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Las jubilaciones y el sujeto social del cambio.

“…….una jornada nacional coordinada que unifique y potencie el embrionario pero creciente proceso de movilización de jubiladas y jubilados”. Esa es la propuesta de Marabunta que nos trae y reproduce Socialismo Revolucionario Rosario.  La convocatoria llama al aprovechamiento circunstancial del día del jubilado 20 de setiembre para movilizarse y se funda en que las últimas gestiones de gobierno nacional y provincial dejan ver que “como siempre”,” el haber jubilatorio es variable de ajuste. Pero como nunca, ha caído por debajo de la línea de pobreza y hasta de indigencia”.

Este argumento y lo reivindicativo de la convocatoria se marca en el hecho de que se invita a hacer acto de presencia y marchar por mejorar el sistema previsional, defendiendo las conquistas adquiridas, incluidas las ya que “el poder se ejerce oprimiendo al eslabón más débil de la cadena de los explotados por el capitalismo

Por fuera del luchismo que subyace al interior del llamado que hace esta organización que busca afanosamente asimilarse con las hormigas, se manifiesta que la misma es devota del método de, “hacer presión “ sobre el parlamento, ya que este aparato del Estado no es permeable a ella

– Sin embargo y más allá de la esterilidad práctica del método en cuestión , hay que advertir que en pocos renglones los que se adjudican legitimación social para convocar a una marcha, incurren en una falsa afirmación presentada como verdadera . Los jubilados no producen valor en tanto están en situación pasiva, no venden su fuerza de trabajo a nadie, y no se les paga por actividad realizada sino por su condición de caducidad en ese rol y reconocimiento solidario del resto de la sociedad de la habilitación de un sistema de reparto de lo que de conjunto han aportado al tiempo de ser activo desde su salario y lo que concurren a integrar los actuales trabajadores activos del salario que perciben . Desde esta objetividad lo cierto es que los pasivos no son explotados sino oprimidos por el orden social y que esta situación le viene dada por la condición tributaria de como se encuentren en la relación capital-trabajo los actuales trabajadores activos.

En nuestro país, la pobreza es ascendente porque la producción de valor del trabajo humano no implica lo suficiente para que el capitalista mantenga su plusvalía, y pueda evitar la tendencia decreciente de su tasa de ganancia. En nada de ello está implicado de modo directo el jubilado que en todo momento liga su suerte a la condición real del trabajador activo.

En Argentina, la tasa de desempleo formal es creciente y casi se diría constante. Esto implica menos aportantes al sistema de reparto que mide el haber jubilatorio y por ende mayor necesidad de que ese sistema sea subsidiado por otra línea de aportes que necesariamente proviene del estado que para ello tiene dos variantes. Imprime o crea dinero o bien incrementa las alícuotas de impuestos existentes o crea otros nuevos.

Todo esto significa no otra cosa que, la situación de la población jubilada no se soluciona con una marcha por un reclamo sectorial, sino del conjunto de la clase trabajadora organizada políticamente en un partido de clase, y en ningún caso con una marabunta que de serlo realmente , no  vería necesario convocar a nadie y se bastaría con sus propias fuerzas, pero empeñada como está de dotar a los trabajadores de una agenda a de comprender que son los trabajadores los primeros en dar la espalda  a los jubilados en tanto culturalmente no se sienten unidos a ellos. Una sociedad en la que los jóvenes se construyen como sujetos consistiendo la idea liminar de que todo cuanto tiene mérito se da en el hoy, difícil es que consiga comprender que en algún momento nadie adquirirá su capacidad de trabajo en razón de la edad y no tendrá medios materiales suficientes para sobrevivir.

Pero si esos jóvenes trabajadores por algún momento en la última década hubieron de prestarle oídos a las hormigas agregadas, podrán recordar como este grupo no ha dejado de indicar que las fuerzas productivas crecen, por lo cual la situación de los grupos humanos pasivos, excluidos de la producción debería mejorar y no empobrecer, salvo que se alegue que el problema es de distribución de la riqueza y no de su generación. En base a esa premisa falsa de la cual deducen la lejanía de todo cambio social superador que implique una nueva sociedad, ahora pululan por las calles sin mayor atención de la mayoría, diciendo que los jubilados son explotados y que lo que deben hacer es agruparse y movilizarse para pasar a un rol político activo .

Lo cierto es que se olvida lo elemental, la explotación nace y se constituye en una relación social de producción determinada, y no ha de cesar si esa relación no es superada, y que quienes tienen legitimación económica, social  y política para plantear ese objetivo son los trabajadores activos, pues son ellos quienes tienen la herramienta y la posibilidad en lucha   de detener la producción por vía de la huelga general  y afectar de modo efectivo y concreto el interés específico del burgués.

Marx pone énfasis en la extracción de la plusvalía de los sectores explotados y en las relaciones sociales de producción capitalista  que  pese a los antagonismos que generan en sí, se reproducen culturalmente admitidas , gracias a las operaciones  de corte ideológico que materializan tanto su personal político como sus intelectuales orgánicos.

Sin embargo y sin negar lo afirmado, se aclara además que, son los dispositivos de pode de la burguesía como clase de conjunto, los que oprimen a distintos sectores de esa misma sociedad dividida en clases sociales antagónicas y enfrentadas.

la Opresión procedería de las distintas maneras en que se conjugan las relaciones de poder, y sus estrategias para disciplinar los cuerpos, sobre todo en lo que respecta a las subjetividades que ponen en crisis al capital dominante al mostrar los efectos pauperizantes del existir bajo su normatividad.

 La propia organización que se hace llamar “Marabunta” en clave luchista y movida por la desesperación de los oportunistas, pone de relieve este aspecto cuando en su convocatoria para el 20 de setiembre dice enfáticamente que: “…..la cuestión previsional es un problema para el sistema capitalista a escala mundial. El crecimiento en la expectativa de vida va a contramano “de la explotación y acumulación del capital, que tiene que «mantener» una masa creciente de la población mundial a la que no le puede extraer plusvalía

En sentido inverso son los propios cuerpos de los jubilados los que padecen un modelo opresivo gestado por las relaciones de producción capitalistas que contienen en sí los signos de la explotación   Son los jubilados los que reciben en forma opresiva, la impronta de la explotación que sufre el trabajador, y lo hacen de un modo diferente a los cuerpos que se incluyen en la explotación de la fuerza de trabajo. En la explotación capitalista el cuerpo es abstraído como fuerza de trabajo para así adquirir un valor bajo la forma mercancía; la vida del cuerpo padece un violento ejercicio de abstracción impersonal en su devenir mercancía constituyendo la alienación del trabajador. En cambio, , como efecto de la Opresión, las vidas de los jubilados y sus cuerpos son marcadas por el servilismo, de un modo inmediato, y en su ser más íntimo, por el propio existir que le impone el poder burgués.

La jubilación  es una forma de la opresión emergente del modo de producción capitalista, por lo que la búsqueda de la dignidad humana a través de ella, luce una vez más como una expresión fallida del reformismo que buscando consolidarla y revestirla de matices humanitarios de los que carece de por sí , acepta la relación asalariada , naturalizándola y omitiendo denunciarla como vínculo fundante de la explotación del trabajador , teniendo en cuenta también su desarrollo bajo las condiciones específicas del capitalismo. En definitiva, La Explotación y la Opresión no se yuxtaponen ni son sinónimas, pero tampoco se separan del todo, sino que, en sentido inverso, denuncian una relación de reciprocidad excluyente.

Marabunta y asociados mantienen a sus militantes, corroídos por su reformismo oportunista, que les hace llamar a votar a Massa en la última farsa electora, “ para evitar el fascismo”, siendo el propio Massa y sus laterales quienes hoy dejan planteado el negocio de los llamados seguros de retiro o jubilaciones privadas. Marabunta se mantiene y busca que los jubilados hagan lo propio, en la pura reivindicación de su existencia singular, en la esperanza ideologizada de que la misma puede ser reabsorbida en el movimiento interno del capital,” que esta más vivo que nunca pues es evidente que crecen las fuerzas productivas” .

La tarea no es adherirse a jubilados de hoy en su específico reclamo impulsando su movilización, y luego repudiando la represión   sino advertir  y enunciar la concatenación que tiene el problema de ese grupo población con el problema primario y esencial derivado de la relación capital-fuerza de trabajo en su condición de sede de los caracteres distintivos de una relación de explotación . Si se advierte ese factor y se denuncia la opresión de los jubilados de hoy, lo necesario será la agitación y propaganda de los efectos de la crisis del capital y el imperativo categórico de su superación por el poder obrero, su dictadura de clase, y una nueva sociedad desarrolladora del programa socialista.

Opresión, explotación, discriminación hacia la vejez y dominación constituyen elementos propios de la vida humana que, de hecho, experimentamos de un modo u otro casi a diario. Puede decirse que todos esos conceptos definen por los efectos un concepto totalizador que es lo que  en concreto exhibe el orden social capitalista. Siendo así, lo propio y pertinente no puede desligarse del imperativo de superar esos elementos esenciales de lo dado y existente, siendo los trabajadores como clase social, los convocados a esa tarea emancipatoria.

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