” Nuestro destino es ser libres o no existir, y mi invariable resolución, sacrificar la vida por nuestra independencia”.
Juan José Castelli
Los acontecimientos políticos que se producen en las últimas décadas nos llevan por sí mismos a no reconozco en el Estado en tanto institucionalización del poder que la burguesía utiliza sobre los trabajadores ni en sus operadores políticos en esa función de representación clasista de explotadores y opresores ninguna legitimación para negociar la suerte de aquellos a los que para sobrevivir se ven obligados a vender su fuerza de trabajo, cuyo destino solo puede ser válido, si no depende sino de su libre consentimiento en un nuevo orden social donde ejerzan su poder de forma dictatorial para eliminar las relaciones de producción capitalistas que son fundamento de la desigualdad material que le pone límites y obstáculos a su existir en un contexto de alienación.
La vanguardia de los trabajadores, no puede limitarse a la función de ser intérprete crítico del orden burgués buscando imponer reformas en él. Las circunstancias objetivas de la crisis de reproducción del capital en tanto relación social obligado a conjurar a los trabajadores de conjunto para que en uso de sus naturales capacidades productivas, y sus históricos métodos de lucha social expongan su voluntad y decidan libremente el partido que toman en este asunto a través de su propia política autónoma e independiente de clase nacida de su propia organización política de combate.
Para Marx, el rasgo característico de la humanidad es la producción de su propia vida material. Las relaciones primarias son , en consecuencia, las de producción, por eso afirma en “la ideología alemana” que los hombres mismos comienzan a ver la diferencia entre ellos y los animales tan pronto comienzan a producir sus medios de vida….. Agrega asimismo, en “Trabajo Asalariado y Capital” que:
“En la producción, los hombres no actúan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan también los unos sobre los otros. No pueden producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en común y establecer un intercambio de actividades. Para producir los hombres contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es cómo se relacionan con la naturaleza y cómo se efectúa la producción.”
Por ello, una clase social emerge como tal, de un conjunto de relaciones sociales que se estableces en los vínculos subjetivos que el ser humano traza en la producción de bienes para satisfacer necesidades de sobrevivencia, coloca a esos seres en un nivel homogéneo y relativamente estable y fundamentalmente diverso de otros vínculos encarnados en otros sujetos . Son ese conjunto de relaciones sociales los que expresan en sí, las condiciones de existencia de esos seres componentes y protagonistas de esos vínculos
En el Manifiesto Comunista , Marx no quiso escribir un libro más, la forma elegida implica en sí , un documento público que declara las intenciones, motivaciones o puntos de vista de los comunistas a los trabajadores en cuanto tales. Ahí y con esa impronta, y según lo dice Engels en uno de los prólogos, La idea central que inspira todo el texto es que el régimen económico de la producción y la estructuración social que de él se deriva necesariamente en cada época histórica constituye la base sobre la cual se asienta la historia política e intelectual de esa época, y que, por tanto, toda la historia de la sociedad -una vez disuelto el primitivo régimen de comunidad del suelo- es una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, a tono con las diferentes fases del proceso social, hasta llegar a la fase presente, en que la clase explotada y oprimida -el proletariado- no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime -de la burguesía- sin emancipar para siempre a la sociedad entera de la opresión, la explotación y las luchas de clases
En ese preciso sentido indica Marx que
“La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas….Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado”.
Lo cierto además, es que la lucha de clases es también una lucha de ideas y de emociones bajo la forma de la confrontación de intereses antagónicos y su desenlace pasa forzosamente por este enfrentamiento que tiene lugar en la vida diaria y en un territorio simbólico peculiar por vía de la posesión de la facultad de dotar de contenido al llamado sentido común, en la medida en que este , a su vez, es el espacio propiciatorio de la configuración de ideas, emociones y percepciones naturalizadas y consentidas por el conjunto totalizador de la sociedad tal como es.
Es por esta objetividad que resulta imprescindible una teoría crítica del sentido común elaborada por la propia masa trabajadora, con formato de programa de su partido de clase, no sólo para explicar la conciencia social en todas sus formas y situaciones sino particularmente en vista de formular mejor la estrategia y la táctica políticas encaminadas a la transformación revolucionaria de la sociedad burguesa.
Sobre todo lo desarrollado hasta aquí, León Trotsky deja en claro en un texto que produce en los primeros años de la revolución bolchevique que “la democracia de partido no debe ser planteada desde un punto de vista abstracto sino materialista, es decir, inseparablemente ligado a las relaciones recíprocas de las clases en el país y a las agrupaciones políticas de trabajadores existentes con rol de vanguardia en la lucha de clases. La democracia formal, abstracta, puesta como estructura organizativa, no es necesaria como fin en sí misma sino como medio para educar y unificar a la vanguardia proletaria en el espíritu del marxismo revolucionario. Democracia de ninguna manera significa, empero, que las puertas están abiertas a todos. La organización revolucionaria sólo puede crecer y fortalecerse si constantemente se depura y ensancha su base proletaria.
Una política clasista correcta es la premisa principal para que exista una sana democracia de partido. Sin eso, todo lo que se diga de la democracia y la disciplina carece de contenido; peor aun, se convierte en un arma para la desorganización del movimiento proletario. (prólogo a “Nuevo Curso , problemas de la vida cotidiana”)
El programa es, en definitiva, el juicio crítico de clase en donde se expone el objetivo estratégico emancipatorio está llamado a transformar a la masa trabajadora desde su situación específica en las relaciones capitalistas de producción, a su situación instintiva de pertenencia de clase y en definitiva a la comprensión consciente de su objetivos políticos liberadores.
Sin embargo, y por esos mismos objetivos el programa debe traducirse en organización , penetrar por vía del trabajo político de la vanguardia en los trabajadores que se identifican como clase. Ese resultado táctico, permite a su vez que el grupo organizativo mínimo e inicial se transforme en partido ajustando ese programa en una acción militante de contenido y significante permanente en orden al propósito estratégico emancipatorio enunciado en el propio Manifiesto Comunista.
En nuestros días, la tesis de Trotsky señalando al problema de la dirección política de los trabajadores como el obstáculo esencial de la época en la tarea de vencer y superar el orden social capitalista , se traduce en una determinante causal eficiente, que es el abandono de la construcción propagandística y agitativa del programa socialista revolucionario , en la medida en que la práctica militante concreta se hace con renuncia u abandono de la necesaria independencia y autonomía política de los trabajadores, y la forma partido , no se identifica con la noción de partido de combate, que implica por su propia sustancia , la de un partido de cuadros .
La estructura de partido de cuadros, y no de masas, se sigue no de una pretensión teórica que así lo defina, sino de las propias emergentes materiales de la presente etapa de crisis de reproducción de la relación social capital, cuyos elementos se transforman en trabas del desarrollo de las propias fuerzas productivas, que impone escenarios de barbarie, convulsiones y enfrentamientos bélicos.
Nuevo Curso