Hoy, cuando con asombro podemos observar que personas que perciben haberes jubilatorios y han decidido manifestar en relación a su condición de vida, depositan con aliento de gran parte del aparato político y medios de comunicación , en quienes como todo atributo tienen ser “hinchas de un club de fútbol” y esa emergencia recibe viento de cola para que se materialice en calles, también sería necesario pedir que los que así operan, se detuvieran a observar otras escenas de la vida cotidiana y desde ella repensar quien es en verdad el enemigo y quienes deben enfrentarlo con al menos probabilidad positiva de vencerlo política y socialmente.
Lo que sigue es la crónica e una cotidianeidad. No de un hecho aislado. No de una determinación individual o de un grupo siniestro. Es la expresión violenta específica de la violencia social contenida en un orden social de clases que exhibe decadencia por todos los poros, pero que no ha de retirarse por sí mismo, o con lamentos , o con proyectos parlamentarios acuñados en su propia entraña. Para que ese resultado deseado pueda tener tendencia favorable, es decir, para que estas escenas que pasamos a relatar y los hechos violentos que vendrán, en las calles, hay un problema estratégico a resolver.
En primer orden hay que comprender que se trata de un conflicto de clase contra clase. Si se advierte ese elemento concreto, se podrá conocer que en ese conflicto la clase trabajadora se debe configurar como tal, por su vanguardia y su organización política, de forma que su armamento no sea otro que el programa socialista puesto en acto con los métodos que el conflicto determine. Sin sujeto revolucionario no hay revolución y si no hay revolución no hay posibilidad de superación de la barbarie que exhibe esta crónica que pasamos a transcribir. Son décadas de gente con carteles en las calles protestando , pero sin programa , sin organización y sin diseño estratégico del día después. Por ese camino llegamos a los muertos en la calle por las más diversas vías. Si ahora se apela a que las personas por ser “hinchas” de un club supuestamente vayan como héroes de la mitología griega a defender el honor de las victimas impotentes de las jubilaciones, es precisamente porque se ha errado el camino y el populismo en su debacle le hace el último favor a la dominación capitalista. No es frente anti – Milei, es frente único obrero, por el programa socialista y el poder obrero lo que se impone y la militancia debe remar contra la corriente para que lo contrario a esa herramienta se termine por consolidar con daño presente y futuro a su interés de emancipación proletaria.
Lo que sigue está tomado textual del diario Conclusión de Rosario de fecha 10 de marzo de 2025
“Un hombre de 45 años, identificado como Hugo S., murió durante la noche de este domingo en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde estuvo internado por cuatro días tras haber sido golpeado, rociado con un material inflamable y prendido fuego cuando dormía en la vía pública en las inmediaciones de Grandoli y 24 de Septiembre, en la zona sureste de Rosario.
La víctima, que se encontraba en situación de calle, fue atacado durante la madrugada del pasado jueves. Cuando fue encontrado -en la mañana de ese mismo día- presentaba heridas, principalmente quemaduras, en distintas partes de su cuerpo.
Todo esto ocurre a un día de que las calles se poblaron al grito del movimiento feminista que se opone a la violencia contra las mujeres y las disidencias, prodigando el NI UNA MENOS. Sera tiempo entonces de advertir que ese resultado se consigue con algo más que gritos callejeros una tarde de sábado.
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