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SI LA MUERTE PISA MI HUERTO

Si la muerte pisa mi huerto
¿Quién firmará que he muerto
De muerte natural?
¿Quién lo voceará en mi pueblo?
¿Quién pondrá un lazo negro
Al entreabierto portal?
¿Quién será ese buen amigo
Que morirá conmigo
Aunque sea un tanto así
¿Quién mentirá un padrenuestro
Y a rey muerto, rey puesto
Pensará para sí
¿Quién cuidará de mi perro?
¿Quién pagará mi entierro
Y una cruz de metal?
¿Cuál de todos mis amores
Ha de comprar las flores
Para mi funeral?
¿Quién vaciará mis bolsillos?
¿Quién liquidará mis deudas?
A saber
¿Quién pondrá fin a mi diario
Al caer
La última hoja en mi calendario?
¿Quién me hablará ente sollozos?
¿Quién besará mis ojos
Para darles la luz?
¿Quién rezará a mi memoria
Dios lo tenga en su gloria
Y brindará a mi salud?
¿Y quién hará pan de mi trigo?
¿Quién se pondrá mi abrigo
El próximo diciembre?
¿Y quién será el nuevo dueño
De mi casa y mis sueños
Y mi sillón de mimbre?
¿Quién me abrirá los cajones?
¿Quién leerá mis canciones
Con morboso placer?
¿Quién se acostará en mi cama
Se pondrá mi pijama
Y mantendrá a mi mujer
Y me traerá un crisantemo
El primero de noviembre?
A saber
¿Quién pondrá fin a mi diario
Al caer
La última hoja en mi calendario? (Joan Manuel Serrat)

Una y otra vez se nos dice desde la ideología dominante bajo el amparo de las apariencias que dejan ver un mundo básicamente tecnológico que el ser humano ha superado las posibilidades de la formulación de un discurso totalizador que le entregue razones, porque lo único posible es la sin razón y el futuro es hoy.
Sin embargo suceden hechos donde emergen aún desde el discurso del sentido común preguntas de siempre que tienen replanteo en la historia pero que en ningún caso caducan.
Sucede de manera imprevista el accidente cerebrovascular que afectó a “locomotora “ Olivera y tras cartón pese a los esfuerzos varios de la ciencia, su muerte y de inmediato el corto proceso individual de esa suerte de vía crusis, hay en dimensión del sentir popular , un pesar no fomentado, no inducido, y sin embargo construido, pero expuesto en el nivel de la duda sobre el suceso y la indefinición recurrentemente histórica con referencia al sentido de la vida .

Dicho de otra forma, en el sentir general el trágico deceso de Alejandra Olivera actualiza por fuera de las circunstancias de tiempo y lugar ,el ¿A dónde vamos? , interrogante que no se conforma con la idea de la nada existencial y la vivencia en la inmediatez y replantea la necesidad de presencia de destinos individuales o colectivos en los actos de la existencia , máxime si la campeona fallecida es a la vez una suerte de cultura del esfuerzo como combustible de vida , partiendo de su propia experiencia que por lo que es de dominio público le fue siempre presidida por las dificultades.
Marx nos ha dicho mucho sobre cuanto sucede y ocurre en una sociedad de clases como el orden capitalista y en ese mucho , por diversos factores ideológicos y políticos , hay desarrollos que han sido silenciados o bien no hemos podido escucharlo con la atención que merecen.
Es común desde el discurso construido por la ideología dominante cierta apología de la lucha por la vida en igual medida que también opera lo inverso, es decir , apelar a la muerte como necesaria situación expiatoria para consolidar situaciones . Es paradigmática aquella escena de la historia Argentina que da cuenta de paredes pintadas con la leyenda “viva el cancer” que salieron a la luz con inmediación a la muerte de Eva Perón
¿Y qué evidencia mayor que los campos de exterminio del nazismo? O los bombardeos sobre Gaza .
La muerte, en definitiva es hoy un resultado que se normaliza por la forma jurídica como una potestad del poder , razón por la cual el orden capitalista debió dejar la puerta abierta por vía de declaraciones de derechos subjetivos para que quede la esperanza fundante en el ser humano de defensa de la vida como el sentido de la vida misma porque es ella la que esta amenazada por lo existente y su defensa queda en manos de los luchadores , vale decir, la muerte llega y es una consecuencia y la vida es algo que se lucha, ambos en compartimientos estandos y no vinculados el uno del otro.
Esto hizo que la certeza de la muerte sea un componente necesario de la existencia, pero no así la construcción del espacio material para la vida misma en dignidad.
Así es que no hablamos de la muerte, en particular de la que sobreviene incluso por la forma en que existimos de constante asedio externo e interno a nuestros factores biológicos y psíquicos de salud . No verbalizamos la muerte, en gran parte la dejamos en manos del poder de turno, pero la vivimos sin pausa en las religiones, en la cultura dominante.
Marx introduce la distinción entre “Capital constante y capital variable”. Parecería que esto nada tiene que ver con “la muerte”
Sin embargo , hablando de los medios de trabajo, refiriéndonos a las máquinas, edificios, herramientas, utensilios varios (fce, I, 153). Es posible decir de ellos que como objetos conservan su capacidad de ser utilizados durante el proceso de trabajo y mientras sean así utilizados , pero después, ya agotado ese proceso Marx los llama “cadáveres”, dando una idea
de los procesos de envejecimiento y muerte que sufren, por eso se ocupa de aclarar párrafos más abajo y de modo ilustrativo que, “…a los medios de trabajo les ocurre como a los hombres…” ya que todo hombre muere 24 horas al cabo del día. Sin embargo, el aspecto de una persona no nos dice nunca con exactitud cuántos días de vida le va
restando ya la muerte” por lo que . “Todo hombre muere 24 horas al cabo del día”, por más esfuerzo que haya implicado en esas 24 hs para sobrevivir sin saberlo .
Esto le pone un marco desesperanzado a la lucha individual , como lucha desde uno mismo y por uno mismo y abre el espacio de las posibilidades cuando ese espíritu de combate por la vida se traduce en un emprendimiento colectivo desde quienes de una manera u otra por el lugar que ocupan en la producción y las relaciones sociales que ellas implican comparten formas culturales de existencia homogéneas, advertidos que son esas mismas formas las que le restan sentido trascendente a sus 24 hs de lucha por objetivos personales, todos los cuales caducan irremediablemente con la desaparición física de esa persona .
Los medios de trabajo y los seres humanos existentes en una sociedad de clase como lo es el capital van hacia la muerte pero no de brazos
cruzados. Unos rinden su utilidad hasta el desgaste completo o la obsolescencia. Los otros, formulándose planes y ejecutándolos, entre ellos, cuando emergen de los explotados y oprimidos , la revolución.
De modo que, en exacta correspondencia, vivir es morir en el mismo tiempo en que se existe y se tiene conciencia de esa existencia desde la advertencia no neutral del otro con quien me relaciono para existir . (En El Capital se encuentra, a lo largo de toda la obra, abordado el tema de la muerte desde esta perspectiva. Vamos a sefialar algunos pasajes a título de ejemplos: libro I, cap. X, VII (la lucha por la jornada de trabajo normal); cap. XV, IV (la fábrica); cap. XV, V (lucha entre el trabajador y la máquina); cap. XXV, IV (formas existenciales de la superpoblación relativa); libro III, cap. III, II (economías a expensas de los trabajadores).
En Hegel esta noción se expresa en su obra Ciencia de la Lógica de 1812 donde afirma la fórmula del hombre , en tanto ser- para-la-muerte, por cuanto lo característico de lo humano es la comprensión tamizada por lo ideológico de que “avanzamos sin cesar hacia nuestro fin y cada vez estamos más muertos que vivos”. O más precisamente ,las horas: “todas hieren, la última
mata”.

Fernando Vallejo desde el espacio de la literatura expresa el concepto de esta forma : “Día con día nos estamos muriendo todos de a poquito. Vivir es morirse. Y morirse, en mi modesta opinión, no es más que acabar de morir”.
La reflexión filosófica sobre la muerte considera a ésta como un fenómeno individual y natural al que todo hombre está sujeto y como el lugar por excelencia de la igualdad entre los hombres. El pensamiento de Marx representa una ruptura con relación a este planteamiento del problema. Para él, el fenómeno de la muerte aparece en primer lugar vinculado históricamente al de la explotación capitalista y representa su aspecto más agudo. Marx no estudia la «muerte del hombre», sino la del trabajador. Porque no es exacto que todos los hombres sean iguales de cara a la muerte. No son más iguales frente a la muerte que frente a la vida. Ahora bien, la muerte del trabajador no es nunca natural, sino siempre, en cierta medida, violenta. Y esto no sólo a causa de los accidentes de trabajo, a los que está expuesto constantemente, sino por el desgaste de su salud física y psíquica producido por las condiciones de trabajo y de vida (alimentación, alojamiento, etc.) y a causa del tiempo y de las energías absorbidas por el trabajo y sustraídas a la vida.
En este sentido Luciano Parinetto, agrega que “La situación resulta todavía más trágica en lo que concierne al subproletariado, que por lo demás está compuesto en gran parte por trabajadores condenados al paro por las exigencias de la producción. La estructura clasista de la sociedad incluye además la estructura clasista de la medicina, que defiende mucho más eficazmente la vida de los que poseen que la de los que trabajan y la de sus familias”. (Cf. Luciano Parinetto, “ Muerte y Utopia”)
Así resulta que el capitalismo no solamente se apropia del producto del trabajo, sino también de la libertad y hasta de la vida del trabajador. Esos son los tres aspectos indisociables de la alienación económica. El derecho que todo hombre tiene a la vida, cuando se trata de los trabajadores, queda subordinado a las exigencias de la productividad e incluso a las de la máquina. Los beneficios se alimentan, como un vampiro, de la sangre de los pobres. El capitalismo no es solamente la legalización del robo, sino también del homicidio. Este carácter asesino del sistema se expresa todavía más brutalmente en dos situaclones límite, aparentemente independientes de él, pero en realidad provocadas necesariamente por su dinámica: la guerra y el hambre.

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