Quienes recogían en las décadas finales del siglo pasado , los restos de la caída del Muro de Berlín, jóvenes en su mayoría, se comportaban con referencia a esos restos con la significación simbólica de un fetiche y le rendían devoción religiosa. Sin duda se estaba agotando un régimen que cohabitaba en el marco de las reglas generales del orden capitalista, pero ese deceso en forma alguna era el fin de los castigos sociales, las consecuencias necesarias de la explotación y la opresión.
Como los tiempos de la historia no son los cronológicos , fue sucediendo luego una tendencia que no tiene fin por sí misma, sino permanencia en desenvolvimiento contradictorio de modo tal que hoy nos toca ver no un muro precipitado sino una expansión bélica con amenaza de exterminio de lo humano.
En el mismo plano , pero desde el desenvolvimiento específico de nuestra sociedad , se hace barullo con una nueva fijación de agenda por parte del aparato propagandístico del poder burgués con base en la presunta grieta entre presidente y vicepresidenta. Lejos de agregar leña al fuego habrá que advertir que ambos dejan ver en estos días lo inverso a una ruptura sino la exhibición de un acuerdo fundamental; Ambos coinciden en enaltecer, las practicas genocidas y por ende a quienes la ponen en marcha amparados por la presencia de los Estados.
Es curioso que en cualquier aparato de comunicación , cuando estamos en presencia de un crimen individual, se monta el operativo de pedir la inmediata captura del asesino y “su justo castigo”. Es más , hoy se mide con asombro el descubrimiento de pólvora que acaba de hacer la Corte Suprema Argentina, al definir a la condena de cadena perpetua como inconstitucional y la reacción es que esa sentencia consagra impunidad. Sin embargo el ejecutivo nacional a nombre de ”La Argentina” con mensajitos de internet acaba de consagrar su rebeldía al rechazar la orden de captura internacional que pesa sobre el jefe de estado israelí, fundada en imputaciones de crímenes de guerra y genocidio descargado en prácticas de exterminio sobre el pueblo palestino.
Presidente y vice no se agrietan sino que se unen en su fundamentalismo. En ambos caos el argumento para amparar genocidas locales o de otros estados , es “el ejercicio del derecho de defensa frente al ataque terrorista”. Fue esa la consigna de los Videla, y el poder burgués bajo el acuerdo de operar el ”extermino y aniquilamiento de la subversión”. Ahora en un nuevo siglo, el presidente se apura a sostener que no hay genocidio sino “legítima defensa”.
Todo esto sucede en la política espectáculo , el mundo de lo visible y lo demás no existe. Todo esto, sin duda no puede ser masticado y tragado con dolor, sino que lo inverso se impone y el análisis de lo dado impone una practica muy diversa y superadora de correr tras la noticia ideologizada dejando de ver lo real y concreto.
En el recorrido histórico que los trabajadores hemos sobrellevado en Argentina, desde que se pactó la salida del partido militar y sus prácticas genocidas del formato de poder Estatal e institucional a efecto de garantizar la continuidad del poder burgués pese al fracaso de esa gestión con el dispositivo ideológico de los entonces partidos políticos de masas, que hoy por la continuidad de la crisis de reproducción del capital que hoy termina siendo denominado “casta política” por parte de un nuevo personal de la burguesía que ha logrado hacer pasar como orden jurídico lo que son los intereses específicos de esa clase, dotándolos del poder de imperio y uso de la violencia coactiva o efectiva de la fuerza por vía de la Constitución y demás leyes que se han dictado en su consecuencia, lo cual incluye tanto los DNU , como el sin número de reglamentos y actos administrativos nacidos desde el ejecutivo o los organismos descentralizados del Estado, muestra como resultante una realidad devastadora, atravesada de manera constante, creciente y continua por escenarios de pobreza y miseria que no se reduce a situacines de imposibilidad de atención satisfactoria de necesidades materiales de sobrevivencia, sino que también implica todo un deterioro cultural para las jóvenes generaciones, vistas en perspectivas contemporáneas y de futuro.
Lo particular del existir de los trabajadores es la crisis en la mecánica de generación de ideas que tengan raíz en la concreta atención de los intereses emancipatorios y de liberación social que la propia condición de clase lleva consigo.
Puede decirse en ese sentido , que estamos en tiempos de crisis de la idea de determinación consciente por el cambio entendido como negación de lo negado . Cuanto sucede se inscribe en todos los casos en el fracaso de las políticas del NO, que en todos los casos se extinguen por su sola perseverancia que nunca implica avanzar hacia la superación de lo que se niega.
Es un momento, marcado por un señoreo de la frivolidad emergente de conceptualizar inútil toda oposición a lo dado que no se acompañe de una propuesta que no se detenga en el antagonismo en sí mismo, sin al menos enunciar lo diverso . Tode esto implica la profusión y el uso insensato de las palabras, glorificando al mundo de la imagen y del aquí y ahora, sin que la producción generalizada de mercancía y la correlativa demanda consumista ponga un límite extintivo a la ininterrumpida insatisfacción del individuo.
Frente a esto, un ambiguo sentimiento de amargura e impotencia generalizado en las mayorías , deja consigo una sensación de estupor que se traduce por la omisión de toda referencia discursiva en las usinas políticas de la pequeña burguesía y en sentido amplio , en los sectores medios , frecuentemente asociados a lo que es marcado como “la izquierda” de la república burguesa que implica en lo real y concreto, acompañar los signos regresivos que la sociedad de clases, exhibe de conjunto, y concentrarse , mas temprano que tarde, en posiciones conservadoras de una mediación Estatal redentora por políticas de derechos, todas las cuales han dejado de existir por obra del nuevo aparato de conducción política instalado en la gestión por consenso electoral y por el verdadero rostro del poder burgués amenazado por la crisis de reproducción objetiva del capital que insta a existir en las coordenadas de un nuevo proceso de acumulación originaria de valor .
En sentido inverso y visto el fenómeno desde la condición consciente de clase trabajadora que adopta la vanguardia militante de los trabajadores, que no alcanza a tener una expresión política clasista y socialista autónoma y diferenciada de las demás clases , ni se exhibe desde organización alguna, la realidad impone superar el posicionamiento de esa izquierda de la república , de esa izquierda del sistema político donde el pueblo no delibera ni gobierna sino por representantes electos, a partir de abandonar en todo sentido su premisa básica según la cual el presente solo se vé desde un futuro abstracto según el cual los hechos concretos se pueden ordenar siguiendo sus sentidos y paradigmas.
Dicho, en otros términos, lo que hay que advertir para salir del laberinto autoimpuesto por la prevalencia del discurso reformista de constante adaptación a lo dado bajo la promesa de un socialismo “por venir” luego y no ahora, es que una nueva sociedad sobre la base del poder obrero y nuevas relaciones sociales de producción superadoras de las relaciones capitalistas no es un poderoso instrumento de acción obligatoriamente condenado a “la espera” de una revolución anunciada.
La revolución no es previsible , ni tiene una racionalidad que considera real solo aquello que cae en esas teóricas previsiones . Con el abandono de la idea de progreso indefinido , se abre precisamente lo contrario a toda actitud de espera y sobrevivencia en lo dado, de permanencia en la explotación y la opresión, por el paradigma de que el comunismo, es decir una sociedad comunitaria construida por el hombre despojado de toda clase social es posible aquí y ahora , cues existe de manera contradictoria por el rpopio desenvolvimiento capitalista, la acumulación histórica, económica y cultural que permite pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad .
No se lucha por la libertad futura , ni por una ciudad futura , ni por el socialismo por venir, simplemente porque en la lucha está la libertad la libertad misma del hombre .
Solo los trabajadores en tanto clase social en sí, han demostrado en la historia de la lucha de clases que portan en su existir una rabia tenaz que nunca desanima ni en lo cotidiano ni en lo excepcional, que nace contradictoriamente de sus propios padeceres y de la amenaza constante del desempleo y todos sus males portadores del miserable existir. Es ese sentido larvado de subvertir esa amarga existencia el que debe prevalecer por fuera y en contradicción de toda espera o llegada milagrosa .
Sin el instinto colectivo de las masas trabajadoras no es desarrollado por la vanguardia de esos mismos trabajadores haciendo consciente la tarea emancipatoria y de liberación que les corresponde no hay socialistas en el mundo capaces de revolucionarlo . Las masas trabajadoras en sí, llevan el sufrimiento, el agobio propio de ser las víctimas de la explotación, la transformación de ese sufrimiento en acción subversiva de lo dado es el programa directo hacia la comprensión de que no estamos obligados a sufrir. El socialismo no es una condición ajena a la existencia obrera, por la cual haya que limitarse a la espera de su llegada, mientras sobrevivimos a las miserias del capital. El socialismo esta en la condición misma de ser que se constituye en el trabajador y por ende es el trabajador el llamado a su construcción política colectiva aquí y ahora.
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