Según se ha podido apreciar hasta hoy , tomando como referencia el voto que puso a la libertad Avanza en la gestión de gobierno de los intereses específicos del poder burgués, a través de la institucionalidad del Estado y sus emergentes, y el tiempo que lleva en actividad ese gobierno, no ha sido objetada o impugnada por la población en general, su política criminal, ni tampoco la clase trabajadora en sí se ha proyectado en sentido al menos adverso a lo programado por el Estado
Tomando en consideración ese dato, la primera advertencia que hay que hacer, sobre todo ante la posibilidad cierta de que avance el tratamiento del proyecto de ley que propone bajar la edad que define la capacidad penal de las personas menores de edad, y la vigencia de muchos de los nuevos códigos procesales en las provincias , es que el formato de control criminal que postula el Estado en ese marco de su política concreta tiene consenso para el avance de ese proyecto para convertirlo en ley y lo propio ocurre en referencia al modelo represivo en sí, que incluye de conjunto a todos los estamentos institucionales, reglamentario y protocolares de la llamada desde el estigma punitivo, protesta social «contraria a los derechos de otros ciudadanos» .
Sobre la base de este presupuesto, no hay que perder de vista que el derecho penal establece en su formulación y su aplicación concreta sea por agencias represivas o por las sentencias de los jueces, una ideología oficial que reposa en una ambivalencia entre, la naturalización del crimen como una circunstancia social (criminología del yo) y la necesidad del castigo con tendencia a su incremento permanente , mediante un “discurso de miedo social”, y la apología discursiva de “ley y orden” o “guerra contra el crimen” para retroalimentar una legislación mas radicalmente punitiva que la existente, sea por la baja de la edad de punibilidad, la extensión de las penas o la creación de nuevos tipos penales .
Este modelo , adoptado al menos en los últimos treinta años, aumenta el propio sistema selectivo penal, incrementando y reforzando las imágenes de arquetipos, y la discriminación social, a lo que se le añade, el discurso de protección de las diversidades-identidades.
Este escenario con montaje de apariencia, oculta un dato relevante que es, que en general los sujetos que se vinculan por la norma penal y la relación social que la contiene surgen desde los sectores vulnerables socialmente, particularmente de aquellos que han sido expulsados de manera estructural de la producción formal de mercancías o servicios ligados a esa producción , por lo que el contenido de la selectividad penal es marcadamente de clase . Dicho en otros términos, los sujetos atrapados en los hechos por la norma penal que legaliza el castigo y las practicas represivas no son todos los ciudadanos en igualdad ante la ley tal como lo postula el marco teórico justificativo de tal proceder, sino los previamente violentados por la exclusión .
Por lo tanto es un embuste, abordar el problema criminológico que trae consigo la determinación de bajar la edad por la que se considera a un ser humano capaz de comprender el alcance y las consecuencias criminales de sus actos , desde el punto de la igualdad ante la ley y quedarse enfocado en el arbitrario designio de una edad, sin aclarar que los niños adolescentes a los que se remite la reforma, son claramente los de los sectores sociales vulnerables por su exclusión objetiva del circuito productivo de mercancías .
Por esta circunstancia , es que la determinación política del gobierno ya enunciada al momento de la presentación del proyecto, tiene un claro y marcado enfoque clasista que se propone poner bajo la norma penal en forma más enfática a los vulnerables de la población sometida a la exclusión previa en la posibilidad de ofrecer en el mercado su fuerza de trabajo.
No cabe en la especie acudir al concepto de ciudadano, para alegar una razón ética ,valorando como injusto el proceder de la gestión de gobierno burgués. Con ese abordaje y esa práctica, se alimenta la confusión y se facilita el empleo segmentado de los medios a la hora de contribuir a la gestión de una opinión pública favorable a la iniciativa gubernamental. No cabe a la vanguardia de trabajadores acudir a justificaciones abstractas. En la base del fenómeno estamos frente a una política criminal clasista que naturaliza la dominación de clase que impone la burguesía y se la dirige estratégicamente hacia aquellos que han sido abandonados a su suerte por su previa exclusión social.
Desde la vanguardia de trabajadores no hay que correr presurosos a embanderarse con una consigna que es un efecto y no la política criminal en sí. El tema no es «no a la baja», si a la par la vanguardia de trabajadores no toma para sí la denuncia del orden normativo penal en sí, y en particular el carácter selectivo del mismo. No hay una sola infancia que pueda ser tratada bajo el marco normativo único que impone la burguesía. Esto no ocurre en la existencia real por la presencia constatable de los parámetros de selectividad previa , y los estereotipos ideológicamente creados con esa funcionalidad de dominación opresiva.
El fenómeno particular marcado por seres humanos en desarrollo en el espacio de la niñez, adolescencia ligado con criterio selectivo a la norma penal y el territorio habilitador para el ejercicio represivo de las agencias predispuestas para descargar violencia sobre esos cuerpos, lo que hace es blanquear el criterio burgués para un orden social en crisis de reproducción del capital sobre ese sector poblacional , descartando en plano de apariencias la sustancial incidencia que tiene la condición de clase en esas personas, que quedan por fuera de toda declaración de derechos del niño, y convenciones internacionales conexas , para dejarlos encorsetados en las normas prohibitivas penales y la condición final de sujetos de castigo.
La difusión de este espacio del fenómeno en sí, y la propaganda programática de la necesidad de una transformación social superadora de las relaciones de producción que imponen las presencia de clases antagónicas en el orden social capitalista debe ser parte de la acción militante orientada estratégicamente a la construcción del poder obrero, desde donde gestionar en nueva sociedad que materialice el programa socialista, para una sociedad sin explotadores ni explotados.
Nuevo Curso.