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Jean Paul Sartre : un aniversario frente al balcón y la militancia revolucionaria.

El 21 de junio se cumplió un aniversario más del nacimiento de Jean Paul Sartre. No lo traemos a cuento de manera formal y por dependencia ritual al calendario. Lo hacemos en estas jornadas donde los jóvenes del país en gran proporción de sectores explotados y oprimidos de nuestra sociedad ponen en significativa proporción a los gestos de la ex presidenta en su prisión domiciliaria con balcón incluido en la escena de sus pensamientos, como reiterando un ciclo histórico que emerge a la escena como farsa, en la medida en que San José 1111 , está muy lejos de ser Gaspar Campos .
Los medios que se ocupan de “comunicar”, nuevamente, como siguiendo los rituales culturales de nuestros particulares haceres, buscan instalar colectivos humanos en pro y contra de esta situación de restricción de libertad impuesta por una condena.
Dado ese cuadro de situación , es significativo que podamos emprender el intento de salir de ese esquema impostado advertidos que ese rincón del escenario no implica la escena total y que el territorio real de la lucha de clases remite a otras situaciones que deben ser examinadas dentro de las propias filas de todos aquellos que a sus acciones le dan una forma militante desde la que se dice, esta contenida la idea de cambio social.
Por eso en ese plano, es donde buscamos dar cuenta del aniversario del nacimiento de Sartre, en la medida que fue él y sus seguidores especialmente a partir de su obra Crítica de la Razón Dialéctica, quienes dieron curso al comienzo de un nuevo período de desarrollo de la teoría marxista, posterior a la prolongada esclerosis del stalinismo.

En ese sentido es necesario poner de relieve la importancia política e histórica que, para el movimiento socialista, tiene la obra de Sartre y la necesidad de su continuidad como aporte al método de conocimiento y su aplicación en clave de filosofía de la praxis que se torna extremamente necesaria para que la joven vanguardia pueda dotarse de herramientas para su objetivo emancipatorio.
No es casual en ese contexto , que en el tiempo corrido a la fecha desde entonces, haya ubicado a Foucault, como el encargado de tratar de perturbar los aportes sartreanos declarando su caducidad . por vía de asumir la tarea crítica al humanismo como parte de sus cuestionamientos a la concepción del conocimiento y prácticas existenciales propias de la modernidad y a los grandes discursos que según él y todo el postmodernismo habían hecho de la filosofía una metafísica del sujeto.
En este contexto, el particular humanismo sartriano y sus líneas directrices es el basamento necesario, para partir desde allí en la construcción del sujeto revolucionario que resulta en nuestro actual contexto de imperiosa necesidad.
La visión mecanicista del formato ideológico-Estalinista de las categorías analíticas del los textos de Marx, afirma que son la causas objetivas, las que condicionan el proceso revolucionario y de esta manera , ubica al trabajador en un elemento pasivo de la historia misma desconociendo las implicancias de la lucha de clases.
Sartre interviene para apuntar y resignificar por su necesaria implicancia, a la capacidad de elección libre de trabajador aún en su situación de alienación y las firmes determinaciones que le imponen los condicionamientos del poder que se ejercita sobre él.
Sartre nos ha dejado en claro para la comprensión de nuestro presente que las determinaciones sociales no consiguen anular, por completo, la libertad y las esperanzas de los hombres y en particular , de aquellos que asumen de manera consciente la necesidad emancipatoria de revolucionar las relaciones sociales existentes.
Solo hay libertad donde hay poder, pero el poder, por más constrictivo que sea, nunca llega a suprimir la libertad de quien la habilita dentro de los contornos pertinentes al propósito de la emancipación humana de toda explotación y opresión .
Uno de los problemas fundamentales de un grupo socialista que trabaja por su inserción en la vanguardia obrera y milita para la construcción del partido revolucionario de los trabajadores, consiste en la relación individual y colectiva de sus miembros con la sociedad en la que tiene que subsistir y a la que, sin embargo, debe oponerse absolutamente, en la medida en que el hombre es un ser natural y sensible, pero sobre todo un ser que “solo en la elaboración del mundo objetivo se afirma”. El hombre es hombre en esa producción del objeto que es, a la vez, su misma autoproducción: y todo ese proceso práctico depende de su ser social, así como este es inseparable de la existencia histórica.
Dicho en otros términos, y tal como lo puntualiza Marx, en el contexto de la producción social de su existencia, los hombres establecen relaciones necesarias e independientes de su voluntad, que corresponden a un determinado estadio evolutivo de las fuerzas productivas materiales. Estas relaciones de producción constituyen la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia

Esto entre otras implicancias hace que en la sociedad de clases donde actuamos resulte imposible aislarse de los trazos estructurales del orden social capitalista
De esta manera intervenir en la sociedad y en oposición a las estructuras de esa sociedad resulta un fenómeno individual y colectivo de particular significación factor que es el que pone al componente subjetivo de la transformación social superadora en el centro de la escena , tal como Trotsky lo advirtiera al señalar al problema de la dirección política del proletariado como el problema esencial y a su vez el obstáculo por su carencia sustantiva en tiempos de crisis , guerras y revoluciones como se presentaban en el momento de escribir el llamado “programa de transición” y que nuevamente con sus perfiles específicos se presenta en la actualidad , con el capitalismo globalizado.

Lo cierto, en definitiva es que, visto desde el sujeto que se embarca en la tarea política militante y en tal sentido busca configurarse como el atisbo embrionario y puramente tendencial del hombre nuevo, que ha de surgir de un nuevo orden social basado en otro tipo de relaciones sociales de producción estructurales, la intervención política en el capitalismo compromete la oposición pura a esta sociedad, mientras que la revolución activa es la que amenaza la organización en la cual se basa el aislamiento objetivo del militante en sí.
Dada la situación de este modo, se puede iniciar afirmando una resultante de esa objetividad, que se traduce en que ante esa dialéctica de estar en el mundo y oponerse al mundo tal como es, el único término medio posible es la inacción, y es precisamente este último extremo el que se aprecia hoy , en forma mayoritaria en los trabajadores , casi perplejos ante la velocidad de los acontecimientos que día a día modifican en sentido negativo las que eran sus coordenadas de existencia, y que le permitían abrigar la presunción de la continuidad de su fuente de trabajo, y la capacidad de su salario para atender a sus necesidades , en un contexto de realización de la fuerza de trabajo marcado por formatos de producción alejados de la irregularidad y la precariedad.
Este fenómeno que tiene una extensión ya significativa en el tiempo, en particular en nuestro siglo produjo , casi podría decirse frente a las incertidumbres que produjo la caída del muro y de la Unión Soviética una fuerte tendencia en las nuevas generaciones nacidas en el amparo de ese contexto, de desarrollar una crítica de la sociedad basada en una posición puramente académica y en plano teórico, como si se tratara de que los intelectuales universitarios , académicos se vieran cual sacerdotes en la obligación de explicar lo que no estaba ya establecido en los textos de lectura mecanicistas del marxismo nacidos del endiosamiento del régimen Estalinista que se desarrollaba en los países del Este europeo y en Asia .
Esa acción sumadas a las derrotas que ya se habían infligido a las vanguardias en la práctica y en acciones armadas solo dejaron esa inacción , con ocasionales ataques contra los ideólogos de la sociedad , generada más por sus tentativas de enfrentar su propia situación que por implicar un nuevo curso en la oposición dialéctica al orden burgués .
El resultado en términos generales no ha sido otro que lo que podemos advertir en la actual configuración del fenómeno , tanto en la práctica como en la teoría, la posición aislacionista no puede combatir las ventajas materiales inmediatas de la participación oportunista en la sociedad (reformismo), o de la aceptación acrítica de las ideas dominantes de la sociedad (revisionismo) y son ambos los extremos del enemigo que se presenta a la tarea de desarrollo subjetivo en la vanguardia y por esta en la clase trabajadora del presupuesto necesario de la construcción del partido revolucionario de los trabajadores y la elaboración en constante dialéctica con la objetividad que marca la sociedad, del programa socialista de emancipación social .
Por otra parte, también hay que decirlo que un obstáculo de entidad inferior se presenta en la tendencia recurrente que el aislacionismo puede tener hacia las presuntas “ventajas espirituales inmediatas” que da construirse de manera sectaria un estar en el mundo sostenido de manera idealista en una suerte de romanticismo revolucionario utopismo que encubre en su base al sectarismo y que más temprano que tarde termina determinando la deserción de quienes buscan en ese esquema su lugar en el mundo advertidos por la propaganda capitalista y los ataques de reformistas y oportunista que habrían devenidos autorealizándose en una suerte de quijotes del siglo XX solo devotos de las formas setentistas pero sin espacio social para su mera reproducción, razón por la cual el culto sobre símbolos y emblemas se enseñorea sobre su realidad, quitándolo a esta precisamente esa condición para derivarla en la causa eficiente de un autismo político.
Frente a este conjunto de elementos que se puede detectar de modo analítico en este fenómeno del aislamiento del militante y el grupo en quien se integra el método a recorrer sin garantía de acierto en su empleo concreto es la crítica advertidos de que toda falsa teoría que se ha generado en estos tiempos desde los más diversos frentes por su realización de falsa consciencia en el individuo tiene su momento de verdad que debe ser primeramente entendido y asimilado y luego desde él , dar espacio para su superación.
Por eso pretender hacerse acríticamente del estructuralismo, el posestructuralismo o el posmodernismo o de la propia escuela austríaca de economía. en su caso denostarlo con la mera reproducción de premisas abstractas extraída de la versión mecanicista que produjo el estalinismo resulta un intento vano y facilitador de la reproducción de aquellos que no acaba en manera alguna con esta situación objetiva de estar en el mundo del capital e intelectualmente contra ese mundo, de resulta de las cuales emerge el mentado aislamiento subjetivamente paralizante con fuerte tendencia finalmente adaptativa a la reproducción de lo existente.
En todo esto hay de por sí, una enseñanza de la cual todos estamos en condición de recibirla o al menos explorarla a la luz de las frustraciones recibidas y las por venir si no tomamos de ella los suficientes recaudos; no podemos utilizar a Marx meramente para destruir la ideología burguesa: el rol que cualquier ser humano ubique en el lugar revolucionario , requiere del marxismo en sus categorías analíticas emergentes de Marx y Lenin y de la defensa que de ambos asumió León Trotsky hasta su asesinato , sin la cual todo ese esfuerzo no estaría vivo, pero este, debe ser continuamente recreado y debe hacérselo posible para cada nueva generación por medio de la reintegración permanente de los elementos desmitificados de la teoría burguesa contemporánea, incluyendo todo lo que ella ha traído de la mano de las ideologías post.
El sujeto revolucionario en rol militante activo solo se construye desde Marx pero en igual medida estas categorías analíticas solo adquieren el ser, en la medida en que constituya no una exégesis sino un desarrollo de la obra de esa obra desde la actual emergencia en realidad de la relación social Capital.
De la misma forma, la práctica del aislamiento en la que se sumerge como hemos dicho otro sector de la militancia con signos básicamente sectarios lleva en sentido coincidente con lo anterior a aceptar una conducta válida en determinada coyuntura como si fuera eternamente valida sin tener en cuenta el continuo desarrollo de la sociedad capitalista, su capacidad para contener algunas de sus contradicciones pero su incapacidad para lograr su necesaria superación dialéctica en un nuevo orden social.
Dicho de otra manera, una existencia militante bloqueada en el énfasis sobre categorías fijas, cristalizadas e inamovibles, no puede hacer otra cosa que parar la militancia en mera rutina repetitiva en semejanza con los recitadores y exegetas de un texto religioso o dogmático , con lo cual no tarda en salir del escenario de la realidad para pasar a ocupar un sitio inerte en lo abstracto sin remisión ni referencia alguna con relación al desarrollo de la sociedad. Por ese motivo es , finalmente, que no rinde ningún servicio a la revolución.
Refiriéndose al fenómeno de lucha de clases en los perfiles que asumía en los momentos inmediatamente previos a su asesinato , Trotsky dejó por escrito y para las futuras generaciones, lo siguiente:
Épocas reaccionarias como la actual, no sólo debilitan y desintegran a la clase obrera aislándola de su vanguardia, sino que también rebajan el nivel ideológico general del movimiento, rechazando hacia atrás el pensamiento político, hasta etapas ya superadas desde hace mucho tiempo. En estas condiciones la tarea de la vanguardia consiste, ante todo, en no dejarse sugestionar por el reflujo general: es necesario avanzar contra la corriente. Si las desfavorables relaciones de fuerzas no permiten conservar las antiguas posiciones políticas, por lo menos hay que conservar las posiciones ideológicas, pues la experiencia tan cara del pasado se ha concentrado en ellas.
Estamos en definitiva ante un desafío militante vital concentrado en una tarea necesariamente preparatoria de construcción teórica que habilita el terreno histórico-social para el necesario contraataque en la lucha de clases cuyas tendencias resultan aún muy tenues , para dar lugar a un salto gigantesco hacia adelante con abolición de las estructuras económicas e institucionales del actual orden capitalista en situación de crisis objetiva de reproducción que le obliga a generar escenarios bélicos .
Esta concentración en los recursos científicos sobre el desarrollo dialéctico del orden social gestado desde la relación social Capital, aboga significativamente ante las penetraciones ideológicas que por vía de interpretación u omisión que asumía el Stalinismo y es por ello que debe ser recuperados con formato renovado frente a la derrota histórica de este último en el plano de la realidad y su intento de presentarse en la actualidad como solución con otros formatos, para evitar precisamente no tropezar dos veces con la misma piedra.
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