento de clase frente al Estado mismo.

Las ideas de Marx sobre el Estado y su desparición , desarrolladas en el tiempo  por Lenin tras las enseñanzas del proceso revolucionario ruso y la guerra mundial , constituyen un elemento fundamental de la lucha y se constituyen en el parámetro necesario para medir si esa lucha conduce o no, de modo directo o indirecto a la apertura de una situación revolucionaria o las acciones se limitan a un cuadro de pura defensa de lo dado dentro del orden social capitalista frente a la ofensiva burguesa descargada sobre quienes contienen la fuerza de trabajo.

La primera etapa de la revolución obrera es la constitución de los trabajadores  como sujetos constituidos en clase dominante  y eso solo se verifica con el formato de una dictadura de clase que se descarga sobre la burguesía buscando su desaparición como tal a través de la afectación gravitante sobre su derecho de propiedad de los bienes de producción .

En este sentido es que se dice en el “manifiesto comunista” que : “el proletariado  se servirá de su supremacía política  para despojar a la burguesía de todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de la producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar  con la mayor rapidez la cantidad de las fuerzas productivas”

Los trabajadores necesitan un Estado diverso del que conocen montado por el poder burgués a través de la sanción de constituciones .

Por ese motivo,  es decir , por el objetivo estratégico de conformar esa nueva forma jurídica que tiene carácter transicional y como única premisa avanzar hacia su desaparición , esa premisa, resulta inconciliable con el reformismo  y choca fundamentalmente con los prejuicios oportunistas  habituales  y con las ilusiones pequeñoburguesas respecto de la evolución política pacifista de la democracia, toda vez que el hombre político al que se ubica en la categoría abstracta del ciudadano no es más que una ficción en la que la emancipación del hombre y su libertad solo se realiza de manera imaginaria o formal bajo el principio de la igualdad ante la ley.

La conciencia del trabajador muta del momento de comprensión de su situación especifica dentro de las relaciones de producción capitalista , con fundamento en un proceso de distintos momentos y velocidades hacia la comprensión de sus objetivos emancipadores como su única determinante existencial . Esa conciencia específica de clase para sí llega  a los escalones más elevados cuando el trabajador de modo colectivo comprende que su misión es sepultar el orden social imperante  que supone explotación y opresión y que para cumplirla sólo dispone de un instrumento eficaz, su propio partido político de clase,  cuyo programa expresa ,  políticamente sus tareas históricamente delineadas.

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