Comprender los procedimientos adoptados por la cultura a la hora de dotar a la individualidad humana de sus estatutos existenciales con sus contenidos y sus límites es parte de la tarea que hoy debe emprenderse desde los que luchan frente al fracaso de transitar mas de cuatro décadas en el marco de ilusiones democráticas que hoy se retiran de la escena social y política para dejar ver al Estado con su verdadero rostro opresor de gestión institucionalizada del orden burgués
El desarrollo de esta tarea definitoria de los contenidos de la propia identidad de clase de cada trabajador, no puede ser ajeno a la construcción de un programa político y una organización que lo sostenga como objeetivo a cumplir y en eso no puede eludirse lo elemental, que es poner la existencia de dada uno puesta de manera invariable en la mirada del otro que tiene en común la misma ubicación en el proceso de producción de mercancías y la misma forma de atender a sus necesidades de sobrevivencia
Esto es así porque el espacio de quien se tiene frente a uno, es decir el otro que yo , es donde uno mismo se constituye. Este entramado es el que se ha destruido sistemáticamente por la política de la burguesía, obsesionada por evitar que cada asalariado, no advierta su condición, ni perciba su situación de alienación respecto del objeto que el mismo produce, que termina cosificándolo y convirtiéndolo en un consumidor ,que hace del dinero su único instrumento de vida, en tanto elemento facilitador del acceso a todo lo objetivado en mercancías.
El espacio del en sí mismo y el del otro, la identidad y la alteridad, van de la mano constituyéndose recíprocamente en un entramado que termina por definir la condición de clase en sí de cada trabajador y del conjunto de ellos.
Desde la emergencia en el siglo pasado del orden político signado por los paradigmas del peronismo, el trabajador adquirió una construcción intelectual ideológica que relata ese proceso de conformación de identidad ubicando al trabajo, es decir, a la actividad que desarrollan los trabajadores como un elemento más de los componentes de una ficcional comunidad organizada.
El desenvolvimiento de las formas estructurales del capital, sus ciclos críticos y su globalización se encargaron de ubicar el factor objetivo del fenómeno social, en otro contexto, que ideologiza una lectura de la existencia que se puede sintetizar en la premisa de la posibilidad de una sociedad sin trabajo dominada exclusivamente por la tecnología y su propia dialéctica de desarrollo, que ubica un excedente de personas fuera de los circuitos de la prestación efectiva de la capacidad de trabajo que todo individuo tiene en tanto ser humano .
Este factor objetivo es la causa eficiente del derrumbe del relato peronista en tanto ideología del poder en una sociedad de explotación y opresión de una clase, ejercida sobre otra. Es la necesidad de adecuar las representaciones simbólicas buscando preservar el hilo conductor del engaño identitario y la negación inconsciente de la clase a la que se pertenece, traducida en el consenso a las acciones de dominación, como si estas no lo fueran, es decir, como si fueran propias, aceptables y posibles.
Esto que indicamos, podría ser leído como una reflexión puramente especulativa e inerte por su condición de simple interpretación, pero ocurre que el espacio existencial transicional que estamos viviendo y soportando, dentro del marco generalizado de una crisis global de la capital, está marcado por pujas Inter imperialistas que nos aproximan a un escenario de guerra mundial se nutre de este embate de clase sobre la condición subjetiva misma de quienes se enlistas en las filas de los trabajadores.
La gestión de gobierno, buscando hacer pie en la construcción de un ahora, sin historia, tal como perciben la vida la mayoría de las nuevas generaciones de jóvenes trabajadores, que salen a vender su fuerza de trabajo, se ocupa en el mismo momento de desarrollar escenarios y formas de confrontación con el otro que se nos asemeja socialmente por razones objetivas, activando el principio de diferenciación como lo deseable.
Estos factores actúan como las piedras de toque de la identidad de las mayorías populares tal como ésta fue comprendida y asumida por los trabajadores bajo las banderas redistributivas del peronismo y sus «verdades».
La vida ya no se vive para el trabajador. Ahora la existencia «se aguanta» y si así se hace, eso se considera un valor en sí mismo. Basta escuchar los cánticos tribuneros en el fútbol, para advertir que toda hinchada que se precie de tal debe tener «aguante», de forma tal que la vida es básicamente soportar aún respecto de lo que se ama con pasión.
Ese aguante existencial sin plazo de finalización a la vista, se nutre además de exaltación deliberada de la meritocracia y el emprendedurismo, como elementos componentes insustituibles del acceso a la consideración por el otro, como «buena gente». Lo extraño, lo diverso o distinto a este entramado es lisa y llanamente sobrante y pasible de toda desconsideración.
. El mérito individual sin correlación alguna con los que aportan las condiciones para desarrollar esa capacidad. está casi siempre asociado con el esfuerzo, y entre ambos siguiendo desarrollos propios de la república de Platón , se asientan las bases para determinar qué lugares ocupan las personas en la estructura social y/o en el mercado de trabajo.
Frente a un entorno económico recesivo con contornos sociales asimilables a una sociedad en depresión , lo real no pasible de descripción discursiva por la intervención ideológica del poder burgués, es que se han empeorado todos los indicadores laborales y las condiciones de vida de la clase trabajadora, y la acción que emerge de la gestión de gobierno del Estado , se ha centrado en disminuir los costos laborales; no solo bajar o depreciar los salarios reales , sino también ampliar los márgenes de flexibilización de los contratos de trabajo principalmente a través de la disminución de controles sean estos sindicales o gubernamentales
La lucha por la imposición del programa socialista , su penetración en la clase trabajadora en sí, requiere de la organización identitaria de la vanguardia de la clase , partiendo de que la mirada con el otro arroja la objetiva conclusión de la pertenencia conjunta de todos en una clase que como tal debe, aunar la interpretación de lo real en una práctica militante concentrada en la penetración de los paradigmas del socialismo como nueva sociedad.
Es necesario inscribir en el seno de los que luchan, la caracterización de la Argentina como un país capitalista en donde las tareas democráticas de la revolución burguesa ya han sido desplegadas en gran medida y las que resulten pendientes requieren necesariamente de un proceso revolucionario permanente que tiene como sujeto protagónico a la clase obrera.
El proyecto de nacionalismo económico de cualquier relato peronista , choca con los límites que impone la crisis en los desarrollos específicos de la acumulación y reproducción del capital en la Argentina. Esto habilita la emergencia y rápido desarrollo de la denuncia de la imposibilidad de un desarrollo nacional en los marcos del capitalismo. que debe ser sustituido por la emergencia de organismos de poder obrero, constructores de una nueva sociedad con los paradigmas del socialismo.
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