IDEOLOGIA
El paso del tiempo y en particular la celeridad con la que se producen los acontecimientos en este inicio del siglo XXI han dejado en evidencia entre otras cosas, que la relación entre ideología y la construcción de lo verdadero es compleja.
La ideología, como sistema de ideas y creencias, puede distorsionar o incluso construir la realidad percibida por los individuos, llevándolos a aceptar como verdadero algo que no lo es, o a ignorar aspectos importantes de la realidad. Esta construcción de lo «verdadero» puede ser consciente o inconsciente, y tiene implicaciones significativas en la forma en que las personas actúan y toman decisiones.
Es necesario relacionar esta estructura conceptual con todo aquello que estamos atravesando. Semanas convulsivas en plano interno de la política local e internacional con el desarrollo de una ampliación de la guerra en Medio Oriente .
Deteniéndonos en el primer extremo el dato objetivo es una ex presidenta , presa por delitos comunes, que no guardan en las imputaciones objetivas que se le cursaron y por las que tuvo el derecho de defensa que el poder burgués a través de su Estado , su república y las consiguientes formas jurídicas legales, le proporciona como servicio de “justicia” a cualquier persona desde su reinstalación en 1983, cuando la población de manera mayoritaria compro el viejo paquete según el cual , con la democracia representativa , se come, se educa y se recibe asistencia de salud.
Es por lo demás, el mismo sistema normativo y de aparato del poder judicial y punitivo , que todas las gestiones del Kirchnerismo proporcionaron a la población, y las agravantes de las penas que inhabilitan el ejercicio de funciones públicas se instalaron como una suerte de ficción -emergencia que llamaba a terminar con las naturales relaciones que impuso el Menemismo y su transitoria continuidad de la decadente progresía radical. Una vez más se acudió a la ideología de la amenaza de castigo en tanto finalidad preventiva de la pena, para decir que se hacía algo contra la corrupción, cuando ha quedado establecido por la simple experiencia y el decurso e la historia Argentina que ese instrumento jurídico naufraga a poco que lo lance a la cancha y solo contribuye a sostener un aparato represivo de ingente costo social.
En ese contexto de legalidad que tiene la consecuencia necesaria de validar el acto de poder en la medida en que se ajuste a esa normatividad, Cristina Fernandez pudo viabilizar todas las acciones recursivas contra las determinaciones de los órganos judiciales y represivos que se produjeron en el debido proceso que se generó a partir de esa imputación delictiva que la ubicaba como sujeto activo de las conductas que se le hicieron conocer.
Durante el mismo proceso , la ex presidenta curso el trámite en libertad, no tuvo tampoco transitorias privaciones de libertad , fue electa como vice-presidenta y fue habilitada a ofrecer toda la prueba que estimara como demostrativa de sus dichos concentrados en la negación de todo cuanto se le imputaba y llegó al pronunciamiento de la Corte Suprema que genera la presente situación de convulsión , en la que se representan roles actorales que incluso se proponen traer a cuento similitudes de su situación con la persecución que sufriera Juan Perón y transformar la residencia de Gaspar Campos donde permaneció en su retorno el extinto militar en un departamento en recoleta, donde todo el aparato del misticismo que subyace en las adhesiones del pueblo peronista se despliega con holgura y en ese contexto se anuncia para este miércoles una nueva marcha por las calles de CABA, que desplaza en magnitud y trascendencia a la que hasta entonces era vendida como “la marcha de los jubilados” que tendrán que postergar sus demandas frente a este acontecimiento.
En este marco de situación que intentamos describir es posible acudir a Carlos Marx, aún cuando quienes se dicen sus seguidores anuncien su presencia en la marcha sin dejar de aclarar que “no son peronistas y mantienen diferencias con Cristina”, quien se ocupó de recordar que Hegel dijo que los grandes hechos y personajes históricos aparecen dos veces, que la historia tiende a repetirse, pero lo que cambia es la interpretación que se le da a esos eventos y a esos personajes en un determinada momento: una tragedia en la situación original o una farsa en su reiteración.
También la filosofía hace su aporte, curiosamente de quienes emergieron en ese ámbito de preguntas por los grandes problemas, negando precisamente la posibilidad cierta de una respuesta, porque si todo lo que se tiene por verdadero, puede ser contrastado con otro relato de verdad , lo que se concluye es que no hay un solo discurso posible.
Sin embargo, cuando el discurso toma forma jurídica de sentencia y lo produce un intelectual del poder burgués desde el espacio del castigo y cumpliendo las formas jurídicas rituales, la verdad del proceso, por adscripción masiva y uniforme a la república de todos los que habitan el suelo argentino, adquiere el lugar de la certeza y por tales condiciones impone su cumplimiento.
Así las cosas, si el espacio político afectado, avanza con el discurso concentrado en la negación de lo sentenciado aduciendo errores en lo dictado y que esos errores son intencionalmente dirigidos a sacar de la escena a Cristina Fernandez , ampliando el espectro sosteniendo que eso sienta un precedente que mañana puede ser utilizado contra otros actores políticos , habrá que advertir por lo dicho precedentemente , que la aplicación del criterio de la sentencia, solo se justifica en otros casos, siempre y cuando lo nuevo tenga correspondencia con el caso que situó a Cristina Fernandez en condición de imputado, lo cual revela que de aplicarse se habrá constatado o se deberá constatar la comisión de un comportamiento delictivo desde el Estado por alguno de sus funcionarios.
En definitiva, aquí no se da ni proscripción política por la condición de la imputada , ni el fallo sienta precedente que pueda implicar afectación de alguna garantía individual. Ambos extremos, esto es , amenaza de restricción de libertades democráticas y proscripción política no se verifican en forma objetiva en el fenómeno que ponemos en consideración.
Sin embargo, hay un riesgo que la burguesía de conjunto trata de aventar. Es el riesgo de la advertencia por la clase trabajadora de lo que significa el orden jurídico burgués y como su legalidad contiene en sí misma la violencia del régimen sobre los cuerpos , cuando ella resulte necesaria, razón por la cual , cualquier actividad llamada a “defender la democracia” tropieza con esta negación con amparo legal y validez formal que le resta todo sentido a la intervención de clase sobre el fenómeno en particular y si lo llama a denunciarlo para exhibirlo como fundamento del orden social capitalista y sus escenarios de explotación y opresión que llaman de modo imperativo a su superación por vía del poder obrero con programa socialista.
Nuevo Curso
.