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Situaciones contradictorias de vida. 23 DE DICIEMBRE. MONTE CHINGOLO Y LA TRAICIÓN COMO MÉTODO

Hay un conjunto de situaciones sociales que protagonizan seres humanos que les organizan de una manera que los ponen en antagonismo contradictorio con otras que nacen, que se organizan de modo diverso y opuesto a las primeras dominándolas. La contradicción entre las clases se desarrolla en forma de antagonismo y en ningún caso admiten la posibilidad permanente de su armonía. Es ese el paradigma necesario con el que nos posicionamos frente a un nuevo 23 de diciembre.
Sin embargo, además de ese presupuesto, hoy queremos poner en escena otro aspecto del hecho y sus concatenamientos en la historia reciente y en la actualidad.
EL OSO, así dicen que se apodaba el tipo que los mando al frente. El delator, que te daba la mano y pasaba los datos.
Gustavo Niño, así dicen que se dio en llamar Alfredo Astiz cuando infiltro a las madres.
Dos extremos de una misma traición entre tantas. Equiparables todas ellas, por el tenso espesor de su inhumanidad. Sin embargo, lo que se siente, lo que se lleva en la sangre es que estos tipos finalmente están ganando la partida, porque es de traidores, delatores y agachadas, la madera con la que se gesta la mesa de la opresión y la explotación capitalista. De lo contrario, no habría manera de explicar nuestro presente,
Decimos esto no por adhesión a teorías conspirativas , ni cosa por el estilo, sino para indicar que estas dos máximas deslealtades, de las mayores bajezas que se pueden esperar de un ser humano son el indicador máximo de un sin numero de abandonos y acomodamientos posicionales en la lucha de clases en la que cada vez que la misma emerge por su ser , es decir por el antagonismo que le da existencia como ley social, en estadios intermedios o superiores, se dejan ver como el entrelazado tejido para derrotar transitoriamente a la clase trabajadora en su objetivo estratégico de emancipación social .
Es decir , son muchos e innombrables los que compartiendo la piel de oveja para ocultar al lobo cohabitan con los luchadores a sabiendas que en ningún caso han de querer llegar a donde estos pretenden, es decir, a la meta necesaria de despojarse de la intervención del poder burgués y la construcción de su propia dictadura de clase para la gestación de un nuevo orden social superador de las relaciones capitalistas que no someten actualmente a escenarios de barbarie.
Para ilustrar lo dicho, trate de hacer recuento cada compañero y analice por sí mismo, cuantos que se decían compañeros ya no estan en su ruta y si lo están al servicio del poder burgués, o forman parte de cuerpos de dirección sindical con innegables acciones y objetivos de corte burocrático ajenos al desarrollo de las potencialidades ínsitas en la condición de trabajadores llamados a superar la pobreza y la creciente alienación de su existencia.
Cuando se hace ese ejercicio militante y se tiene alguna mínima referencia de tantos gritones por las calles y silentes en los despachos oficiales. Cuando se tiene presente a los que con discurso antiburocrático hace como mínimo que habitan en oficinas sindicales, y nunca retornaron a sus lugares de trabajo. A los que entraron por izquierda y hoy centrean con sus marcas reformistas, a más no poder bajo el argumento de que no dan las fuerzas.

Frene a todos estos que tanto daño nos hacen, Para todos estos que en lugar de ir por lo nuevo y liberador , van siempre por un lugar bajo el sol y en la sombra que les proporciona el poder burgués, a poco de ver en estos días como la nobleza combativa de militantes genuinos se frustra en las calles por la política de aparatos y las aspiraciones personales, les recordamos por su presencia en calendario de un hito histórico de la lucha de clases en nuestro país que pone en «negro sobre blanco» aclarando o buscando dejar bien claro algo de dónde venimos y a que nos referimos genuinamente cuando apelamos a la organización para el combate clase contra clase que es lo que solo permite pensar la posibilidad de un objetivo social emancipatorio ,
Una generación, que salió al combate tratando de impedir el genocidio armas en manos. Una vanguardia consciente fue a la lucha porque conocía e intuía que explotados y oprimidos entrábamos en la noche más oscura de la que aún no hemos podido salir, en parte por una gran traición que implicó la venta de ilusiones democráticas por mas de cuarenta años, por un conjunto de hacedores políticos que instrumento de manera consciente o errónea la teoría de los dos demonios y la falsa conciencia de las posibilidades que otorgaría la democracia para los intereses de la clase trabajadora.

A ese desvio ideológico le precedieron aquellos dos grandes traidores «el oso» infiltrado en el Partido Revolucionario de los tTrabajadores, y luego años después «Gustavo Niño » Alfredo Astiz, en los orígenes de Madres de Plaza de Mayo. Hoy nos quedamos por razones de fechas que requieren actualidad, con el primero frente a un nuevo aniversario de la batalla de Monte Chingolo. Un traidor traicionò y el segundo despiadadamente se ocupò de las madres de esos hombres. Todo un síntoma de los tiempos que corren, tiempos de testigos encubiertos, de agentes de inteligencia, proyecto de vigilancia segmentada , integración de las fuerzas militares a tareas de «seguridad interna » , y otras yerbas. Tiempos en donde nos gobierna una generación de políticos nacidos a la sombra de esas grandes traiciones y de ese y este uso de prácticas genocidas de ayer y hoy.

Los que seguimos a esos muertos por la delación no pudimos entender que la cosa comienza por advertir de la continuidad por todos los medios de esas prácticas y en sentido inverso, por seguir desde el sitio donde otros compañeros traicionados encontraron su fin a partir de tener claro en todos los casos, cuales era y cuales son nuestros objetivos emancipatorios, porque precisamente, en ese fin biológico estaba y está el inicio el inicio de nuestra lucha política. Teóricos del disparate, han venido a vendernos todas las verduras posibles para disimular la carne podrida. Sin embargo, cada 23 de diciembre esta ahí, a la vista de todos, la ultima lucha de los jóvenes revolucionarios argentinos. El que quiera volver al punto y seguir desde ahí, no erra el camino. Los que inventaron autopistas hacia el abismo, deberán explicar sus traiciones, y sus fracasos de ya casi cincuenta años.

23 de diciembre de |975 es una fecha. Pero las fechas son marcas en el tiempo. Señales para no extraviar el rumbo. Indicadores de presencia y significación de lo histórico en lo actual. Interpelación del hoy por el ayer. Con esta marca, replegados en aquel Monge Chingolo y en esa historia profana de la traición del Oso, agregando con dolor un año más aquel trágico de 1975 duele saber que pocos, aún los que a diario imprimen a lo que llaman la izquierda, olvidan aquella última batalla en el mejor de los casos y en el peor se concentran en denostarla como lo que debe olvidarse.

Pero el tiempo recorrido hace que ese requerimiento primario no pueda centrare en el simple recuerdo. Ya no es posible que el 23 de diciembre sea simple nostalgia, pérdida y dolor por los caídos. El desafió es no dejar subir al escenario de la vida, la rutina del recuerdo. El objetivo es no cosificar y dar por agotado un proceso de lucha, simplemente por que hemos comprendido que se trata de una lucha prolongada, no determinada exclusivamente por factores objetivos, sino que en ellos tienen alta incidencia los subjetivos y que las búsquedas de ayer lo siguen siendo hoy.
La inmensa esperanza de que todo pueda cambiar emana de la conciencia colectiva y nace del encadenamiento de los acontecimientos.
Es cierto que hoy la eternidad de la dominación liberal en el mundo encuentra serios reparos, pero por el contenido de las resistencias sociales desplegadas en estos últimos tiempos, la Revolución Francesa parece no haber terminado.
Pese a que en Francia la República nunca fue proclamada en virtud de un voto legal realizado dentro de las formas constitucionales sino por la voluntad de un pueblo sublevado contra la legalidad existente. la “democracia formal ”, se recuperó, abrió paso , con base en la economía social de mercado, y la mano invisible que todo lo regula y compensa.

Ese giro democrático formal, busco y busca desobligarnos a cada uno de nosotros de la necesidad de ubicarnos en un bando, y , por vía de la llamada corrección política, nos presentó como posible y admisible la hibridez como signo distintivo del contenido de nuestras responsabilidades por la cosa pública, alejándonos de la posibilidad de consentir y emprender toda alternativa de lucha por otros medios, pues a esa opción se la hizo responsable del pasado inmediato.

Es que “estar en un bando”, como se lo estaba por la mayoría de los trabajadores y los jóvenes en los tiempos de la Monte Chingolo implicaba polarización social y eso es lo que hoy el poder burgués y sus funcionales equipos de operadores políticos, no pueden admitir . La democracia vigente, ocultando su génesis violenta en la revolución francesa, nos induce hoy por todos los mecanismos de dominación de masas posibles a mostrarnos todos juntos y solidarios con la empresa, con el patrón, con la marca, con el gendarme, aunque permaneciendo cada uno en su lugar.

Dicho, en otros términos: no es bueno poner la vista en el modelo acumulativo interno, y sus notorias desventajas para quien vive de un salario o peor aún se encuentra desempleado y librado a su suerte y mucho menos, intentar revertir ese orden de cosa por via de una instancia superadora.
El gobierno y el sistema, por vía ideológica permanente trata constantemente de persuadirnos e imponernos un modelo social que desconoce las clases sociales con sus intereses específicos y contradictorios. Así es posible escuchar por reiteración sobreabundante que. nuestra economía sólo funciona si dejamos hacer al mercado y estamos todos juntos en el aguante de lo vivido , como si esa vivencia no hubiera sido gestada por ese mismo poder burgués según las circunstancias coyunturales pero siempre y en todos los casos para lograr la reproducción social del capital.

Estar en un bando, como en el 1975, es estar con la camiseta del explotado y oprimido, por un cambio social y la abolición de la dominación burguesa, es decir, ser partidario de la revolución que, en primer lugar, significa ruptura. Quien no acepta esta ruptura con el orden establecido, con la sociedad capitalista, no puede ser, ni proclamarse partidario del cambio y necesariamente, está hoy, nuevamente en otro bando

El relato histórico, atravesado por dosis de mito, memoria y mimesis, nos dice que durante décadas, los más grandes escritores, los más grandes artistas se unieron al movimiento obrero para celebrar las revoluciones En cambio, desde hace más de cuarenta años. la mayor responsabilidad de quien tiene acceso a la palabra pública es alertar contra toda irrupción social violenta. Por eso la conclusión necesaria a la que buscan orientarnos es que todo intento de transformación radical es totalitario, Terrorista o del siglo pasado, La idea de otra sociedad, a sus ojos vista, se ha convertido en algo casi imposible de pensar y con ello lo necesario, es la adaptación al mundo en que vivimos o en el mejor de los casos, el anhelo de retorno al contrato social visto , como el mejor futuro posible.

La fobia a las revoluciones y su corolario, la legitimación del conservadurismo, habilita expresiones tales como aquellas que indican que todo lo malo, lo decadente se emparenta con el comunismo, siendo estas falsas premisas las vías ideológicas con la que solo se busca establecer falsa conciencia , alegando que , fuera de la democracia liberal sólo se encuentran variantes totalitarias

El sufragio universal, ahora invocado para descalificar a las demás formas de intervención colectiva (como las huelgas, los cortes de rutas, los piqutes) se ha vuelto el eje estratégico de toda acción política para el plasmar el dominio de clase de la burguesía sobre explotados y oprimidos, es esa su herramienta de punzante pedagogía de la sumisión.
En América Latina la orientación política es según la tesis de la revolución permanente, al mismo tiempo democrática y social. El fracaso K y la presencia de la actual gestión de gobierno habla a las claras de la desaparición política de las categorías populares y que la lucha continúa con eje en trabajadores y los sectores sociales oprimidos y su opositor de clase antagónica, el poder burgués institucionalizado en las formas jurídicas del Estado.

La revolución como objetivo militante en tanto desbaratamiento del poder burgués supone para su realización, una masa descontenta dispuesta a actuar, un Estado cuya legitimidad y autoridad se encuentren cuestionadas por una fracción de sus partidarios habituales, y la preexistencia de ideas radicales de cuestionamiento del orden social, con tradición en el relato que extremadamente minoritario al inicio permite sin embargo que puedan unirse todos aquellos cuyas viejas creencias o lealtades resultaron disueltas . Por ese lado va la cosa y en eso se impone la formación concreta de la conciencia revolucionaria. Las quejas que se vociferan en las calles , sólo pueden ser satisfechas por la transformación de las instituciones existentes y por el establecimiento de otra organización social que de base real a otra forma política.
Los relatos básicos que sostienen de manera fundamental los esfuerzos conscientes de los trabajadores y oprimidos guardan relación necesaria con los relatos que la mayoría acepta sobre las luchas e injusticias pasadas. Son formas que se adoptan para darle sentido al pasado, explicar el presente e imaginar y posibilitar el futuro.

Es hora de agregar a la conmemoración nuestra cuota consciente de lucha. El enemigo de entonces y de hoy es la burguesía y su Estado

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