HUMPHREY BOGART , su sonrisa perdonavidas y la cosificación posmoderna.

Para los militantes sometidos al asedio permanente de la ideología que drena de manera continua el poder burgués por todos sus poros, construir desde la experiencia y la teoría posible su diversa existencia como sujeto social del cambio, sin caer en el oportunismo ,el eclecticismo , ni en el adocenamiento ciego, resulta una necesidad imperiosa de la propia vida individual , porque como ocurre en nuestro caso argentino, detrás de cada fracaso revolucionario, detrás de cada derrota militar se oculta implícitamente la desesperanza y la búsqueda afanosa de atajos que hagan menos opresivo lo cotidiano y contingente.

Frente a este problema real, muchos hoy proclaman desde el campo de la burguesía y los sectores medios de la sociedad, que se sienten bien haciendo lo que hacen sin advertir que en definitiva lo que hacen es construir la felicidad ajena del opresor y explotador, a costa de la propia.

En otras palabras, a lo que se recurre es a aceptar la servidumbre propia para evitar la muerte social como individuo. Pero justamente hoy estamos advirtiendo lo contrario , es decir, que igualmente, pese a esa resignación estructural inicial y esencial , se muere socialmente en igual e indigna manera.

Ocurre que han logrado transitoriamente y lo buscan desde el poder burgués con encono permanente, que los trabajadores entendidos como clase en sí, los desempleados estructurales , no puedan ya moverse en defensa de sus intereses específicos , sino que además, en gran parte de ellos, ya no quieran hacerlo, y se predispongan para aceptar dócilmente lo que hay, entendido como el orden natural de las cosas.

Desde el discurso vacío, sin énfasis en elemento alguno de lo real y sin encono real, las usinas productoras de lo que ellos mismos definen como «la izquierda», se usa como formato de archivo la premisa que pone «alerta» en la barbarie capitalista, pero ocultan que el mayor efecto realizador de esa barbarie, ha sidio destruir los ejes constructivos de la modernidad y su dependencia cultural con la ilustración, pese a que han sido ellos los que los colocaron como clase dominante . Ese efecto se ha logrado y se pretende consolidarlo, por vía de la simple negación de esos paradigmas basada en una declaración apologética de la libertad individual abstracta, lanzada al vacío con desconocimiento del capital intelectual socializado que los trabajadores habían sabido acumular en años de experiencia de lucha sindical.

Para poner en tierra esto que señalamos , recordamos los aportes del arte y en particular de nuestra literatura, por ser estos emergentes de la existencia urbana de sus gestores, todo lo cual nos da herramientas para trazar un puente entre este concepto de destrucción posmodernista y la enjundiosa tarea que puede nacer de la propia situación de vida de un hombre que existe por su trabajo en las vicisitudes del encuentro con el otro distinto pero igual que implica una mujer. Acudimos a esta imagen literaria, porque estamos persuadidos de que es una situación que nos abarca y unifica por sus pormenores y su necesaria ocurrencia en nuestras existencias .

Antes dejamos aclarado y en el sentido expuesto, que el capitalismo intelectualizando el vacío , y levantándolo como eje tras la idea abstracta de libertad individual que solo se detiene ante una prohibición legal formal, ha depositado estas escenas que vamos a transcribir desde una novela , al sitio de los objetos en desuso y en el mismo momento impuso el imperativo de la virtualidad , donde los encuentros no se sufren , ni mueven pasiones, ni se planean , ni dan lugar a múltiples especulaciones de corte personal como las que se narran en el texto al que apuntamos , sino aue se bajan de una góndola virtual donde cada hombre y cada mujer, acepta ser colocado y registrado. Tanta lucha por la igualdad , termina paaradogicamente en una foto y un click equiparador en la deshumanización.

Adviertase bien , no es que todo tiempo pasado fue mejor, ni que deba hacerse primar la nostalgia, pero como lograr salir de esta cosificación resultante que se suma a la alienación económica y social , si nunca habremos de quedarnos pensando en la mueca-sonrisa de Bogart en Casablanca, o los besos infinitos de Cinema Paradiso o el rostro comprensivo de Nino Manfredi en «Nos habíamos amado tanto» . Lo nuevo nace de lo dado en las tendencias inversas que existen en su interior, y no del retorno mecánico al pasado. Lo nuevo humanizado y digno no puede lograrse de la mano del amo que lo ha destruido para seguir siendo precisamente eso: el amo.

Buscando dar escena a momentos previos a un encuentro uno de los personajes de la novela nos introduce en el siguiente relato:

«…La caída hacia la realidad impone que uno aprenda en un golpe de inspiración a ser otro, que no sea de antemano un perdedor. H su mirada, una primera luz que encea hacer asomar esa sonrisa de perdonavidas como Humphrey Bogart. …»Me daba cuenta ahora que no dodía dejar de imaginar que Bogart debía haber tenido un faro que diera ese brillo , una primera luz que encendiera en él la convicción de su fuego, una madre, y que esa madre debía haberlo mirado con el embobamiento que el posfreudiano Lacan atribuyera al circuito de fascinación que une la mirada de toda madre sana a la de su hijo. Si no , cómo explicar el narcisismo autosatisfecho de esa mirada…No, jamás hubiera pensado anes que la autoseducción requeria de un esfuero por cautivarnos a nosotros mismos , tuviera que ver con la más elemental de las formas de autoestima y pudiera originarse en ese encandilamiento mutuo del bebé y la madre que tanto sedujo al capprichoso Lacan. Nunca lo hubiera pensado hasta que me sentí más desamparado que un patito feo intentando esa tarde gesticular frente al espejo para ensayar la seducción de una muchacha, reducida como estaba en mi mene a la sola aunque terrible belleza…Porque esa tarde sí sentí en la superficie misma de la cara, allí donde uno ventila involuntariamente las carencias más dolorosas, la falta de esa mirada de mujer, de ese baño de luz primordial que desde la adultez solo puede imaginarse como el halo con que uno mismo transforma la belleza corriente de la pareja de uno en un deslumbramiento capaz de vencer a todas las estrellas. Pero una vez más, me salvó el odio.Estaba incompleto, de acuerdo pero si no había incorporado como un órgano interior esaa caricia de ojos de hembra adulta que borra como un soplo todos los rubores y las dudas, apostaria a la única alternativa, la impostura . Seré el que finge todo lo que hay que tener para circular por este mundo, alguien con los papeles de la libido en regla, alguien a quien no puedan detener en cualquier encrucijada de la vida para reclarle cómo se atreve a salir a la calle sin registro de amador . Porque se sabe, mas vale tener documentos falsos que andar indocumentado .Mirostro no simulaba seducción . Pero mi mirada con una sonrisa cómplice era la primer trasgresión que le veía hacer a mi vida…..» ( Texto extraído de Salvador Benesdra. El traductor.pag. 77-78).

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