
En la prensa y en las redes puede verse con reiteración efusiva, lo siguiente: “El acompañamiento que hinchas de los clubes Chacarita y Laferrere le brindaron a los jubilados que todos los miércoles se movilizan y son reprimidos frente al Congreso, movilizó a simpatizantes de diversos clubes. Al menos en el universo de las redes sociales hubo una convocatoria que se extendió a varias hinchadas para solidarizarse”
Días antes, el 1 de febrero, en cada plaza del país, se estableció un paradigma, acompañando al colectivo LGTB, se dijo entonces por los referentes: Estamos marchando para defender una democracia en la cual no hay personas de segunda, una democracia en las cuales todos tenemos que estar adentro, y una democracia que defienda los derechos conquistados y que defienda el espacio común”.
Este contexto en sí mismo contradictorio, en tanto no hay sector social que haya sido más repudiado que el que se ubica bajo el amparo de barra de un club de fútbol, uno de ellos la barra de Chacarita con antecedentes de discurso racista en cada presentación, deja ver sin embargo, el raquitismo de las organizaciones política que dicen tener voz legitimada por su referencia directa al interés de los trabajadores y los oprimidos, en tanto no cuestiona esa presencia solo justificada en la defensa frente a la represión de los jubilados, con lo cual se acepta en los hechos la incapacidad orgánica de estos partidos de la izquierda del régimen para organizar esa defensa y poner en marcha un programa con política de clase que cuestione la dominación burguesa
Las barras son un conjunto de desclasados, excluidos y deslindados estructuralmente del proletariado, que se nutre económicamente de los tráficos ilegales, la economía criminal, la mendicidad, el patronazgo estatal o privado o una combinación de todas ellas.
En otra estructura diversa pero no diferente de la actual , Marx supo decir que: “el lumpenproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad, puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras.(Manifiesto Comunista)
No es este el caso, en tanto los propios convocantes de las marchas de jubilados y el resto del contexto de lucha de clases no marca un estadio en el camino revolucionario , toda vez que en ningún caso se brega por la definición del poder burgués como enemigo a vencer, ni se fija la acción realizada hoy , como táctica para una estrategia de nueva sociedad sostenida sobre diversas relaciones social que las capitalistas.
Así las cosas, la presencia en calle de estos grupos enquistados en las instituciones deportivas , deja ver un peligro potencial, en tanto si hoy se les acepta y sostiene , luego su presencia en sentido inverso y con sus modalidades no podrá ser legitimada. Esta acción de los barras, no espontanea sino organizada, solo apunta a mejorar su imagen social y dejar abierto para que este grupo de presión violenta actué como lo hace de hecho , en escenarios que exceden la excusa deportiva.
En forma complementaria, habrá que decir que aceptando los barras, no se lucha contra el fascismo en ningún caso. Esto en sí , pone en evidencia el carácter abstracto de lo planteado el 1 de febrero y la utilización política en plano electoral de ese fenómeno, en forma tal que una importante movilización de personas queda entrampada en una suerte de suma cero. Sin duda la república burguesa se vale en contexto democrático de todas sus armas para disimular su real carácter de dictadura de clase , sin embargo en esta ocasión, los significantes de la crisis de reproducción del orden social capitalista se ven obligados a exhibir sus herramientas extremas , dando señales de lo conflictivo que aparece su desenvolvimiento y de lo peligroso que implica no estar organizados políticamente frente a fenómenos que parecen novedosos pero reconocen su recorrido histórico en el proceso de ataque sistemático a la clase trabajadora.
Las formas económico-sociales y las estructuras ideológicas no se corresponden en el tiempo
Esta falta de correspondencia entre uno y otro espacio del fenómeno social hace que necesariamente deben ser estudiados de conjunto para su adecuada comprensión es la que hace que ,ideas, costumbres y añoranzas de épocas asimilables al estado de bienestar propias del peronismo , sobrevivan fuertemente en amplios sectores de la sociedad especialmente en los sectores medio cuando la estructura productiva da signo de agotamiento y la reproducción del capital da signos de crisis.
A la vez este pensar lo que sucede desde una manera y con esquemas culturales que no se corresponden con la real estructura productiva de valor en Argentina determina en sentido inverso, que se den por ciertas las amenazas de la pauperización en cuanto tales, como si la tendencia a la pauperización general fuera y surgiese exclusivamente de determinaciones políticas que modificadas en ese mismo plano permiten su superación .
Esta última comprensión falsa de lo real se da en sectores de la misma burguesía particularmente la que hacía “negocios” con la anterior gestión de gobierno, a la que se agregan intelectuales desclasados, a los que se suman incluso a sectores significativos de las capas de menores ingresos, de la clase obrera, estas sí condicionadas por la perdida de empleo seguro.
En definitiva, esta presencia amenazante de la crisis social que no cesa de avanzar en su perfil de ofensiva del capital sobre la fuerza de trabajo , produce como reacción este agrupamiento de sectores que sin declararlo ni darle forma política específica acuden en su desesperación a la noción de fascismo, para enarbolarla como riesgo para la democracia, con lo que nuevamente ubican la forma política por sobre la estructura relacional productiva de nuestra sociedad , volviendo al intento de venta de ilusiones democráticas como salida del fenómeno de agobiante opresión social en el que nos encontramos .
Precisamente en ese punto, es donde se marca el camino erróneo de los que se dicen oposición a quienes están en la gestión de gobierno . Ese afán por recuperar políticas de bienestar y estrategias de declaración de derechos subjetivos no encuentra posibilidad de satisfacción institucional dentro del orden burgués, razón por la cual, en definitiva , se traduce con sentido inverso , en un obstáculo para el desarrollo de una política autónoma de clase desde la vanguardia de la clase trabajadora.
Lo que no se percibe es que desde esa perspectiva que hace de la hipotética presencia real del fascismo una centralidad discursiva y un criterio militante , es que, la propia democracia en la que se siguen sembrando ilusiones, y su Estado republicano, es la que genera esa objetividad compleja de intensificación de la explotación.
No se percibe esencialmente que, de ser esta la táctica adecuada, se abriría por este mecanismo , el camino para una “solución” capitalista momentánea a la tremenda crisis que impone el orden social capitalista , basada en sobreexplotación del proletariado en los perfiles de las relaciones productivas que establece ,con forma democrática y una sociedad burguesa estructurada represivamente.
Frente al recurso ideológico de acudir a la categoría fascismo e instalarla como tendencia en nuestra sociedad de clases es necesario denunciar que el verdadero rostro de la forma institucional de la democracia burguesa y su Estado de derecho.
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