Nuevo Curso

20 DE DICIEMBRE 2024. PURA RETÓRICA O LA POSIBILIDAD DE UNA SITUACIÓN FUNDACIONAL PARA LAS TAREAS POLÍTICAS DE LA CLASE TRABAJADORA.

El 20 de diciembre se impulsa convocada por un conjunto de organizaciones políticas, sindicales, de desocupados y derechos humanos una concentración en Plaza de Mayo

 Estando temporalmente próximos a esa convocatoria, es preciso hacer algunas puntualizaciones con el objetivo de lograr que ese esfuerzo militante y los riesgos de padecer una nueva represión por aplicación de protocolos de seguridad, puedan abrir un camino fundacional hacia un nuevo curso militante, y otra definición de tareas políticas divergentes y superadoras de las asumidas en el curso del primer año de la actual gestión de gobierno en el poder formal.

El capitalismo es una formación social llena de contradicciones y conflictos, que implica en los hechos, un movimiento, es decir, una dialéctica estructural permanente que hace del cambio una de sus notas esenciales, todo lo cual implica la presencia constatable en forma objetiva de crisis recurrentes y cada vez más próximas temporalmente, siendo este el fenómeno que la lucha de clases ha determinado en tiempo presente.

Es precisamente esa esencialidad del cambio, contenida en los antagonismos estructurales que llevan a las clases contenidas en el todo social a enfrentarse por la ruptura de acuerdos consensuados que fueron logrados oportunamente pero que necesariamente caen  al resultar estériles frente a los nuevos factores emergentes que ponen en desarrollo la crisis de reproducción del capital , al que se le impone la necesidad por la clase social en cuyas manos se concentra la propiedad de afrontar un nuevo proceso primario de acumulación sobre la base de la intensificación y extensión de la explotación y la consolidación por la violencia estatal de la opresión social, hasta que se naturalice un nuevo consenso y este tome nueva forma normativa.

Esto hace que las herramientas políticas y el personal político del que pudo haberse valido en alguna forma la clase trabajadora para intentar que ese proceso no se consolide tomando posiciones que habiliten la estrategia emancipatoria, declaren en los hechos su incapacidad para seguir cumpliendo ese rol.

No otra cosa sucede en nuestro país. Los últimos ciclos políticos nacidos desde la emergencia del recurso republicano ante la caída de la dictadura genocida, dan cuenta hoy de su agotamiento, todo lo cual hace pensar que la mediación partidaria y las formas democráticas devienen obsoletas para la emergencia. Esto explica la inversión de la “normalidad” que padecíamos por la institucionalización de un equipo de gobierno, nacido de las propias entrañas del poder burgués con votos masivos sin la existencia de partido político nacional, ni aparato de ese formato. Es recién hoy que los que gobiernas, advertidos de que han hecho gran parte de sus deberes para con el poder real que se dan a la tarea de estructurar aparato para no depender de negociaciones permanentes al interior de la propia clase dominante , con otros grupos de interés, todos bajo el paraguas de coincidir en que lo necesario es hacer pagar los obstáculos reproductivos de las relaciones capitalistas a los propios trabajadores y a los sectores desplazados de la productividad que habían quedado atados a una suerte de benevolencia estatal que para el poder burgués ya carece de sentido  y no está dispuesto afrontar ni mantener dentro del orden jurídico. A la inversa, para esos sectores solo instituye una norma, la norma prohibitiva contenida en los tipos penales delictivos, ya descriptos en el Código Penal con los que se afronta cualquier conflicto abierto de lucha de clases.

Si no se advierte esta caducidad de las formas de dominación que organizaron el consenso social a partir de la venta generalizada de ilusiones democráticas, no se comprende por qué sucede lo que sucede.

Lo peligroso del caso es que quien con esfuerzo pudo haber ganado un lugar transitorio en la empatía con la clase trabajadora lo ha perdido, por el definitivo desprecio dado hacia ellas a manos de la apología de la diversidad y especialidad de los conflictos por grupos específicos y sus contradicciones y la apuesta sin alternativa al parlamentarismo.

Hoy el parlamento tan mentado como herramienta de cambio, solo muestra su entramado de negociaciones por arriba y debajo de la mesa tendida para cada ocasión, lodazal en la que los representantes del FITU no pueden permanecer con ropa blanca y sin manchas.

Quienes hoy piden nulidad de una ley a los gritos olvidan que el soporte estructural de uno de los partidos del FITU esta siendo fuertemente cuestionado en términos de persecución penal a sus dirigentes por formatos de corrupción burocrática de sus dirigentes, todo lo cual se oculta a la hora de pretender que los trabajadores abonen su preciada virginidad.

Los memoriosos tienen presente lo oscuro que significo en CABA un voto de un parlamentario de Autodeterminación y Libertad que decidió una votación de manera poco clara cuando si se tomaba su programa el voto no podía ser dubitativo. Tampoco olvidar la cantidad de Borocoteos que se vivieron por parlamentarios que decidieron tomar vida propia, alejarse del bloque del PO y formar bloque unipersonal sin mayores explicaciones que la sospecha que traen consigo estos movimientos.

No deja posibilidad de dudas, comprender que la obsolescencia de las tácticas políticas, de las herramientas inherentes a las mismas y de la dirigencia anexada a ellas, que insiste en buscar iguales remedios para situaciones diversas con tal de permanecer flotando en el mar de inequidades e injusticias que se siguen de la dominación capitalista, suda por todos los poros exigiendo la necesidad de un recambio en toda la línea. En esto reside en última instancia la tesis probada históricamente del problema de dirección revolucionaria en la vanguardia de la clase trabajadora y en esta última en cuanto refiere a sus organismos de masas.

Hoy el capital esta atravesado por lineamientos de su propio devenir conflictivo con características múltiples que tienen en común que todas ellas son indicadoras de datos objetivos que dan cuenta de un debilitamiento   de la integración sistémica y la estabilidad de las sociedades bajo su orden normativo y la institucionalidad de los Estados emergentes de las revoluciones democráticas operadas en distintos tiempos y lugares.

Hoy para Argentina capitalismo implica las consecuencias necesarias de la transnacionalización y financiarización del capital, gobernanza global, distribución oligárquica de la riqueza, saqueo del sector público, con un reparto muy desigual de riesgos, oportunidades, ganancias y pérdidas, para los trabajadores y los excluidos de la producción formal.

En este año y a sabiendas de que no se tenía a disposición el circo electoral, las organizaciones políticas pusieron ojo en las calles y las movilizaciones testimoniales de daños específicos, todas las cuales no pudieron ni al menos impedir la aplicación del plan de gobierno trazado por el poder burgués. Ese balance negativo que no puede obviarse se completa con la ausencia de toda organización embrionaria dirigida a la construcción de una política de clase y un partido de clase con objetivos programáticos revolucionarios signados por la consolidación de organismos de poder obrero y socialista.

Lo inverso, esto es, la persistencia en la táctica de centrar toda construcción política a los condicionamientos que impone la puja electoral y la siempre perniciosa presencia del frente popular, cualquiera que fuera la forma de llamarle, pero centrada en integrar al peronismo en esa acción, resulta totalmente inconducente, exhibiéndose en última instancia como la madre de todas las derrotas habidas y por haber.

La necesidad de abandonar los modelos partidarios al estilo socialdemócratas. El imperativo de otro tipo de organización y otro tipo de tareas políticas diversas por el vértice de las abordadas debe ser cubierta. Es un vacío que exige ser cubierto por el programa emancipador de la clase trabajadora, y la construcción de sus organismos de determinación y poder hacia toda la sociedad.

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