Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

LA CUESTIÓN PENAL NUEVAMENTE EN EL CENTRO DE LA ESCENA POLÍTICA

El discurso y la práctica de quienes se autoreferencian como izquierda en la realidad argentina, viene marcado por el abandono de la teoría revolucionaria, su método de generación, y la sustitución por pura ideología surgida al calor de las necesidades del aparto organizativo que las proyecta con formato de discurso, bajo emblemas, banderas , nacidas en la lucha de clases y paridas por la clase trabajadora revolucionaria en los que ya no se referencian.

Ese abandono tan significativo, implica la ausencia en sus haceres , de categorías tan fundamentales como la lucha de clases, y la falta de un programa revolucionario acorde con los intereses emancipatorios objetivos propios de la clase trabajadora .

Todo esto , tiene una traducción directa en lo que se refiere al problema carcelario, que se aborda de modo estático y sesgado, sin basamento en la lucha que se desarrolla por los sujetos involucrados en esa relación social específica, y que está marcada por la alta incidencia del poder burgués sobre los cuerpos y la desubjetivación de las personas que son objeto de esas prácticas de dominación en los ámbitos de encierro.

No obstante, hoy se tropieza con la probabilidad positiva de que un militante imbricado en una de sus organizaciones sea condenado en forma definitiva por sentencia de los tribunales del poder burgués y privado de libertad, circunstancia que pone al compañero frente al problema carcelario en concreto y desenvuelto sobre su cuerpo, situación que no se salva con discursos moralizantes en torno a la injustica del fallo, pues la cárcel estaba ahí, antes y después de las acciones que luego fueron juzgadas como delito por los intelectuales orgánicos del poder burgués con rol funcional e institucional de jueces , ni con la venerable y encomiable lucha por su liberación, en este último caso porque este extremo no alcanza la significación que tiene , dentro de las masas trabajadores.

Lo inverso, esto es, si se tiene a ciencia cierta el sentido del castigo penal y se ubica la política criminal del Estado, como parte funcional de ese Estado, caracterizando en forma adecuada a los intereses revolucionarios de la vanguardia organizada de la clase trabajadora , los factores que hoy sobrevienen no habrían tenido una vía abierta para su materialización y la lucha consciente por la liberación del eventualmente penalizado , asumiría otros perfiles, más próximos a la acción que al criterio moralizante fundado en el apartamiento del valor justicia.

Desde esta perspectiva también debe ser visto el problema suscitado con la condena aún no firme y de eventual ejecución condicional sobre Bodart, donde se acude a señalar que el fallo contiene una inconstitucionalidad marcada por sus fundamentos contrarios a esa ley superior a través de una errónea interpretación de una ley, añadiendo además que lo sucedido da evidencia de una «justicia colonizada»
Nótese al pasar que si se habla de una justicia colonizada cuanto se afirma es la posibilidad de una justicia no-colonizada, esto es, se afirma la entidad, validez y eficacia de uno de los órganos del poder burgués institucionalizado en el Estado .

Es con esta practica política que el reformismo pone en exhibición a diario , que se comporta por sus ejecutores, en sentido inverso al modo en que aconsejaba Lenin en “Nuestro programa”, cuando indicaba que “los socialistas no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible: estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todas las direcciones, si es que no quieren quedar rezagados de la vida”.

Nuestros reformistas hacen y declaran lo que declaran, sin correspondencia con la teoría marxista del Estado y sus métodos , apartados de la comprensión dialéctica de la estructura y la superestructura , los componentes integrados en la relación capital-trabajo y su ligación al concepto de mercancía, y a la noción cultural de norma jurídica. Esto los deja apoyados en el dogmatismo del discurso justificatorio del aparato organizativo y huérfanos de incidencia positiva en la lucha de clases, marginados en un posicionamiento real , puramente testimonial.

El reformismo y su prédica moralista, olvida considerar que el Estado funciona como un punto neurálgico en la materialización constante de las estrategias de la burguesía, y que está centrado sobre la reproducción de las relaciones sociales capitalistas. Es precisamente por su naturaleza (además de ser un instrumento político por excelencia, en las manos de la clase dominante) que se materializa el nivel real de las relaciones entre las clases, incluida la esfera productiva.

Por eso es que puede observarse la contradicción implícita en esa acción política que busca del Estado algo ajeno a su constitución ontológica, por vía de adjetivar a uno de sus aparatos como paciente de una colonización ideológica . Esto lleva de la mano a quienes así se disponen, al abrigo de la esperanza de revocar decisiones jurisdiccionales como si ellas hubieran caído del cielo y así como vinieron puedan retirarse. la posibilidad de que una acción Estatal revea su propia determinación de clase y la aplicación de una norma criminal a una acción política abre en todos los casos la creencia en que su intervención sea favorable a los intereses de la clase trabajadora en su conjunto.

Esta “idealización” del Estado, por vía de la denuncia de colonización de uno de sus poderes , es solo la vía oportunista que abre la posibilidad de fustigar a los operadores políticos de turno, sean estos ministros, presidentes, secretarios de estado, o como quiera que se llamen, no es otra cosa que generación y desarrollo de ideología en el sentido más estricto del término, es decir, como discurso con aptitud de formar falsa conciencia en el receptor.

La «complejidad de las actividades teóricas y prácticas de la clase dominante no solo justifican y mantienen su dominación, sino que también le permiten ganar el consenso activo de aquellos que son gobernados». Por esta razón, es una tarea primordial e ineludible de la vanguardia obrera organizada ( para no ser esclavos del hipotético atajo de los futuros resultados electorales) enseñar que el Estado juega un papel central tanto en la producción y reproducción de medidas represivas –visibles u ocultas– como en la interpretación ideológica de esos fenómenos de violencia que se ejercen sobre las personas, y también, en la formulación de discursos, estrategias y técnicas de poder, al modo en que las constatamos actualmente al interior de las sentencias dictadas en ambos casos.

La acción militante de corte reformista con sus campañas públicas , sufre de una falsa visión acerca de la política comunicacional organizada desde el Estado . en tanto opera con expectativas no correspondidas sobre los medios , a los que asiste y vocifera en la vana expectativa que su presencia modifique la percepción del sentido común de las masas en abstracto .

Esas campañas y las implicancias callejeras que pudieran tener no se ocupan de la política criminal , sino que la soslayan por la vía de denunciar criterios de represión de la actividad partidaria y del conflicto social. El delito es una categoría jurídica elaborada justamente para abarcar aspectos de ese conflicto social que desmadran la norma positiva que indica el qué hacer a los humillados y ofendidos. Por esa razón no puede acudirse en la especie a la simple caracterización de una acción contra la política, cuando lo real es que se ve los resultados de la política criminal del Estado y lo que no aparece es el criterio revolucionario de impugnación de esa política por su matriz clasista iy reproductiva del orden social capitalista.

La acción militante reformista, solo permite a quienes se movilizan conformar un micromundo autoreferencial, pero oculta la falta de participación de aquellos que continúan con su vida cotidiana, y emergen en la instancia electoral con un voto diverso del esperado al que luego hay que pasar a explicar, mientras la política criminal, el sentido del castigo, y el régimen carcelario se perpetuan .

Si el Estado es un sujeto sobre el que se puede influir y necesitar para la implementación de ”políticas” en beneficio de los sectores explotados y oprimidos, se infiere que su exhibición con esos perfiles es solo para presionar, y no para luchar por su abolición.

Pero además, estamos hablando de un Estado de clase atravesado por los intereses tácticos y estratégicos de la burguesía. El camino de la movilización, con sus idas y venidas, necesita orientar la relación de fuerzas en la lucha de clases a favor de la clase trabajadora, en tanto vanguardia de los demás sectores oprimidos, y crear las condiciones para una hegemonía con base en esos intereses, y estar preparada para enfrentarse contra las estrategias inscriptas materialmente en el Estado: los dispositivos de sus agencias represivas que ejecutan la violencia, y forman parte de su propia estructura institucional.

Esto no significa descartar la presencia de sujetos movilizados en las calles por su propio efecto multiplicador, pero si la demanda social tiene un contexto dado por el propio enemigo de clase y se sostiene solamente en un criterio moral que apela a la errónea interpretación contenida en las sentencias , la protesta se vuelve domesticada. . La condensación material del actual nivel de la lucha de clases, no puede ser llevada desde el polo de los intereses de los trabajadores hacia una idealización del rol del Estado. Al contrario, única y exclusivamente debe orientarse hacia la concientización de su destrucción.

Nuevo Curso