La degradación humana en el capitalismo en crisis, implica nuestra creciente reducción como trabajadores a la condición de objeto dominado por la sociedad de producción mercantil generalizada, donde triunfa el aislamiento que reduce nuestras potencias subjetivas, y nos sumerge en la frustración .
En ese contexto frustrante no falta quienes se anotan y mandan currículum por internet, para que la clase dominante los considere como intelectuales orgánicos, disfrazados esos sí, de interpretes sociales con vocación de cambio, que por supuesto no consideran en lo actual y remiten a generaciones futuras, olvidando que sus eventuales lectores u oyentes, viven en este mundo aquí y ahora e inmersos en una cultura donde el porvenir es largo, tan largo que nada significa en las acciones de lo cotidiano en donde cualquier perspectiva a futuro brilla por su ausencia en el plano consciente de quienes se integran en la clase trabajadora.
Dentro de este escenario emergen quienes ausentes de toda vergüenza se toman la tarea de desnaturalizar las propias herramientas políticas que la clase trabajadora ha podido construir no frente a un ordenador o en un escritorio-laboratorio, sino por su propia experiencia histórica triunfante como lo fue la revolución de los soviet en octubre de 1917.
Una expresión de esta expresión es aquella que afirma que en Argentina 2024 , existen “organizaciones que conciben a la clase obrera como mera masa de maniobra, como un sujeto pasivo, al que el partido, desde afuera, debe movilizar a partir de consignas”. Con esto, por elevación pretenden desarticular el legado Bolchevique, sin detenerse en advertir, que si algo no tienen las organizaciones existentes es un perfil bolchevique. Casi es posible decir lo inverso, que estas adolecen de la carencia de toda referencia comparativa con el partido de Lenin -Trotsky.
Más aún si lo que se busca es señalar un error conceptual, centrado en un presunto obrar ideológico de esas organizaciones , según se sigue de la denuncia de manipulación de masas , que se contiene en la premisa difundida con denuedo , habrá que decir es que lo que existe es precisamente lo inverso, esto es, en el actual estadio de lucha de clases en Argentina, las organizaciones que se autoperciben como voceros de la clase trabajo, lo que hacen es “adaptarse” al sentido común de las masas trabajadoras, de las que buscan pulsar sus expresiones, no en experiencias concretas confrontativas con el programa socialista y en lucha contra el orden social dominante.
Dicho de otra forma, en Argentina no existe organización política que se conforme y se estructure en militancia que implique tareas de penetración del programa socialista en la clase en trabajadora en “si”, sino organizaciones reformistas y oportunistas que solo tratan de pulsar el sentir común de la masa trabajadora buscando adaptarse a esa situación contingente en el anhelo de que esa adaptación se transforme luego en un voto receptivo al tiempo de las cíclicas compulsas electorales, toda vez que el faro de todo este tipo de intervenciones es el parlamentarismo y la posibilidad de modificar las contradicciones del sistema desde ese propio sistema.
Lo que impera en las organizaciones políticas más significativas de lo que genéricamente se exhibe en plano de apariencia como “izquierda”, es la adaptación a las expresiones pequeño-burguesa de un sector del populismo que se debate en retirada crítica. Lejos se está de cualquier referencia bolchevique en ese actuar oportunista.
Por fuera de esa actitud frustrante y producto de la frustración , es posible advertir en sentido inverso que solo construyendo organización política y haciendo que esta surja y forme parte de lo real existente y no se constituya en un cenáculo que reúne a lectores prodigiosos que compulsan sus saberes entre sí y se limitan a la actitud filosófica a la que aludía Marx en la Tesis XI sobre Feuerbach,
El problema de la organización de un partido revolucionario , sus formas, sus métodos, y acciones concretas, se desarrolla sólo a partir de una teoría de la revolución misma. Precisamente, esa es la gran faltante en la extrapolación de premisas que adjudican al Leninismo. Lo hacen a sabiendas de que así expuestas ganan en contundencia y presuntamente persuaden de hacia la vocación negativa por esos extremos. Las precisiones de Lenin verificadas en los hechos por la historia, no eran medidas administrativas, u ordenes dogmáticas sino la captación concreta de cuanto implicaba la teoría de la revolución socialista finalmente enmarcada en las tesis de la revolución permanente. Vistas en ese contexto se advierte que las implicancias de la concepción de una vanguardia militante que actúa sobre las masas con ideología desde fuera, varían sustancialmente de los efectos que le adjudica este concierto de teóricos capitalizadores de las frustraciones que en ningún caso pueden encontrar causa precisamente en una revolución triunfante con el sentido más liberador de lo humano que ha podido ocurrir en la historia.
Las propias implicancias de la oposición socialismo o barbarie capitalista, nos llevan a señalar la entidad de la revolución y no su simple referencia especulativa en un futuro. Esto significa además , que cuando la revolución se convierte – como sin dudas ocurre en nuestra realidad-, en un problema del propio existir y sobrevivencia de los trabajadores, en un orden social que agoniza por sus propias contradicciones objetivas, en la dialéctica de su reproducción, la cuestión de la organización revolucionaria irrumpe no como una necesidad de un grupo sino como un requerimiento presuroso de las propias masas de trabajadores en sí y de las vanguardias desde su propio existir, sin que exista un “afuera” preexistente y ajeno a esa fusión.
El bolchevismo, en tanto teoría de la revolución triunfante, implica la necesidad de la organización autónoma de clase, explicitada en un partido político, conformada desde la clase trabajadora y hacia la clase trabajadora en la dialéctica permanente de lo real y concreto y las abstracciones que impone la intervención política programática en el plano de las consignas y la selección operativa de las acciones .
Hay que advertir el manejo ideológico, en el sentido de instrumento formador de falsa conciencia en donde apoya el discurso que desde la frustración procura justificar ese estado de ánimo achacando responsabilidades políticas y desmerecimientos teóricos a la teoría de la organización de los bolcheviques. En ese objetivo es necesario señalar que el ocultamiento malicioso de estos intelectuales orgánicos de la cultura hegemónica, no son permeables a advertir que hay dos niveles diversos en la existencia, que lo son , la teoría sobre los factores inherentes a una crisis revolucionaria y su constatación desde lo real existente y por otro el espacio político como implicancias de los mismos elementos objetivos y subjetivos analizados en el fenómeno social real desde lo teórico.
Dicho de otra manera, lo que está en el fenómeno crítico que asume actualmente el modo de producción capitalista son las fuerzas reales componentes de un orden político específico y en ningún caso las teorías que puedan diseñarse sobre él. En este sentido, las teoría en tanco conclusiones abstractas y transitorias están por fuera de la clase y por tales no entran en crisis en sí mismas , lo que contiene la crisis son las formas políticas concretas. Las masas trabajadoras engendran su política desde las masas mismas, en tanto son los trabajadores los que obran su propia emancipación . La teoría de la que se valen para combinarla con su experiencia en la elaboración de esas acciones , es siempre una expresión programática que ingresa por fuera de la masa orgánica en sus distintas instancias de lucha de clases.
La crisis sobre la cual se estructura la organización revolucionaria, es la que emerge de la formación social que asume el capital en Argentina , en la que las contradicciones se expresan en los sujetos que contieen las clases sociales antagónicas nacidas desde esa formación y dan de manera acabada todos los perfiles del adversario . Esto significa que los trabadores, en su tarea de emancipación social, deben combatir de modo consciente y permanente al capitalismo. Ese proceso de necesaria e ineludible toma de conciencia es el que desarrolla la vanguardia y para eso requiere darse una organización política especifica desde donde generar la política obrera revolucionaria y socialista.
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