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EL AYER  Y SU PROYECCIÓN EN ESTE PRESENTE DE  “HÉROES” Y ASADO DE FESTEJO

Aquella configuración de relaciones sociales que llegó a caracterizar  los paradigmas de la sociedad civil y las expresiones jurídicas de la estatalidad , leídas desde  su particular cosmovisión, estilo de pensamiento, mundo de vida ético-político propia de la década del sesenta y mediados del setenta del siglo pasado ha terminado por dejar de trascender a partir de haber perdido el sujeto social concreto que la corporice y la reproduzca cerrando el ciclo abierto por las prácticas genocidas iniciadas en la masacre de Trelew y extendidas como modalidad de acción del poder burgués estatal hasta el presenteLas desapariciones , los cuerpos exterminados, las torturas, apremios , vejaciones sucedidas durante la dictadura, perviven en la democracia formal y al interior de las fuerzas represivas de las agencias estatales y sus servicios de inteligencia y a ellas se le añade en las relaciones de producción las lógicas específicas del mercado con sus recetas liberales y sus paradigmas que materializan el sentido de lo que debe ser caracterizado como acción humana libre . Finalmente, la inicial resistencia por vigencia de libertades democráticas y sus garantías individuales ha mutado por lucha por derechos subjetivos sectoriales concentrada en su afirmación jurídica mediante declaraciones por el propio estado opresor.

Frente a la ofensiva que como manotazo de ahogado que frente a su propia crisis de reproducción exhibe el capitalismo a través de la burguesía y la institucionalidad Estatal de la que se vale, no es posible ni siquiera abrir un campo de resistencia, si el mismo tiene fundamento exclusivo en los Derechos Humanos, que no son hoy las luchas por aparición con vida de la segunda mitad de la década del setenta.

Cuanto corresponde hoy es dar por agotado ese ciclo en tanto la lucha de clases se nutre solo de fundamentos económicos ligados a la falta de ingresos suficientes por los trabajadores y sectores populares desplazados al espacio de población sobrante y sobre esa tendencia impugnar la relación capital-trabajo que esta en la base de todos los padecimientos de explotados y oprimidos , cuestionando la legitimación por legalidad formal que exhibe el aparato gubernamental de la burguesía y todo el personal político encargado de esa gestión en el interés específico de esa clase dominante dentro de una estructura capitalista, tardía , atrasada y dependiente en un contexto estructural que reproduce la desigualdad social desde la desigualdad que impone la relación con el capital financiero internacional y las prácticas imperialistas que le asocian con sectores específicos de la burguesía local.

No es en el espacio de la forma jurídica, cualquiera fuese su contenido donde existe la posibilidad de resistencia eficiente a la desesperada ofensiva del capital, sino en su propio talón de Aquiles que es la traba e impedimento que la burguesía tiene para reproducir de modo consensuado su dominación de clase. Es ese dato objetivo de traba objetiva en el desarrollo capitalista local e insuficiente rendimiento del valor creado por el empleo de fuerza de trabajo el que habilita la confrontación directa de clase contra clase y a la vez , el mismo que demuestra a propios y extraños la crisis de dirección que los trabajadores padecen como clase en tanto su vanguardia no corrige su militancia hacia la organización política de sus propias fuerzas tras la tarea de generar una política de clase por el poder obrero y el programa socialista.

No es con la seguidillas de marchas “en defensa de” que se consigue superar esta situación desfavorable al desarrollo de la tendencia hacia el cambio social, porque al ser “en defensa”  y “de” se están marcando los dos espacios que agonizan en su esterilidad ya que no se trata solo de defenderse atajando golpes que en el mejor de los casos neutralizan un golpe específico pero no evitan el siguiente , sino de ofrecer una acción de resistencia permanente que lleve en sí, la posibilidad de una ofensiva clasista y obrera contra el orden burgués y la clase dominante de conjunto.  Dicho de otra manera, no son defensas de las jubilaciones, de la educación, de la universidad, de la libertad individual frente a la violencia estatal, sino impugnaciones al régimen capitalista de conjunto y a la dominación opresiva y explotadora de la burguesía, lo que habilita la lucha política y en un mismo movimiento le otorga sentido revolucionario.

Se trata en definitiva, de dar cuenta de  la totalidad concreta del capitalismo  como un “todo estructurado y dialéctico, en el cual puede ser comprendido racionalmente cualquier hecho” de su matriz como un espacio de explotación y opresión que se pone de manifiesto . Es el capitalismo y no su régimen particular de gobierno el que debe ser mostrado a la clase trabajadora en sí, por la acción de propaganda de la vanguardia organizada como partido político de clase, como una totalidad convertida en estructura significante para cada hecho que explique cabalmente cómo cada hecho participa en la construcción de la actual y desigual realidad social.

Esta descripción conceptual del nutrido y contingente conjunto de hechos que produce la gestión de gobierno burgués por su institucionalidad burguesa, exhibe con grado de evidencia probatorio  la amplia gama de  recursos estratégicos de que dispone el poder dominante en la lucha hegemónica para coartar la formación de una fuerza social de clase que antagonice con su modo de dominación y sofocar sus acciones mas elementales y primarias que pudieran presentarse en la realidad con contenido opositor a los cambios en el régimen de acumulación en crisis impone.

El poder burgués toma forma y se construye desde determinada realidad histórica y coyuntural y desde ella se desenvuelve en el espacio social para hacerla jugar a favor de sus intereses materiales, aún cuando esa misma realidad esté dando cuenta de su crisis de reproducción y le imponga una nueva acumulación primitiva con sus perfiles de intensificación de la explotación y la opresión. La clase trabajadora no puede operar en la confrontación que emerge de la lucha antagónica de clases con instrumentos propios de los consensos democráticos transitorios que esa misma burguesía dominante en su oportunidad se vió forzada a declarar en post de su condición de clase opresora, porque son esos instrumentos jurídicos los que dan cuenta de su agotamiento y vacío de contenido.

Nuevas herramientas de lucha, a partir de la nueva generación de trabajadores, organizados con la forma de partido político de clase con política autónoma, y programa socialista revolucionario es la tarea del momento y la difusión de ellas para que sean tomadas por los trabajadores requiere de un cambio de contenido en la agitación y propaganda a desplegar.

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