Sísifo, fue un rey astuto y ambicioso que usó su inteligencia para su propio beneficio y para engañar a los dioses y a la muerte, incluyendo dos veces a Hades. Su castigo, la repetición eterna de empujar una roca, se considera un ejemplo de la futilidad y el absurdo
Prometeo por su parte, simboliza ciencia, creación y rebeldía, pero también personifica un sujeto en revolución de lo dado a pesar de que esta resulte fallida. El mito de Prometeo es la descripción del acto creativo, irredento y libertario que se contiene en toda militancia para el cambio , pero también el imperativo categórico y la inexorable sumisión al poder si ella solo se concentra en la individualidad redentora . Conocido como ese titán protector de los humanos a quienes a través de una sublime y heroica hazaña devolvió en un haz de cañas el fuego divino (símbolo griego de la razón). De esta facultad Zeus privó a los mortales haciéndoles regresar al estado salvaje. Prometeo urdió el engaño: viajó a la isla de Lemnos donde vivía Hefesto que conservaba la lumbre en una fragua para robarla y devolverla a los mortales.
Esto provocó la ira del autocrático dios quien ordenó encadenarlo a una montaña del Cáucaso donde un águila devoraría sus entrañas en un fatídico vuelo nocturno y luego, dada su inmortalidad, el titán las recuperaría al día siguiente. Este desgarrador episodio que resume el periplo absurdo del héroe, el sinsentido de la inmortalidad, además de su trágica intermitencia, deja sentidas connotaciones para quien analiza su cruenta secuencialidad.
Heracles a su paso por el Jardín de las Hespérides, consternado por la aterradora escena, disparó una poderosa flecha derribando al ave rapaz y terminando así, con el suplicio al que había sido sometido el intrépido prohombre.
Prometeo aún liberado, tuvo que llevar como castigo, protémpore, un anillo con un trozo de roca que le recordaría la magnitud de la afrenta, la impagabilidad de una deuda de gratitud y el recuerdo de su atrevido y doloso intento.
Nuestro trágico y demencial héroe transversaliza la dimensión espacio–temporal en la cual han vivido los seres humanos y representa lo que ha sido a lo largo de la historia, definida como la crónica de su búsqueda libertaria, el despertar de la conciencia creativa e insurgente, la irrupción del deseo, el desafío del eros, el pathos y el thanatos enfrentando al Daimón, el logos y la legis y su fatal desenlace donde prevalecerá el castigo, el remordimiento y la culpa.
En la mitología griega Sísifo fue fundador y rey de Éfira (nombre antiguo de Corinto). Promotor de la navegación y el comercio, fue un individuo avaro, mentiroso y ambicioso hasta el punto de asesinar a viajeros y navegantes con el sólo fin de incrementar su riqueza. Desde los tiempos de Homero, Sísifo fue considerado el más astuto de los hombres, una especie de héroe y villano cuando Tánatos vino a buscarle, Sísifo lo encadenó liberando un buen tiempo a la humanidad de su destino inexorable. “Hades no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso”. Ares enviado por éste, llegó luego, emancipó a Tánatos y puso a Sísifo bajo la férula de aquél.
Antes de morir, utilizó una coartada: convenció a su esposa de que en su obituario no ofreciera el habitual sacrificio a los muertos. Pidió a Mérope, como prueba de amor, que arrojara su cuerpo insepulto en medio de la plaza pública. Sísifo, “irritado por una obediencia tan contraria al amor humano”, se quejó en el Tártaro y ante Hades del incumplimiento de los deberes de su esposa y por ello se le permitió regresar a Corinto en misión de castigo y desagravio, compromiso que infringió, al preferir el mar y el sol del golfo, a cumplir con la preceptiva moral indicada, además de revelar los designios secretos de los dioses a los mortales. Sísifo fue regresado de manera violenta al infierno por Hermes.
Luego de otras incidencias, el castigo fue ejemplar: Sísifo fue condenado a subir por la ladera del Acrocorinto, aún en su ceguera y su vejez, una enorme roca que rodará cuesta abajo, de manera intermitente y a perpetuidad. Así Sísifo pasa a ser el héroe mítico del absurdo tanto por sus pasiones como por su tormento, su desprecio por los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida.
Todo ello le valió ese inefable lugar en el que todo ser se dedica a no acabar nada, el costo sobrellevar una existencia inútil y sin esperanza alguna como la que llevaban, obreros y empleados en fábricas y oficinas y todo aquel que pasa a una situación de desempleo estructural
Prometeo y Sísifo son relatos mitológicos que adquieren relevancia a la hora de comprender nuestra confusa y compleja existencia actual , vista, sentida, percibida y existida desde el lugar del trabajador obligado a vender su fuerza de trabajo .
Sin embargo, lo más relevante de todo esto , no es el relato para hacer gala de erudición, sino para reposarlo en el contexto de la pregunta esencial de la filosofía de la praxis y de la transformación social, tal como ubica al conocimiento Marx en su tesis XI – sobre Feuerbach.
Esa pregunta remite al interrogante relativo al sentido último de la vida en sociedad y en su caso, si vale o no la pena vivirla, máxime cuando la constante frustración y los obstáculos que muchas veces devienen insalvables para el ser humano individualmente le llevan a tomar partido por la segunda opción . Sin embargo y de manera paradójica la respuesta posible en ese primario interrogante, con el orden social en crisis, solo puede encontrar su curso desde la actitud militante, en pos de un único interés estratégico y final , que no es otro que la emancipación de todo orden que implique explotación y opresión.
Es esa una razón para vivir , aunque al mismo tiempo una razón para morir, y es allí donde lo imperativo del tiempo histórico se engarza con las opciones mitológicas corporizadas en Prometeo y Sísifo, en cuanto se refiere al desafío a lo dado , y la esterilidad de toda salida individual, sea para devolver a los seres humanos el fuego de la vida y su razonabilidad, sea para eludir el condicionante extremo e irreversible de la muerte.
El protagonista contemporáneo del equilibrio necesario entre lo evidente y lo desafiante ,que permite al mismo tiempo el juego coordinado de la emoción y la claridad en el hacer concreto, no es otro que un sujeto colectivo: la clase trabajadora, y su imperativo emancipatorio. El orden capitalista en su modernidad crítica marcada por referencia en dificultades objetivas para su reproducción se ha impuesto al ser humano como un universo privado de ilusiones y de luces que iluminen un posible camino superador para sustituirlo por un escenario de insensata agitación cotidiana y la manifiesta inutilidad del sufrimiento .
Sin embargo, el papel de la militancia existencial y política de los trabajadores, exige en nuestro siglo , puntualizaciones que han sido eludidas al calor de la presencia ideológica que busca encontrar la respuesta de la pregunta primaria por el sentido de la vida, reformando el orden capitalista que la ha dejado sin sentido convocando a su negación , la muerte.
Conociendo que el empleo del término militancia puede dar lugar a variadas interpretaciones sobre su significado , y que esto traduce una dificultad inicial para cuanto pretendemos decir, nos parece necesario puntualizar que, cuando hacemos esa referencia , estamos aludiendo en todos los casos, a una actividad social y política del ser humano, consciente y organizada, que tiene como pauta y diferencia específica, un particular propósito del sujeto que la corporiza, en tanto está dirigida en todo momento al objetivo de permitir la transformación dialécticamente superadora del orden social capitalista , y su forma jurídica que le institucionaliza en un Estado .
De esta forma, cuando acudimos al término militancia, nos estamos refiriendo a aquella que se distingue por ser antagónica con lo establecido y realmente existente. Con ello, fijamos una pauta de diferenciación específica con el fenómeno inverso: la burocratización de la política, que deja ver una profesión remunerada y una forma de ascenso social para funcionarios permanentes de organizaciones políticas y sociales funcionales al orden impuesto por una sociedad de vigilancia y castigo, como la sociedad de clases sobre la que se monta el orden social capitalista.
En ese sentido Lenin , puesto en la tarea de describir que debe entenderse por militancia, recurre a la figura de un magistrado romano para ilustrar los deberes de un militante socialista, y por eso instaló en su discurso la figura del tribuno del pueblo. De ella resaltó, el deber de defender a los trabajadores reflejados como modernos plebeyos de los abusos de los “patricios y la obligación de todo bolchevique de indagar en la naturaleza de la sociedad, para difundir sus ideas y explicar el sentido de la lucha emprendida.
De esta forma, si bien Lenin utiliza la figura del tribuno, en realidad apunta a una combinación en el sujeto, donde se ligan reflexión teórica y activismo político que supera el tiempo histórico de Roma y en realidad es propia y tiene origen en la modernidad.
Siguiendo esta idea es que puede verse en la Revolución Francesa, después del momento de Termidor, apareció un abogado François Noël Babeuf y con él un periódico sumamente crítico del nuevo régimen titulado El Tribuno del Pueblo ,que se planteó como objetivo “defender, ante todo y contra todos, los derechos del pueblo”.
De esta manera, el primer “tribuno moderno del pueblo” visto como un heroico, combatiente épico, que interviene en la pluralidad de contradicciones sociales fue el modelo revolucionario que Lenin consideró como aquel en donde debería encontrar referencia un revolucionario.
En esta construcción que deja esbozada Lenin, se conjugan unidos e interactuando en el propio sujeto : 1) la Ideología , no como falsa conciencia sino como modelo de construcción social emergente de lo real existente ; 2) la subjetividad cultural diversa del revolucionario que implica un modelo a seguir, en tanto conjunto de cualidades morales y actitudes dignas de ser emuladas por toda persona con la que el militante revolucionario se encuentre en su exister que es necesariamente diversa y superadora de aquella que se concretiza en la reproducción del sentido común construido por la clase dominante y que goza de aprobación-reproducción en el resto de los sectores social ; 3) El carácter de clase, dado por la homologación de los modos objetivos existenciales del trabajador en tanto el trabajador, por su cotidiano espíritu de sacrificio para la reproducción social de su existencia, y la disciplina social a la que se ve sometido, posee objetivas cualidades para subsitir y desarrollar el sentido de la lucha porque el trabajo en una sociedad capitalista es en sí mismo una lucha por lo humano en condiciones inhumanas dominadas por las mercancías que se fetichizan .
En otro plano , el militante revolucionario esta estrictamente ligado y compenetrado por participación , en todos los problemas que hacen a la lucha de las masas, debe conocer sus aspiraciones, saber interpretar su estado de ánimo, y ser un fiel intérprete de esas necesidades de programa mínimo de sobrevivencia
4) Esto último hace de necesaria derivación la apelación a la praxis en antagonismo conductual de lo puramente especulativo , haciendo que la acción del militante revolucionario evidencie en métodos concretos de intervención que no lo distancien de las masas de trabajadores en lucha.
La estructura militante de cuadros es lo que garantiza la aplicación eficiente de la línea partidaria. Es de acuerdo al papel de los cuadros, a su comportamiento, como las masas reconocen la calidad y la actividad del Partido que se propone la revolución.
Por eso resulta dramático que en general en nuestros tiempos, los que se dicen militantes solo reparten fotos en una plaza o una esquina y solo un grupo cerrado se hace cargo de la palabra fragmentada, con lenguaje mediático desde esos elementos técnicos donde nunca se cierra una idea , ni surge de ese hacer la posibilidad de balance y control del seguimiento de lo dicho.
En esta orientación le saco el polvo del olvido a lo injustamente silenciado y que hace que hoy más temprano que tarde entre el luchismo vacío, y el parlamentarismo expuesto como táctica de poder , no se desarrollen ideas sencillas, probadas por la historia mismo , para el pueblo y desde el pueblo :
«Un militante debe ante todo ser absolutamente fiel a la causa de su clase y fiel al ideal comunista; debe estar profundamente ligado a las masas, animado de un fervor revolucionario puro, no temer a las privaciones y no retroceder ante los sacrificios, supera valientemente todas las dificultades. Si carece de fervor revolucionario y entusiasmo será imposible comprender correctamente el marxismo-leninismo y el fondo de la política del Partido; carecerá igualmente de entusiasmo para cumplir las tareas». (del general vietnamita Le Duan en la revolución vietnamita)’
Benito Urteaga y el PRT en los comienzos de su construcción revolucionaria desde los documentos contenidos en sus cuarto y quinto congreso, añadieron otra idea eje para el entendimiento de que hablamos como militancia en tanto respuesta al sentido de la vida, diciendo puntualmente que en la vanguardia de trabajadores quienes se desempeñen como miembro de ella, deben actuar como un profesional al servicio de la causa obrera, la causa de la revolución socialista. Toda su actividad debe estar orientada a resolver los problemas de las masas. Su vida está dedicada por entero al servicio del movimiento revolucionario. El cuadro actúa como un hombre que piensa, reflexiona, vive en función de la Revolución. «No hay vida fuera de ella», al decir del Comandante Ernesto Che Guevara. El cuadro debe poseer una moral de combate leninista, vivir en el espíritu revolucionario, en el estilo de trabajo profesional ( “La multilateralidad de los cuadros. “)
Sobre esta visión del militante, se ha objetado su no correspondencia con la situación del capitalismo global y en particular con la específica etapa de su desenvolvimiento que no muestra situaciones que se liguen con la posibilidad actual e inmediata de la revolución. Sin embargo, quienes se enrolan en esta afirmación, no pueden dar cuenta de su fracaso político en lo que va de la última década del siglo pasado y lo que se lleva del presente, que los deja reducido a una expresión partidaria inerte, marginal y sin incidencia significativa en la lucha de clases.
Sin perjuicio de ello, lo cierto es que, la práctica militante, como toda actividad humana en un orden social de clases, esta ligada a las condiciones históricas concretas, y en nuestro caso, estas últimas , no hacen otra cosa que reflejar la profunda crisis de la dirección organizada de la clase trabajadora y de la debilidad de las fuerzas sociales trasgresoras estratégicamente al orden capitalista institucionalizado que en ningún caso como queda demostrado en los hechos ,admiten superación por la vía del abandono del modelo militante del leninismo y las categorías propias del bolchevismo.
En esa crisis de dirección queda planteado de manera significativa, que la realidad plantea la dificultad de renunciar a una existencia “normal”, a las seguridades afectivas y profesionales, a las pequeñas libertades individuales, y que por el contrario, refleja la fuga, o las evasiones frecuentes de esas responsabilidades por quienes se dicen o abogan por ser militantes.
Como receptor de estos condicionamientos la militancia hoy se expresa en gran medida por, “la desvalorización de las opciones y de los debates a largo plazo, y tiene respaldo en la moral de la inmediatez, la sobrevaloración de los egos, y el rechazo a la elaboración paciente y colectiva.
Frente a este tipo de fenómenos es necesario una intervención ideológica y propagandística que obstruya y supere esta tendencia fijando una nueva construcción del modelo de militancia capaz de superar esa exacerbación del ego, que implica el esfuerzo puesto en el candidato y su foto , que reiteradamente se exhibe sin definir con precisión los para qué y de qué modo se sostiene lo que el candidato figurita dice a partir de que él mismo se vea en la obligación de explicar que viene luego de negar lo existencialmente dado
Esta planteado entonces, , militar por la militancia que transforma al sujeto trabajador, en un ser humano capaz de hacer consciente su condición y ubicación en la sociedad y transformarse en revolucionario para dar cuerpo al imperativo emancipatorio de toda explotación que surge de la misma , puesto que sin militante no hay transformación social a menos que se piense, cuando las enseñanzas de la historia revelan el dato contrario, es decir, que un espontaneísmo exacerbado es posible y apto para tal tarea a pesar de las constantes frustraciones que exhiben los hechos concretos.
Hay que militar por la comprensión del sentido que guardan entre sí, términos tales como : organización, y compromiso, Esto no desmerece las experiencias autogestionarias que contradictoriamente, pudieran desarrollarse en el movimiento de masas pero explica que la “forma partido” es la única apta para hacer converger las resistencias de manera revolucionaria, frente a la cuestión del poder y el Estado.
Nuevo Curso.