Esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. …..ya hora de que los comunistas expresen a la luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones, saliendo así al paso de esa leyenda del espectro comunista con un manifiesto de su partido . Karl Marx, Manifiesto Comunista.
Alienación y fetichismo, son categorías centrales para la comprensión y la crítica que se dirige en términos necesariamente políticos hacia el capitalismo realmente existente y traen consigo, el imperativo sobre la voluntad de la clase trabajadora, relativo a la necesidad de un cambio revolucionario de las relaciones sociales de producción desde una nueva teoría social, puesta en acto por un sujeto social específico que es el proletariado sobre quien se desenvuelven ambos fenómenos opresivos que le restan la condición de objeto y lo ubican en el lugar de objeto .
Mas allá de esto y por esto, como lo señala Néstor Kohan, la unicidad del desarrollo del pensamiento filosófico de Marx, con la objetividad concreta de los elementos de la teoría económica hacen que la categoría conceptual que se obtiene desde la alienación del trabajo y su estudio, se extiendan en su aplicación hacia otros ámbitos y esferas como la del Estado, la política y las formaciones de la conciencia social, articulándose de esta manera con cuanto también se dice respecto de la de la ideología , dejando atrás el concepto de hombre genérico, todo lo cual marca la significación que tiene la tarea de difusión propagandística para su comprensión por la propia vanguardia de la clase trabajadora, que durante décadas ha sido sumergida por el reformismo y el cretinismo parlamentario en el más burdo economicismo, transformada en una suerte de sindicalismo ampliado y concentrado a la vez en las premisas de un programa mínimo, reproductivo del orden social capitalista.
En ese sentido, la posibilidad que deja abierta la aplicación del método marxista sobre nuestra realidad histórica implica comprender el origen último del fenómeno específico de la alienación y es desde esa posición en la que nos dotamos de elementos que permiten también dilucidar el contexto en el que esta puede desaparecer, que desde el punto de vista político es el objetivo primordial de la militancia transformadora con premisas socialistas de nueva sociedad.
En todos los casos y siempre que la realidad concreta marcada por el conflicto social nos pone frente a un fenómeno específico y actual, no hay que olvidar como se sostiene en La ideología alemana, que “no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando por aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida”.
La alienación entendida como escisión o extrañamiento es una condición ontológica del ser humano que tomo forma visible desde la irrupción de lo religioso a partir de que por ese tipo de producción intelectual y de discurso, el hombre se convence de la existencia de una divinidad imaginaria y se somete a ella.
Los seres humanos en situación de alienación subjetiva, necesariamente implica en una sociedad de clases, ese fenómeno social general que sin embargo, a través del fetichismo de la mercancía toma la específica forma de alienación que predomina en el modo de producción capitalista.
Marx supera con sus planteos la visión que coloca la alienación como problema filosófico, abstracto, sino como fenómeno de la realidad Es decir, sobre la constatación ontológica que padece el sujeto en su existir avanza sobre lo que le es dado en su momento histórico y lo direcciona desde otra perspectiva ubicando a la alienación como hecho concreto que opera a partir de la estructura específica que asumen las relaciones de producción en el modo capitalista.
Es por esto último que en los Manuscritos Económicos Filosóficos dice lo siguiente:
“Nosotros partimos de un hecho económico, actual. El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no solo produce mercancías; se produce también a sí mismo y el obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general”
Así las cosas, la alienación ya establecida como un extrañamiento que condiciona la naturaleza humana, además expresa al ligarse a lo concreto que exhibe la relación de producción que conecta al capital con la fuerza de trabajo humano, la existencia del objeto que emerge de ese vínculo , su producto, la mercancía, que se enfrenta al trabajador como un ser extraño, como un poder independiente del productor.
Dicho, en otros términos, el producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del hombre por el desenvolvimiento concreto de su capacidad de trabajo es su objetivación.
Esta puesta en concreto cotidiana de la capacidad de trabajo y producción que exhibe el hombre, aparece en el estadio de la economía capitalista como desrealización del trabajador, es decir, como objetivación, y está a la vez como pérdida del objeto producido y servidumbre hacia él, dando a la apropiación privada por otro , el carácter de extrañamiento, que implica necesariamente, enajenación.
Vista desde esta perspectiva, la alienación leída como forma de estar del hombre en el mundo, coincide con una precisa realidad económica y con un fenómeno específico: el trabajo asalariado y la transformación de los productos del trabajo en objetos que se contraponen a sus productores. La alienación es así el resultado histórico de la generalización de la producción de mercancías y de la especificidad de la sociedad burguesa.
En los aportes de Marx se construye de manera definitiva la noción de alienación a través de la exposición descriptiva que hace del trabajo enajenado, desde la relación de producción capital-fuerza de trabajo.
Desde las contradicciones reales que se producen entre el trabajo como fuente de creación de riqueza diversa de la que ofrece la naturaleza y la depauperación física y espiritual del que trabaja, fuente material de la explotación del trabajador
La alienación es en el hombre, pero no entendido como ser genérico abstracto sino como trabajador cuya fuerza de trabajo es empleada para la generación de valor a través de la producción generalizada de mercancías.
Lo propio ocurre, en el plano de la fetichización con la relación que tiene el trabajador con el producto “ley”. La norma jurídica es un producto intelectual con valor creativo de poder o su reproducción por la clase dominante que se expresa por fuera del trabajador y le impone sus condiciones de existencia social dominándolo y transformándolo en un objeto pasivo de sus mandatos. Una norma, por ejemplo, que impone las condiciones laborales en como se realiza la fuerza de trabajo adquirida por el burgués, es parte de ese fenómeno de alienación que padece el obrero, y con ello, una suerte de nutriente de su extrañamiento servil. Es esto lo que oculta la táctica de asignación de derechos subjetivos por la que por más de cuatro décadas se buscó que tuviera contenido la lucha social. Una suerte de soga al cuello apretada por el mismo sujeto que trata de liberarse de ella.
Esa situación es también aquella en donde anida la condición de sujeto revolucionario del materialmente explotado y su capacidad de emancipación que no reside en cualquier otro posicionamiento social.
Con frecuencia en estos tiempos y desde las acciones y propaganda de la izquierda de la república burguesa, se alude a “la lucha de los jubilados”.
Se habla también del “trabajador jubilado”, en el mismo orden la referencia a la lucha estudiantil por presupuesto, y se les asigna a esas expresiones carácter potencialmente transformador con constante llamado a la unidad. Al hacerlo se elude, se olvida, o como se quiera nombrar esa omisión significativa, del carácter fundante que tiene la relación alienación-fetichismo con la objetiva vinculación de capital-fuerza de trabajo, en los basamentos reales de este orden social que nos somete y oprime.
Esto hay que ligarlo a la premisa del manifiesto comunista, que esta esbozada como línea rectora para los trabajadores del mundo , en cuanto a que el contenido de su intervención política consciente es de corte emancipatorio y superadora de extrañamiento estructural en el que sobrevive dentro del orden social capitalista. Estudiantes, jubilados, y sectores medios no son objetivamente posicionados en esa realidad, por lo que su intervención política tiene que ser deliberadamente ideológica a partir de admitir y asimilar el rol de vanguardia que le asiste a la clase trabajadora obligada a emanciparse para adquirir existencia humana en la nueva sociedad que está llamada a gestar como superación de la barbarie capitalista.
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