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BURGUESIA Y POBREZA

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Un estudio desarrollado por la Universidad Católica Argentina reveló que el 62,9 por ciento de los niños y adolescentes vive en situación de pobreza y el 16,2 por ciento se encuentra en la indigencia en nuestro país. Se trata de la cifra más alta desde 2010, según esa fuente

La recepción de esa información y su naturalización creciente en el cotidiano existir donde desarrollamos nuestros vínculos, obliga en primer término casi como mínima reacción sensible a incorporar una dosis necesaria de amor a ese escalofriante resultado, como si fuera poner paños fríos sobre un cuerpo afiebrado.

Sin embargo, pronto habrá que recordar que buscando encontrar una forma que contenga aquello que expresamos como «amor» dándole el carácter de modo  imprescindible en la existencia de todo vínculo humano relacional ARTHUR SCHOPENHAUER  acudió a una forma metafórica que denominó El dilema del erizo  para pronto advertir la insuficiencia de esa exclusiva apelación inmediata frente al drama.  Según el filosofo

 “En un día muy helado, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente la necesidad de juntarse para darse calor y no morir congelados. Cuando se aproximan mucho, sienten el dolor que les causan las púas de los otros erizos, lo que les impulsa a alejarse de nuevo. Sin embargo, como el hecho de alejarse va acompañado de un frío insoportable, se ven en el dilema de elegir: herirse con la cercanía de los otros o morir. Por ello, van cambiando la distancia que les separa hasta que encuentran una óptima, en la que no se hacen demasiado daño ni mueren de frío”.

  Desde la misma observación, también Gabriel García Marques, supo decir que un gran novelista de nuestro tiempo se preguntó alguna vez si la tierra no será el infierno de otros planetas. Tal vez sea mucho menos: una aldea sin memoria, dejada de la mano de sus dioses en el último suburbio de la gran patria universal. Pero la sospecha creciente de que es el único sitio del sistema solar donde se ha dado la prodigiosa aventura de la vida, nos arrastra sin piedad a una conclusión descorazonadora: la burguesía va en sentido contrario del bien común tantas veces vendido.

  En “Exhaustos y sin fuerzas”,  Samuel Beckett , nos orienta para decir en una suerte de interpretación libre que los derroteros de la burguesía por varios siglos de la historia humana han terminado haciendo que todo se haya ido a la ruina . Todo está degradado. Ellos como clase , dominando el todo, arruinaron y degradaron todo. Porque no es este un tipo de cataclismo de esos que vienen con la así llamada ayuda humana inocente. Al contrario, es por el propio juicio del burgués, su propio juicio sobre su propio ser , con independencia de cualquier Dios traído del medioevo. El burgués es así, artífice exclusivo de haberse constituido en la criatura más horrible que pueda imaginarse . El mundo se ha envilecido porque todo ha sido degradado desde que ellos, los burgueses, lo han adquirido y a partir de que han adquirido todo en un pelea engañosa  y deshonesta , lo han envilecido todo, porque todo lo que tocan lo degradan . Declararon derechos universales, hablaron de igualdad ante la ley como la receta de lo deseado y la victoria final con su pretendida república. Ese era, según dijeron allá por 1789 y repiten con hipocresía aún , el camino  hasta la victoria final, hasta el desenlace triunfal de lo humano . Todo esto cayó por sí mismo y dejó ver que todo consistía simplemente en comprar-vender y degradar, sobre todo esto último. Puesto en otras palabras, poseer, degradar, comprar , a veces con disimulo. A veces con dureza. A veces, amablemente. A veces, brutalmente genocidio mediante y siguen así, como ratas atacando en emboscada, porque su victoria debe ser con rendición incondicional de quienes se permitan pensar en oponerse. Por eso para ellos es esencial que los otros, los sometidos, los humillados, piensen, internalicen que lo que se le presenta en el espacio de las apariencias como lo bueno y deseable es el resultado de ninguna lucha ni conflicto. No debe haber ningún tipo de conflicto a cambio de evitar la repentina desaparición de esa otra parte empeñada por no consentir, no seguir las sombras y buscar la luz. a como diere lugar

Ahora, estos victoriosos que atacan de emboscada, gobiernan la tierra sin importarle destruirla, ni dejar rincón de este mundo donde uno pueda salirse de ellos, porque se han apropiado de todo, en especial de nuestras mentes , nuestras ideas, nuestra intimidad .Somos también suyos , celulares, pc, redes mediantes y suyos son también nuestros sueños ,si es que pueden  llamarse así . Suyos todos los momentos de nuestro existir y en el mismo instante hasta nuestro silencio.

Hoy, sin que podamos percibirlo o no nos adentremos en el complejo entramado de entender el sentido de nuestra existencia como trabajadores en este escenario de la triunfante burguesía que decae por sus propias premisas fundadoras , parece que todo el empeño esta puesto en convertirnos definitivamente en el Winston Smith, de la novela  1984 de George Orwell,  para que definitivamente «asimilemos» que LA GUERRA ES LA PAZ,  LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD,LA IGNORANCIA ES LA FUERZA .

Sin embargo, por fuera de estas caracterizaciones queremos rescatar un factor: la voluntad, esa tan despreciada por gestora y paridora de uno de los dos «demonios» que se nos quiso vender junto con  el preámbulo de la Constitución. Esa voluntad, puede recuperar vitalidad vestida de determinación y patear esa falsa construcción ideal de lo que se dice real y recuperar lo que Engels, supo escribir ante una nueva edición del Manifiesto Comunista, habiendo fallecido ya Carlos Marx .

Pudo decir entonces, reivindicando esta guía para nuestros desvelos y brújula nunca perdida para la militancia:

«Desgraciadamente, he de firmar solo el prefacio para esta edición. Marx, el hombre a quien la clase obrera de Europa y de América debe más que a ningún otro, reposa en el cementerio de Highgate y sobre su tumba crece ya el primer césped. …. Más necesario, a mi juicio, es que  se recuerde, explícitamente y una vez más, lo siguiente:

La idea fundamental y sostenida del Manifiesto, de que la producción económica y la estructura social determinada por ella, forman, en cada época histórica, la base social de la historia política e intelectual de esa época; que, por consiguiente (y a partir de la abolición de la primitiva propiedad común de la tierra), toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, luchas entre clases explotadas y explotadoras, dominadas y dominantes, en los diversos grados del desarrollo social; que esta lucha, empero, ha alcanzado hoy un grado en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede librarse de la clase que la explota y oprime (la burguesía) sin librar al mismo tiempo y para siempre a la sociedad entera de la explotación, la opresión y la lucha de clases —esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx

Con este norte en la determinación, tal vez el refugio existencial de todo trabajador sea marcado por la poesía de la lucha y en ese marco recordar como la escribe Ismael Héctor Varela, que:

Si algún golpe de suerte, a contrapelo

a contrasol, a contraluz, a contravida

te torna pájaro que quiebra el vuelo

y te revuelca con el ala herida

Y hay tanto viento para andar las ramas

Tanto celeste para echarse encima

Y pese a todo, vuelve la mañana

Y está el amor que su milagro arrima

Por qué caerse y entregar las alas

Por qué rendirse y manotear las ruinas

Si es el dolor, al fin, quien nos iguala

Y la esperanza, quien nos ilumina

Si hay un golpe de suerte, a contrapelo

a contrasol, a contraluz, a contravida

Abrí los ojos y tragate el cielo

Sentite fuerte y empujá hacia arriba

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