En el contexto de amplia confusión y complejidad con el que se presentan los fenómenos sociales y políticos dentro del marco de la lucha de clases que se desenvuelve en la existencia social que se concreta en Argentina, existe con urgencia, la necesidad de establecer prioridad, para la aplicación de un método con el cual abordar ese entramado de conflictos y operaciones ideológicas sobre los mismos que solo arroja oscuridad sobre sus razones y sus efectos sobre la clase trabajadora.
Ese método no puede ser otro que el desarrollado por Carlos Marx, al que León Trotsky dedicó todos sus haceres, en su defensa, siempre en la inteligencia que este debe continuarse y ampliarse, pero preservando sus líneas directrices.
Los reformistas socialdemócratas hacen lo inverso, es decir, invocando legitimación en Marx, e incluso en Trotsky, lo exhiben en desarrollo de un método escolástico, lógico formal y descontextualizado del fenómeno social en cuestión y su tiempo histórico para compendiarlo en dogmas y canonizaciones preestablecidas que operan como una afirmación de sus propias dogmatizaciones de carácter ideológico con pretensiones de formación de falsa conciencia.
Dicho de otra manera. Lo que advertimos en todos estos pretendidos desarrollos teóricos es el apartamiento y la segmentación en dos planos diversos y paralelos de la teoría y la práctica, cuando en realidad ambas conforman una sola situación frente al conflicto social.
A lo dicho hay que contraponerle, necesariamente una condición ineludible, una certeza metodológica centrada en una premisa: No basta con que la idea reclame la realidad, también la realidad tiene que tender al pensamiento.
La teoría relativa a la revolución se desarrolla a partir de ella misma en tanto pueda significar en concreto ese desarrollo su condición necesaria en tanto vehículo del cambio. Es decir, la teoría solo es tal , cuando se hace contenido de las acciones y los pensamientos de la clase trabajadora . La teoría adopta el ser cuando por ella se ha logrado el pasaje subjetivo y consciente de clase trabajadora “en sí” a clase trabajadora “para sí”
Los autodenominados Trotskystas que en los fines de octubre se concentraron prioritariamente ante cámaras y videos, más que ante trabajadores concretos, dan cuenta del derrotero con distintos nombres de unos largos ochenta años de andanzas por uno y otro camino y sus consecuentes fracciones y un sin número de interpretaciones de los diversos fenómenos sociales operados en ese tiempo histórico , sin que hayan podido cubrir con esa exigencia para la relevancia de lo teórico en lo real. Es esa la circunstancia que banaliza el evento celebrado y le resta la posibilidad de todo efecto que trascienda la inefable y nociva lógica de aparato.
Estos exponentes de todo un ciclo histórico de la lucha de clases en nuestro país, se han reunido para dar cuenta de sus carencias, y su imposibilidad de aportar a la transformación social. Su único punto de coincidencia es lo que no hacen manifiesto, es decir, su caracterización de la inviabilidad de la acción revolucionaria y el uso oportunista de atajos ideológicos ajenos a la tarea de defensa del marxismo que se dio León Trotsky desde la conformación de la oposición de izquierda en la Unión Soviética, relevante en la denuncia de los procesos de Moscú como la expresión más macabra de la traición a la revolución por vía de la teoría del socialismo en un solo país.
El autismo actitudinal del encuentro celebrado en la ciudad autónoma de Buenos Aires, por su conformación , su desarrollo y las políticas de propaganda asumidas por quienes se convocaron ,solo refleja el carácter de cooperativa electoral del FITU, ajeno a la construcción programática conjunta de tareas y objetivos comunes marcados por una estrategia revolucionaria que ausente en todos los casos es sustituida de modo abierto o encubierto por tácticas oportunistas y trazos de reformismo centrado en el cretinismo parlamentario y la búsqueda exclusiva de votantes para el próximo circo electoral donde están en juego las inútiles bancadas que supieron conseguir tras décadas de abandono de una política de clase y seguidismo de cualquier corriente pequeño burguesa ubicada a la izquierda de las políticas de esa clase social dominante.
Lo que deja este ya reiterado encuentro que pasea por el mundo recalando ahora en Argentina, es la desolación que deja en la militancia, la impresión de un conjunto de aparatos sumergidos en el autismo que le impone el fetiche de sus tareas burocráticas y sus intereses específicos profundamente influenciados por la penetración que el propio Estado de la burguesía hace dentro de sus filas por vía de las remesas de dinero que desde esa institucionalidad electoral y parlamentaria ingresan en sus arcas .
La difusión profusa e individualizada de las intervenciones y las temáticas, los expositores de esos planteos segmentados nunca referenciados en un programa totalizador dan cuento de una sumatoria de presentación de ponencias propia del ámbito universitario y en ningún caso de organizaciones que se determinan en la construcción del poder obrero y el socialismo.
Estamos frente a grupos construidos por largo tiempo histórico de apariencias engañosas, hoy exhibidos dando muestras de una salud ideológica de la que carecen y ensuciando la vida revolucionaria de un luchador al que también se utiliza simplemente como un fetiche escolástico para dar razón de lo que exponen como si fuera una líder legitimante de sus actos , que no trascienden la reunión ocasional e interesada de instrumentos organizados de una política sectaria, dirigida mediante maniobras desde arriba, afectada severamente por personalismos con estrechez de espíritu, que fueron precisamente gran parte de los factores que la militancia pertinaz de León Trotsky y la oposición de izquierda combatió en la Unión Soviética, es decir fraccionalismo, intrigas, culto a las maniobras , intolerancia, autoproclamación, etc.
Queda sí una certeza negativa. No es posible fundar una internacional sin partido, ni darle ese nombre a lo que se logra reunir por el mundo con “amigos de ocasión “ a fuerza de compromisos que se toman hoy y se deshacen mañana. No es posible fundar ningún partido sobre costumbres políticas tan deficientes y con objetivos diversos de los que se declaman, que impiden que sus desarrollos tomen carne y consciencia en las masas trabajadoras explotadas y oprimidas.
Por su prolongado en el tiempo, por sus sucesivas y recurrentes diásporas, por sus políticas autistas y sus organizaciones burocráticamente verticalistas en servicio de los intereses del grupo dominante de ese aparato y el seguidismo condicionado por la supervivencia de su entorno , el reciente rejunte realizado en CABA, no es ni siquiera un principio de lo nuevo, es un fin de una forma política herida de muerte. El sentimiento de posesión de la verdad, la intolerancia y la agresividad desprovista de sentido crítico, son los conductores implacables de ese resultado.
Nuevo Curso