El marxismo dogmático, ese que aún se emplea en nuestro país, por aquellos que se autoperciben paradójicamente como la expresión de lo nuevo y los sepultureros de la ideología a través de la generación de “herramientas para el debate “, como si la revolución fuera equiparable a un encuentro discursivo y tuviera domicilio fijo en las redes sociales, las facultades y los seminarios pagos de la universidad gratuita, la misma por la que todos están dispuestos a “entregar el corazón”
El marxismo dogmático que cultivan estos sofistas del siglo XXI, que pretende tomar vida por la sola y única ruta que conoce, que no es otra que la difamación y la embestida falsa sobre presuntos enemigos, casi siempre indicados como “trotskistas” como lo hiciera desde los comienzos del termidor montado sobre la revolución de los soviet la propia troica Stalin-Zinoviev y Kámenev .
Estos lobos disfrazados de ovejas , vendedores de lo viejo por nuevo, por el solo artilugio de tocar el cuentakilómetros de la lucha de clases, consideran a la dialéctica de manera objetivista, bajo el sencillo expediente de afirmar y adjudicar al “trotskismo” que desconoce la cita del prólogo a la Crítica de la economía política de Marx , en el que sostiene que:
• ” ……El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización”…(Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política)
Como si se tratara de un versículo bíblico y como si el trabajo intelectual de Marx se hubiese detenido en ese texto y esa metáfora de la estructura-superestructura, el marxismo dogmático que se exhibe hoy como lo “novedoso” sostiene que en la realidad social existen procesos de desarrollo objetivos que se imponen a todos los indiviuos en el que se destaca el proceso de producción capitalista que estiman tiene un desarrollo concreto que conduce por sus propias contradicciones internas, a la inflación y a la crisis y que se impone a los trabajadores llevándolos a un destino negativo que no es otro que el choque del desarrollo de las fuerzas productivas con el de las relaciones sociales de producción que implian el capital , situación de conflicto que habilita la apertura de un periodo revolucionario en el que se ve involucrado el trabajador .
Visto el fenómeno de esa manera, las relaciones sociales de producción y las fuerzas productivas se encarnan en el propio trabajador explotado en una forma específica que no es otra que el desarrollo de actividades y pensamientos que de manera no consciente pero concreta, realizan esa tendencia objetiva del desarrollo dialéctico del capital, razón por la cual el trabajador esta determinado en última instancia por las condiciones económicas de las que termina siendo un producto pasivo –
Cuanto hemos expuesto hasta aquí, no es otra cosa que la exhibición de una lógica mecanicista y analítica que disfraza a Marx como un cientista de una física social determinista. En los hechos, esta concepción implica que los procesos sociales objetivos, los fenómenos que se visualizan en la existencia concreta, sean visto como un promedio de fuerzas resultantes de la suma de las acciones humanas individuales , espacio social y temporal donde los trabajadores viven de forma naturalizada por una suma anterior de acciones humanas protagonizadas en el pasado.
Sin embargo, este edificio conceptual que exhibe lo falso como verdadero, y le adiciona las formas de la crítica que tampoco es tal pues se remite a esa comprensión ideologizando a su vez a los propios postulados de las categorías marxistas , entra en crisis cuando se tiene presente la dimensión temporal de la realidad que protagonizan los trabajadores en tanto tales en su existencia concreta.
En la lógica del mecanicismo de vertiente estalinista disfrazada de novedosa crítica capaz de terminar con las distorsiones de los trotskistas , sin identificar bien a quienes considera comprendidos en el siglo XXI con una denominación utilizada como “herramienta” para exterminar a la oposición de izquierda del partido bolchevique , el tiempo, la dimensión temporal tiene una estructura donde el estadio futuro de un proceso social, está ya contenido en el presente y en los estadios específicos del pasado. Es entonces una estructura temporal mecanicista , pasado-presente- y futuro son estadios estancos donde el último es la resultante de los otros dos.
Se ve claro este procedimiento de presentación de lo falso por verdadero, cuando estos sectores “novedosos”, acuñan la consigna “ hay Milei para rato”, en la que deducen que los elementos del pasado y presente no conducen sino a otra cosa que a la prolongación de esta gestión política del poder burgués y esa consecuencia deviene ineludible en forma tal que toda acción del presente que se oponga a ese gobierno deviene frustrante y estéril, frente a la objetividad de la estructura productiva que así lo indica.
Lo cierto es que , por fuera de todo esto , lo cierto es que toda acción dolectiva o individual de un trabajadora en ningún modo se reduce a una suerte de acto voluntario marcado por un reflejo condicionado de los elementos que integran la estructura productiva, tal como se desarrolla en tiempo presente y sus eventuales tendencias.
El trabajador en tanto sujeto no es asimilable mecánicamente a fuerza productiva, ni sus acciones sociales son reflejo inmediato de la relación que estas guardan con las relaciones de producción capitalistas.
La acciones de los trabajadores no son un elemento muerto en el contexto social , ni están en subordinación directa a los datos objetivos. Las determinaciones y comportamientos de los trabajadores implican una relación consciente y autónoma con el proceso social objetivo y en ningún caso el reflejo inmediato de una estructura productiva.
Por esto último, a los cultures del objetivismo, se les escapa que cada acción de un trabajador esta signada por la búsqueda de comprender cual ha de ser el próximo estadio con que tomara forma el proceso dialéctico de la lucha de clases y la existencia social en general, para poder sobrevivir en él, en la medida que este le permita atender de modo satisfactorio sus necesidades elementales , razón por la cual sus procederes se inclinan tendencialmente hacia esa conformación del orden social por venir.
Por esa búsqueda y esa intervención voluntaria en el hoy , el futuro existe ya en el ahora , marcado por el destino que las condiciones existentes le marcan buscando concurra en su continuidad. De esta manera, no hay en ningún caso un futuro que está por llegar , sino un futuro al que hay que oponerse hoy, de la misma manera en que la burguesía se opone hoy con todas sus armas conceptuales y materiales a un futuro que implique la negación superadora del presente.
Es en el hoy que la praxis del trabajador debe negar el futuro negando el presente y en ningún caso esa determinación subjetiva esta condicionada de manera directa por el pasado. El espacio consciente de las acciones revolucionarias están en el hoy como una reacción inmediata a todo lo que el hoy conlleva y nace precisamente, del imperativo que tiene el trabajador explotado de negar un futuro posible que implique la continuidad por otras formas de la dominación política y social que padece.
Esto último es lo que habilita la militancia obrera de la vanguardia trabajadora en el hoy y la libera de toda dependencia mecanicista sobre los reflejos que proyecta la estructura productiva y sus relaciones sociales específicas.
La acción de los trabajadores es una respuesta a situaciones objetivas que le son dadas a estos y que como tales les oprimen y los niegan . En todos los casos esas realidades determinantes existen una respuesta , pues esas objetividades son su condicionante que lo niegan como sujeto oprimiéndolo y explotándolo y a la vez le dejan abierto el espacio para su negación consciente por vía de la lucha política.
Dadas así las cosas el trabajador que toma consciencia e internaliza su condición de tal no reflejándose en ningún otro sector social, aparece él mismo, como una negación de lo dado que busca por los medios que estima adecuados, la modificación de esa situación objetiva que tienen la particularidad y singularidad de negarlo como ser humano y transformando en una cosa por un proceso objetivo de alienación con la mercancía.
Por esta misma razón el futuro existe en el hoy y no como estadió autónomo aún no realizado al que hay que esperar operen las condiciones objetivas para que tome cuerpo. Dicho de otra forma, si la condición del trabajador es en sí la negación de lo existente por deshumanizar su existencia, en esa misma condición negadora opera en sí misma el proyecto de negación de lo negado , es decir el salto superador de las relaciones sociales existentes , que implica una revolución.
Buscando dar mejor razón de lo dicho, llamamos a nuestros lectores, a tener presente que , entre la condiciones objetivamente dadas al sujeto realmente existente en su condición de trabajador, por las relaciones de producción y nivel de desarrollo de fuerzas productivas yacentes en la estructura social y sus acciones en tanto individuo en sociedad, no existe una relación mecánica que le transforme a este último en un medio más por el que se reproduce el modo de producción capitalista y su orden social-institucional.
Esto es así, porque condicionantes y accones humanas en el marco de esas condicionantes no guardan una relación causal de causa fuente y resultado final , Todo lo contrario , los condicionantes específicos del capital y el sujeto trabajador que recepta de modo consciente esa situación en la producción, se encuentra no en relación de medio-fin , sino de oposición-antagonismo y negación.
Por esto último, por esta oposición que marcamos, no toda acción de un trabajador esta inscripta en el condicionante que opera sobre él, sino en lo que ese trabajador quiere ser y pretende según su proyecto existencial que puede ser receptor meramente pasivo de las imposiciones del sistema o no.
Dicho de otra manera, toda acción está en el trabajador precisamente por su situación como tal, como productor alienado de lo que produce . Toda acción es comprensible a partir de eso que el hombre es y quiere ser y no solo la determinante mecáica de eso que el trabajador soporta coo condición dada por la estructura.
El mecanicismo lógico renacido de los restos metamorfoseados del Estalinismo no hace otra cosa que eludir el problema de las exactas relaciones entre las acciones individuales y colectivas como clase trabajadora del proceso social objetivo dentro del cual éstas se realizan. Las condiciones “universales” dadas por el modo de producción capitalista que les envuelven y oprimen son ellas mismas un producto dialéctico del actuar social de los trabajadores y el contenido concreto de ese actuar no es otro que la materia con la que se desenvuelve la actividad política aquí y ahora, no como propagana abstracta sino como praxis concreta en el aquí y ahora sin espera alguna y sin que implique ningún tipo de izquierdismo sino su contrario, la acción revolucionaria.
La atomización que puede exhibir hoy la existencia social de los trabajadores no es otra cosa que una deriva necesaria de su alienación , pero no de una respuesta mecánica que lo encierra en una situación de simple reflejo de las relaciones de producción dominantes.
El trabajador, el militante, que alcanza advertir que su futuro debe ser llevado en el hoy como destino negativo diverso y opuesto al que conllevan la explotación y la opresión dominante , tiende necesariamente con su práctica de lucha a negar ese futuro e instaurar otro que se le opone por el vértice y como tal lo supera.
El capitalismo y sus relaciones sociales no es el futuro propuesto por el trabajador en la medida en que en el hoy se le oponga directamente respecto de las relaciones de explotación y opresión hoy existentes . Por eso el trabajador no puede esperar a una solución de corte metafísico en cuanto a lo que vendrá. Su práctica militante es construir lo que vendrá en el hoy.
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