La dinámica de los acontecimientos revolucionarios se encuentra directamente informada por los rápidos, tensos y prioritarios cambios que sufre la psicología de las clases formadas antes de la revolución …la historia de las revoluciones es el relato de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos
Siguiendo la referencia de esta cita tomada de la Historia de la Revolución Rusa de León Trotsky y frente a los acontecimientos desarrollados en el curso del último mes , hay que advertir acerca de su complejidad y la inoperancia en el caso de las determinaciones y conclusiones simples y mecánicas que se sacan de los mismos, en tanto en todos ellos se omite advertir sobre los comportamientos concretos que asumen los trabajadores como en clase “en sí” respecto de este momento de la lucha de clases , teniendo presente que
“los sucesos históricos no pueden considerarse como una cadena de aventuras ocurridas al azar, ni engarzarse en el hilo de una moral preconcebida, sino que deben someterse al criterio de las leyes que los gobiernan. en tanto el rasgo característico de las revoluciones es la intervención directa de las masas en los acontecimientos…, pero en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se hace insoportable para las masas, éstas rompen las barreras que la separan de la palestra política, derriban a sus representantes tradicionales y con su intervención crean un unto de partida para el nuevo régimen… la historia de las revoluciones es el relato de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de u propios destinos “ (L.T prólogo a la Historia de la Revolución Rusa)
En ese sentido y en el marco de una crisis como la que se despliega dando contexto a nuestra pesada existencia, no basta con identificar y denunciar las operaciones y las técnicas gubernamentales que hacen posible la dominación burguesa sobre explotados y oprimidos. Lo fundamental y precisamente lo omitido, es identificar la red de actores en pugna en esa puesta en escena y ese señalamiento solo ha de ser posible si nos acercamos al fenómeno en sí, desde las clases sociales.
Cuando no se lo hace lo que ocurre es, como sucede en este momento del conflicto social, que el fenómeno real se desdibuja en la percepción, oscureciendo las posibilidades de quien intenta acercarse a él máxime si se lo aparta del necesario posicionamiento histórico de la situación en desarrollo, mostrándola como emergente y nunca como consecuencia de la actividad humana y la confrontación de clases en el tiempo.
Con el método de observar el fenómeno desde la perspectiva de clase no es arbitrario ni temerario, pensar en la fuerte tendencia a la integración del movimiento obrero argentino, al diseño que dibuja el poder burgués para su señorío sobre los asalariados y todo aquel que sobrevive por la venta de su fuerza de trabajo, al menos para los próximos cinco años, a través de sus burocracias y el personal político que surge de las elecciones del año pasado y las que se realizaran el año próximo.
Para esto no hay que olvidar que el modelo de reproducción gestado por el Menemismo , que pugna por reinstalarse con diferencias de matices a través de un ejecutivo fuerte, se fundamentó en la forma jurídica del pacto de Olivos traducido luego en la reforma constitucional. Ese soporte a la relación capital-trabajo otorgado por la forma jurídica desde su ley superior es en los hechos, un consenso para acordar los “remedios” a los conflictos sociales desde la propia dialéctica amo-esclavo yacente en los cimientos de la sociedad de clases.
Lo que está en la trastienda es la defensa por vía del Estado de la burguesía de su condición dominante en la sociedad civil, y su necesaria reproducción cotidiana, Lo que se busca afanosamente y avanza como tendencia dominante, no es otra cosa que lograr el consenso o acuerdo para lo dado ya en lo existente y de lo emergente como resultante de la previa violencia primitiva que transitamos hoy , definiendo los perfiles ya naturalizados de una sociedad empobrecida, y dependiente con explotación intensiva del trabajo humano en beneficio de la generación de valor apropiado por la burguesía de conjunto y en particular por los sectores más concentrados del capital .
Lo cierto es también, que todo esto ocurre cuando las contradicciones estructurales existentes al interior de la relación capital-trabajo, han revelado que han alcanzado su madurez y las relaciones de producción construidas desde la aceptación de la propiedad privada del valor generado por la capacidad de trabajo de los seres humanos se transforman en una traba significativa para su ulterior desenvolvimiento e incluso para su continuidad en esos términos.
Frente a esto último, las fuerzas políticas del orden dominante, luchan por conservar y defender la propia estructura existente en correspondencia con esa objetividad. Por eso se limita a una actividad especifica concentrada en generar todo lo posible por conservarlas dentro de ciertos límites marcados por el propio sistema social deficitario.
En nuestro caso, esa posibilidad viene de la mano de un gobierno fuerte capaz de forzar la legalidad en sí para conseguir legitimación social, jurídica y política para sus haceres.
Corresponde en consecuencia, una operación política de sentido inverso poniendo en el centro de lo político los “intereses materiales” de las clases y fracciones de clase, buscando construir un entramado conceptual dialéctico que aborde la sociedad capitalista como una totalidad, viendo las relaciones de fuerza desde sus momentos contradictorios, sus rupturas inmanentes y las superaciones necesarias, las cuales son siempre históricas y socialmente determinadas.
Lo asombroso del momento es que la política de las izquierdas del régimen se sumen al hacer cotidiano con un perfil de diseño abstracto que busca conseguir una suerte de pánico en las masas por su devenir y una pretendida necesidad de emprender un salto al vacío que implica una rebelión destituyente sin programa ni dirección de clase dispuesta a ocupar el necesario vacío de poder burgués que la facilite.
Esa situación no se da en la realidad, sino que la dibuja la dirección de los aparatos del FITU dando como presupuesto de todo su hacer al luchismo, que se pinta la cara a sabiendas que .un futuro proceso electoral licuará esa tendencia imaginaria y la dejará sin terrenalidad alguna para proponer sus candidatos con el aurea de su “combatividad”.
No es real, ni tiene materialidad la apuesta social de clase, encarnada de modo masivo hacia una situación de ‘trono vacío’ gestada desde un escenario destituyente políticamente construido en el hacer cotidiano , que propicia en el diagnóstico y la acción la izquierda del régimen institucional apelando a cualquier instancia donde se manifieste una disonancia social con lo dado .
El descabezamiento, sin programa en una suerte de “que se vayan todos” no es el camino a seguir y nada autoriza a tener por inevitable este devenir, mucho más si la mayoría de los agitadores de la lucha por la lucha misma, se prueban tras el escenario los ropajes parlamentarios del futuro al que aspiran, desde la lógica antojadiza de “muchos diputados hacen posible el cambio social”.
Debe quedar en claro que en ningún caso quienes agitan la convulsión por la convulsión misma, están negando vitalidad a la representación política que implica el orden burgués y su formato parlamentario , en el desenvolvimiento del poder, sino que en el mejor de los momentos aspiran a sustituir por otras personas, “mágicamente dotadas “ esos roles de democracia indirecta, donde el pueblo termina por estar impedido de deliberar y gobernar si no lo hace por sus representantes electos según los dispositivos del derecho vigente.
Sin detentar una verdadera soberanía de clase y un programa socialista de referencia orientativa para las acciones concretas y capacidad de decisión contra el poder instituido, toda lucha social está destinada a manifestarse impotente, máxime si además no se define con claridad quien es el sujeto necesario de la emancipación y cuál es el contenido específico de esa tarea liberadora .
“ Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja Sólo el sector dirigente de cada clase tiene un programa político que sin embargo necesita ser sometido a la prueba de los acontecimientos y a la aprobación de las masas…..Solo estudiando los procesos políticos sobre las propias masas se alcanza a comprender el papel de los partidos que en modo alguno queremos negar. Son un elemento muy importante de este proceso. Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor……Sin embargo, los procesos que se desarrollan en la conciencia de las masas no son nunca autónomos ni independientes. ….la conciencia se halla determinada por la existencia.( L.Trotsky. prologo a su libro Historia de la Rev. Rusa)
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