Que ayer domingo, para la generalidad , lo más importante era la interna entre LLA y el PRO, implicaba en sí mismo una expresión de cual es en realidad el estadio de lucha de clases en el que nos encontramos, solo ligado a poder advertir las pujas entre diversos sectores de una única y prevalente burguesía dominante, donde los propios exponentes de la política que pretenden poner raíces en la clase trabajadora no salen del esquema táctico erróneo según el cual el enemigo de mi enemigo es mi amigo . Probablemente sea esa táctica la principal derrotada ya que solo ha sabido dejar a su paso un escenario de frustración militante y desazón hacia lo que vendrá.
Casi como formando parte de la misma rutina partidocrática a la que nos tienen acostumbrados los actos eleccionarios en nuestro país, y que en este caso parece ser en particular el elemento esencial que justifica el alto porcentaje de no votantes , máxime si se tiene presente que se trataba de elecciones de parlamentarios de la CABA es la advertencia que su realización resulta un dato sin significación para las masas de trabajadores que no ven en este elemento de la democracia formal que los somete a las penurias existenciales cotidianas una herramienta de acción superadora
Cerrado el comicio ,en horas siguientes a conocerse las cifras de la elección , emergieron los consabidos balances , las caras largas, los magos y los exaltados de la nada. Se puede decir sin error , que esas situación que describimos, contiene en sí misma , por su formato y contenido una explicación suficiente del fenómeno que no es la abstención en sí, sino la falta de respuesta suficiente y contundente a la ofensiva capitalista en desarrollo por parte de las masas que asisten pacientes y pasivas a la legitimación del escenario de explotación y opresión que la burguesía busca naturalizar.
Tal vez esté en la reiteración de los formatos de esos balances algún indicio por donde explicar los resultados, pero no parece ser ese el tema donde poner el acento a un día del proceso electoral sino la reproducción en votos de los nuevos parámetros culturales en donde nos desenvolvemos, absolutamente ajenos a la noción de un proyecto colectivo y programático fundado en la necesidad de establecer un orden superior a lo dado.
Ver a los representantes de lo que se presenta como el formato de la izquierda del régimen (FITU) intentar hacer piruetas como el personaje de “La vida es bella” para que su militancia no advierta su debacle y luego a posteriori como ésta misma base, sin capacidad de juicio crítico alguno, sale al ruedo, en particular en sus sitios virtuales y espacios diversos de comunicación por redes buscando hacer real esos balances ficticios llenos de pirotecnia discursiva , atacando sin miramientos a quienes se atreven advertirles de la catástrofe y lo que ella significa en términos simbólicos, en particular , lo que implica que el muñeco al que cotidianamente atacaban como vocero del presidente , sin mérito propio alguno les haya superado de manera rotunda en la consideración de los votantes de la capital del país , en una escala ascendente de lo que ya les vino sucediendo en Jujuy , Salta, San Luis y el Chaco, significa no otra cosa que la expresión en determinación voluntaria de un renovado negacionismo de la realidad. La reproducción dogmática de un modelo sectario de defensa de aparato partidario que le quita a la masa de trabajadores en sí, la oportunidad de sacar un balance real de lo hasta aquí hecho y vislumbrar perspectivas que le abran otro camino diverso del transitado hasta hoy.
Es tiempo de tomar iniciativas alejadas de la rutina militante que por tal ahoga toda recomposición favorable en la lucha de clases hacia los trabajadores, permitiendo que la organización de un partido de clase y su política consecuente actué propagandísticamente hacia la asimilación por la clase de las necesidades que marca el programa socialista revolucionario. Es ese el camino a recorrer.
Sin partido revolucionario de los trabajadores, definido como tal por la interrelación dialéctica de esa estructura orgánica con el programa socialista, no hay posibilidad alguna de superar lo dado y frenar la ofensiva del capital herido en su desarrollo por sus propias contradicciones materiales que solo se supervive por el incremento acentuado de la explotación y la opresión. Lo contrario es la agonizante presencia del aparato político reformista y su estrategia parlamentaria vacía de contenido, que desenvuelta nos ha llevado a esto que hay y nos deja en un callejón sin salida funcional a los intereses de la burguesía dominante y su cultura de naturalización de la posmodernidad como el único mundo posible, pese a su manifiesta barbarie.
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