El presente de la lucha de clases, nos está dejando ver por fuera de la simple apariencia, un fenómeno social específico conforme al cual , cada trabajador además de las carencias que devienen de la imposibilidad de satisfacer con el solo esfuerzo laboral y la consiguiente venta de fuerza de trabajo , de las necesidades de reproducción de su existencia, se le agrega la ausencia de toda comprensión consciente de ese fenómeno social en sí, razón por la cual permanece pasivo ante sus efectos perjudiciales.
Los trabajadores como consecuencia del despliegue de una arquitectura ideológica diseñada por el poder burgués, estamos expuestos como nunca a las distracciones más seductoras, e influenciados para que busquemos culpas en las acciones de los demás en una suerte de guerra de todos contra todos, por las violencias domésticas o en el contexto de la sociedad civil , para que terminemos por darle a la vida sentidos momentáneos y volátiles, que admiten su constante recambio sin alterar en forma superadora, los fundamentos mismos de esta sociedad de clases que impone la dominación burguesa por diversos canales pero prevalentemente a través de la institucionalidad del Estado que gestiona esa misma clase opresora
Quienes revisten hoy, en condición objetiva de trabajadores, adhieren en forma mayoritaria ,por una suerte de omisión masiva y pasiva , a las ideologías que desde el poder burgués, le llevan a comportarse con desconocimiento de sí y de lo que implica la existencia del asalariado desenvolviéndose en consonancia de los beneficios que una sociedad de ley y orden , vigilancia y castigo deja en última instancia, solo para la burguesía de conjunto.
Ese desconocimiento de lo que objetivamente son las derivadas de su específica condición de clase y de los objetivos emancipatorios que como parte ella le resultan imperativos, es el factor subjetivo que lo contiene en una agenda existencial y lo lleva a «funcionar y ser eficaz», , para poder sobrevivir dentro de las coordenadas que impone el capital
Lo importante es entonces, que el objetivo emancipatorio de toda explotación y opresión , se aleja de las posibilidades de su comprensión consciente, y se lo deja por lo sofisticado de un existir en el consumo aún en la advertencia de que más temprano que tarde ese consumo se verá obstaculizado por la pobreza estructural que encuentra su causa eficiente en los perfiles específicos que asume la relación capital-trabajo
Asistimos a una actualidad caracterizada por la falta de seriedad y fundamento razonado en el plano específico y colectivo del conocimiento humano , que son vertidas incluso como paradigmas, desde el poder burgués sobre explotados y oprimidos. Este vacío en la conciencia de clase , incorporado de manera sistemática por la ideología de la clase dominante, exhibe sin mayores escrúpulos, las consecuencias a la que nos arrastra el conformismo de nuestro estar y permanecer en ese orden de cosas al que se liga necesariamente un simple sobrevivir en la inmediatez y la irresolución.
En este sentido, la crisis significativa en la tarea de construcción de una dirección política proletaria , no es otra cosa que la resultante del peligroso vandalismo contra el conocimiento y consciencia de la condición de clase que opera en el discurso y las prácticas sociales habituales de gran parte de los trabajadores .
Testimonio de todo esto, y no su causa, son las violencias en la raíz de las relaciones humanas, de esta sociedad de clases. En definitiva, no solo existen las carencias materiales en la satisfacción de necesidades primarias de sobrevivencia, también imperan, y de modo significativo al interior de la propia clase , el odio, la envidia y el resentimiento.
Si la abundancia cotidiana de la indiscreción, los eufemismos, los prejuicios y la presunción de lo falso como verdadero constituyen el ser en sí del trabajador y se propagan, es porque los trabajadores no se reconocen como tales.
Esa ignorancia sustantiva y su existencia sin adscripción reflexionada a los objetivos emancipatorios planteados para su clase desde las propias estructuras productivas del capital, nos lleva a no saber lo que nos toca hacer con los demás por fuera de las emanaciones de las relaciones mercantiles naturalizadas y el doy para que me des específico de ese trato especulativo y utilitarista .
Esa ignorancia y su violencia congénita y estructural, se pagan con catástrofes naturales, con odios sociales interclases , con un sinfín de patologías psíquicas y por último con la desintegración categórica de las instituciones que el propio poder estatal predispone.
Detrás de una derrota cultural de este tenor, que hoy tiene como efecto sensible el estancamiento de la confrontación de clase en un puro economicismo incapaz de revelar esta ignorancia sustantiva en la comprensión consciente de todo cuanto nos aqueja y sus razones ideológicas, se esconde un daño social relevante que toma cuerpo en la desesperanza que nos ubica en este peligroso estancamiento en que nos desenvolvemos, expresado en la ausencia de toda dirección política que conduzca a la clase en sí por el camino de la transformación social , y desande una concepción pesimista del propio existir individual de cada trabajador.
La libertad en abstracto y como un absoluto , hoy se proclama y se instala por todas las vías pensables e impensadas, pero esos mecanismos a la vez, se ocupan de ocultar que esa misma libertad que se pregona se le niega a casi todos los trabajadores por las propias condiciones materiales y las relaciones productivas donde se desenvuelve.
Sin embargo, la batalla decisiva que la burguesía y su poder institucional desatan sobre el conjunto de los trabajadores , no se libra exclusivamente sobre su cuerpo , sino también y de modo determinante sobre su consciencia y su capacidad de representación simbólica e ideológica de cuanto miserablemente le sucede.
No se trata solamente que el trabajador no pueda moverse en defensa de sus intereses materiales inmediatos y desde allí trascender hacia la comprensión exacta de la necesidad de la superación histórica de lo dado en una nueva sociedad . Se trata además, de que ya no quiera hacerlo, por haberse convencido por vía de su ignorancia que quiere sobrevivir así como se lo dicta su opresor explotador . A eso se lo llama consenso.
La lucha necesita del conocimiento y la dirección política .Superar este cuadro de situación, por vía de la propaganda y la agitación socialista, requiere de la construcción organizada de la vanguardia obrera que por autoeducación y experiencias se encamina en esa finalidad socialmente transformadora, conformando su partido de clase y su política .
NUEVO CURSO