Nuevo Curso

¿Y VOS QUE HACES?

El título de este texto remite a una pregunta retórica que encubre un fracaso. Es un hacer rutinario y mecanicista que falsea en legitimación proclamada pero irreal.

A través de numerosos escritos, Trotsky, construye una concepción del desenvolvimiento social, que prioriza la voluntad humana y la acción política organizada para transformar la realidad social, a menudo en contraste con una visión más determinista que enfatiza las condiciones objetivas.

Trotsky, aunque reconocía la importancia de las condiciones objetivas, defendió un papel activo y decisivo de la vanguardia revolucionaria para impulsar la revolución y construir el socialismo.

La teoría de la Revolución Permanente, tomada como tal y no como un mecanicista nuevo evangelio , postula que la revolución socialista no puede limitarse a un solo país, sino que debe expandirse internacionalmente porque esa emergencia surge del actual estadío crítico del capitalismo en fase imperialista. Esta expansión necesariamente requiere una acción decidida de los revolucionarios, más allá de las condiciones objetivas de cada país.
Pero que una acción militante se dote de decisión y determinación final en un objetivo estratégico descripto por la materialización del programa socialista en tanto construcción de un nuevo orden social por los órganos políticos de los trabajadores que imponen transicionalmente su dictadura de clase, no implica caer en el voluntarismo sin definiciones programáticas, en tanto la política en acto es la expresión consciente de la lucha de las clases en una sociedad de clases como lo es el orden capitalista.
En ese sentido, Trotsky enfatizó el papel significativo del factor subjetivo y de la vanguardia revolucionaria, conformando un partido político disciplinado y organizado, como motor de la revolución. Esta vanguardia debía guiar a las masas de trabajadores para su conformación como clase en sí y desde ese estadío lograr el pase a la configuración en los trabajadores de una clase para sí necesariamente revolucionaria.
Dicho en otros términos, el proceso dialéctico que implica la aceptación de pertenencia a una clase social, la ubicación de esta como clase explotada y oprimida y el pasaje a su definición política por un nuevo orden social desde el poder obrero y programa socialista ,no es espontáneo sino que necesita ser desarrollada y promovida por la vanguardia. La voluntad humana, de quienes se ubican por las relaciones sociales de producción que dominan en una sociedad en el lugar de los condicionados a la venta de su fuerza de trabajo para sobrevivir necesita ser organizada a través de la acción política de la vanguardia revolucionaria, sostenida sobre la capacidad creadora de la voluntad humana para transformar la sociedad.
Es ese el marco desde donde debe afrontarse como arma crítica del enemigo de clase , la frase-interrogante que nos reclama a diario un sin número de aparatos individuales o colectivos por sus representantes , relativos a nuestras puntualizaciones políticas , buscando un nuevo curso en la vanguardia militante.
La frase interrogante -intimación : «y vos que estás haciendo que tanto criticas?» importa en los hechos una pregunta retórica que se utiliza para desafiarnos a explicar que es lo mejor que hacemos cuando ejercemos la crítica o cuestionamos un discurso o un hacer .
Este tipo de ubicaciones en una polémica, no se compadece con lo que tratamos de resumir en torno a las posiciones marxistas sobre lo que implica el rol de la vanguardia en un proceso revolucionario y la lucha por la definición del contenido de su discurso para que ese rol de vanguardia no guarde solo apariencias y en realidad solo disimule políticas oportunistas y estratégicamente reformistas.
En ese sentido es importante recordar que esta frase es generalmente utilizada de manera negativa para responder sin responder a a una crítica extremo éste que se hace evidente cuando quienes acuden a este instrumental retórico , no puede en particular exhibir otro camino que la repetición mecanicista de ideas, métodos y procedimientos prácticos que se emparentan de modo directo con los resultados adversos para los intereses de los trabajadores que se constatan, en nuestro país desde un pronunciado y prolongado tiempo.
Todo esto hace un daño inmenso a la lucha por el socialismo en tanto procura ocultar la necesidad que los cambios materiales imponen del pensamiento crítico en el seno de las organizaciones , siendo en los hechos un obstáculo inhibitorio para muchos militantes que contabilizan el temor de ser atacado públicamente por quienes previamente le exigen rendición de cuentas de lo hecho y testificación de valía dentro de sus propios parámetros evaluativos.
El marxismo pueda vivir como una teoría viva, pero el uso vicioso de la retórica de estas preguntas -intimaciones solo son funcionales a aquellos que consideran al marxismo un dogma, al cual la realidad, y los seres humanos, deberían subordinársele previo pasar un examen de admisión exhibiendo un currículum de militancia frustrada y desgajada en el fracaso que evidencian en la realidad

Nuevo Curso es un grupo de opinión, en el que confluyen cantidades insignificantes de personas, no tiene en ningún caso y desde su origen , ningún propósito proselitista ni de reclutamiento porque quienes lo realizan a diario desde esta página, tenemos como tesis que un partido político se construye en la historia de la lucha de clases y como tal no reconoce otro origen fundacional y programático que el propio Manifiesto Comunista. Desde allí hacia adelante ese mismo partido ha construido hitos en la realidad materializando en los hechos la revolución a la que alude, razón por la cual fue y es fuertemente combatido por la clase dominante, por todas las vías pensables, que han obligado a acciones defensivas, crisis y refundaciones todo en un proceso dialéctico que implica en sí mismo el movimiento de las categorías conceptuales analíticas desarrolladas por Marx en un recorrido desenvuelto por oposiciones que nacen desde lo real , que han obligado a su necesaria superación y generado el imperativo categórico de refundaciones internacionales .
A esta oposición la autoconciencia que diseña el programa socialista las lleva también en sí y es merced a ellas que constantemente debe hacerse cargo de las tareas que implica esa variación para ser otra cosa y a la vez mantenerse en sí misma. Es en ese devenir donde nos encontramos y en tal situación señalamos nuestras críticas sobre las permanencias de lo estéril y su fracaso históricamente demostrado.
En este contexto hay que decir casi obligatoriamente que, la ofensiva en defensa de sus intereses específicos y la facilitación de la reproducción del capital que la burguesía descarga sobre los trabajadores explotados no solo implica un ataque sobre el salario real y el desplazamiento de muchos trabajadores a la condición social y económica de población sobrante sino que además implica significativamente la alteración de las formas del mercado de la fuerza de trabajo conformándolo en una compleja trama de categorías que supera la original antinomia entre relaciones laborales formales e informales, y es desde esa constelación desde donde se establecen nuevas intersecciones ideológicas que permiten a la dominación burguesa intelectualizar en el discurso de sentido común la idea según la cual la clase trabajadora a perdido identidad objetiva como tal, menguando la posibilidad de esta en tanto fuerza social y obstruyendo su conformación como fuerza política.

Esto que resulta de fácil apreciación desde los hechos, que no se remontan a la actual gestión del gobierno burgués , sino que remiten a las circunstancias políticas que derivaron en la irrupción de la dictadura Cívico-militar genocida que no solo se expresó en la eliminación violenta de trabajadores que componían la vanguardia de esa clase, sino también en el desarrollo ideológico -cultural del concepto genérico de la conformación de un nuevo formato de sujeto objetivado por su relación fetichesca con la producción generalizada de mercancía desde la visión del ser humano como individuo y su posibilidad de determinarse “libremente” , desde un cálculo utilitarista que no comprende la visión del otro como un ser humano con quien se establecen relaciones de convivencia , sino como consumidor o elemento útil de un designio individual siempre orientado a la búsqueda constante y afanosa de utilidades o ganancias .
En esta impronta que se completo con la idea de que el Estado debía dejar de comportarse como empleador generalizado con posición dominante en el mercado de la fuerza de trabajo por vía del empleo público , generó una presencia constante de la noción de relatividad en la conformación concreta del vínculo laboral , con naturalización de su inestabilidad y el consiguiente desprecio por todo lo que pudiera significar permanencia en el vínculo, al punto tal que la gestión de Martinez de Hoz, medía su éxito en cantidad de trabajadores del sector público que perdían su empleo.
Lo cierto en definitiva, es que más allá de los avatares políticos de ese régimen y su continuidad en las variables económicas, lo que se fue consolidando y hoy se contabiliza en el espacio de lo que debe considerarse socialmente valioso es el empredurismo , concebido y difundido ideológicamente como la capacidad y disposición que tiene un ser humano con capacidad laboral activa, para iniciar y gestionar un proyecto productivo de mercancías o servicios mercantilizados , asumiendo los riesgos que esto implica materialmente en su configuración con el objetivo de lograr su puesta en valor y apropiarse de su precio con la forma dinero en tanto equivalente general del intercambio de mercancías .
El entramado defraudatorio de la imposición cultural de esta concepto lleva consigo la exaltación de la posibilidad motivante en el individuo de ser el sujeto apto para generar un impacto positivo en el mercado o en la sociedad y recoger de ello la utilidad monetaria y valoración social consiguiente , con autonomía de determinación , razón por la cual la innovación y la creatividad son una suelte de primer motor de toda esta intervención activa de las personas en el mercado, como si el mercado fuese una estación en un camino que esta predispuesto a la llegada innovativa del pretendido emprendedor.
En paralelo, el entramado que con el tiempo se fue desarrollando en sentido dialécticamente superior a lo originariamente trazado por Martínez de Hoz en Argentina es lo que se materializa en un proceso de conversión de formas. Por esta vía el desarrollo del mercado laboral no contenido en el que describían las regulaciones legales de la venta de fuerza de trabajo , fue forjando otra manera de generar esos vínculos en modo tal que su realización implicaba en los hechos un aumento o incremento concreto y real de la tasa de explotación que mide el grado en que los trabajadores producen valor por encima de lo que reciben como salario, con incremento en sentido más favorable para el empleador , derivado de la ausencia de toda carga contributiva, y fundamentalmente de la extensión de la jornada laboral.

Lo cierto es que, el desarrollo de nuevos modelos tecnológicos de producción con mayor injerencia de materiales y maquinarias por sobre la relevancia que anteriormente tenía la fuerza de trabajo, trajo la posibilidad de contar con menos personal asalariado de manera regular y formalizada mediante leyes y mayor posibilidad del empleo ocasional y desregulado, capaz de absorber la ingente demanda de empleo. El proceso parece llegar a otra etapa en la actualidad en el que la forma jurídica lo que hace es darle cuerpo a la informalidad yacente en los hechos elevándola al rango de “nueva regularidad”

Finalmente, todo lo expuesto confluye de manera autónoma en el resultado constatable que se determina por el avance en la individualización de la experiencia social, que implica todo aquello que une a los seres humanos en la actividad de producir valor sobre lo existente, como si tal situación no admitiese ser medida de forma colectiva, sino exclusivamente singularizada en la relación personal del trabajador con El título de este texto remite a una pregunta retórica que encubre el fracaso. Un hacer rutinario y mecanicista que falsea en legitimación proclamada pero irreal.

A través de numerosos escritos, Trotsky, construye una concepción del desenvolvimiento social, que prioriza la voluntad humana y la acción política organizada para transformar la realidad social, a menudo en contraste con una visión más determinista que enfatiza las condiciones objetivas.

Trotsky, aunque reconocía la importancia de las condiciones objetivas, defendió un papel activo y decisivo de la vanguardia revolucionaria para impulsar la revolución y construir el socialismo.

La teoría de la Revolución Permanente, tomada como tal y no como un mecanicista nuevo evangelio , postula que la revolución socialista no puede limitarse a un solo país, sino que debe expandirse internacionalmente porque esa emergencia surge del actual estadío crítico del capitalismo en fase imperialista. Esta expansión necesariamente requiere una acción decidida de los revolucionarios, más allá de las condiciones objetivas de cada país.
Pero que una acción militante se dote de decisión y determinación final en un objetivo estratégico descripto por la materialización del programa socialista en tanto construcción de un nuevo orden social por los órganos políticos de los trabajadores que imponen transicionalmente su dictadura de clase, no implica caer en el voluntarismo sin definiciones programáticas, en tanto la política en acto es la expresión consciente de la lucha de las clases en una sociedad de clases como lo es el orden capitalista.
En ese sentido, Trotsky enfatizó el papel significativo del factor subjetivo y de la vanguardia revolucionaria, conformando un partido político disciplinado y organizado, como motor de la revolución. Esta vanguardia debía guiar a las masas de trabajadores para su conformación como clase en sí y desde ese estadío lograr el pase a la configuración en los trabajadores de una clase para sí necesariamente revolucionaria.
Dicho en otros términos, el proceso dialéctico que implica la aceptación de pertenencia a una clase social, la ubicación de esta como clase explotada y oprimida y el pasaje a su definición política por un nuevo orden social desde el poder obrero y programa socialista ,no es espontáneo sino que necesita ser desarrollada y promovida por la vanguardia. La voluntad humana, de quienes se ubican por las relaciones sociales de producción que dominan en una sociedad en el lugar de los condicionados a la venta de su fuerza de trabajo para sobrevivir necesita ser organizada a través de la acción política de la vanguardia revolucionaria, sostenida sobre la capacidad creadora de la voluntad humana para transformar la sociedad.
Es ese el marco desde donde debe afrontarse como arma crítica del enemigo de clase , la frase-interrogante que nos reclama a diario un sin número de aparatos individuales o colectivos por sus representantes , relativos a nuestras puntualizaciones políticas , buscando un nuevo curso en la vanguardia militante.
La frase interrogante -intimación : «y vos que estás haciendo que tanto criticas?» importa en los hechos una pregunta retórica que se utiliza para desafiarnos a explicar que es lo mejor que hacemos cuando ejercemos la crítica o cuestionamos un discurso o un hacer .
Este tipo de ubicaciones en una polémica, no se compadece con lo que tratamos de resumir en torno a las posiciones marxistas sobre lo que implica el rol de la vanguardia en un proceso revolucionario y la lucha por la definición del contenido de su discurso para que ese rol de vanguardia no guarde solo apariencias y en realidad solo disimule políticas oportunistas y estratégicamente reformistas.
En ese sentido es importante recordar que esta frase es generalmente utilizada de manera negativa para responder sin responder a a una crítica extremo éste que se hace evidente cuando quienes acuden a este instrumental retórico , no puede en particular exhibir otro camino que la repetición mecanicista de ideas, métodos y procedimientos prácticos que se emparentan de modo directo con los resultados adversos para los intereses de los trabajadores que se constatan, en nuestro país desde un pronunciado y prolongado tiempo.
Todo esto hace un daño inmenso a la lucha por el socialismo en tanto procura ocultar la necesidad que los cambios materiales imponen del pensamiento crítico en el seno de las organizaciones , siendo en los hechos un obstáculo inhibitorio para muchos militantes que contabilizan el temor de ser atacado públicamente por quienes previamente le exigen rendición de cuentas de lo hecho y testificación de valía dentro de sus propios parámetros evaluativos.
El marxismo pueda vivir como una teoría viva, pero el uso vicioso de la retórica de estas preguntas -intimaciones solo son funcionales a aquellos que consideran al marxismo un dogma, al cual la realidad, y los seres humanos, deberían subordinársele previo pasar un examen de admisión exhibiendo un currículum de militancia frustrada y desgajada en el fracaso que evidencian en la realidad

Nuevo Curso es un grupo de opinión, en el que confluyen cantidades insignificantes de personas, no tiene en ningún caso y desde su origen , ningún propósito proselitista ni de reclutamiento porque quienes lo realizan a diario desde esta página, tenemos como tesis que un partido político se construye en la historia de la lucha de clases y como tal no reconoce otro origen fundacional y programático que el propio Manifiesto Comunista. Desde allí hacia adelante ese mismo partido ha construido hitos en la realidad materializando en los hechos la revolución a la que alude, razón por la cual fue y es fuertemente combatido por la clase dominante, por todas las vías pensables, que han obligado a acciones defensivas, crisis y refundaciones todo en un proceso dialéctico que implica en sí mismo el movimiento de las categorías conceptuales analíticas desarrolladas por Marx en un recorrido desenvuelto por oposiciones que nacen desde lo real , que han obligado a su necesaria superación y generado el imperativo categórico de refundaciones internacionales .
A esta oposición la autoconciencia que diseña el programa socialista las lleva también en sí y es merced a ellas que constantemente debe hacerse cargo de las tareas que implica esa variación para ser otra cosa y a la vez mantenerse en sí misma. Es en ese devenir donde nos encontramos y en tal situación señalamos nuestras críticas sobre las permanencias de lo estéril y su fracaso históricamente demostrado.
En este contexto hay que decir casi obligatoriamente que, la ofensiva en defensa de sus intereses específicos y la facilitación de la reproducción del capital que la burguesía descarga sobre los trabajadores explotados no solo implica un ataque sobre el salario real y el desplazamiento de muchos trabajadores a la condición social y económica de población sobrante sino que además implica significativamente la alteración de las formas del mercado de la fuerza de trabajo conformándolo en una compleja trama de categorías que supera la original antinomia entre relaciones laborales formales e informales, y es desde esa constelación desde donde se establecen nuevas intersecciones ideológicas que permiten a la dominación burguesa intelectualizar en el discurso de sentido común la idea según la cual la clase trabajadora a perdido identidad objetiva como tal, menguando la posibilidad de esta en tanto fuerza social y obstruyendo su conformación como fuerza política.

Esto que resulta de fácil apreciación desde los hechos, que no se remontan a la actual gestión del gobierno burgués , sino que remiten a las circunstancias políticas que derivaron en la irrupción de la dictadura Cívico-militar genocida que no solo se expresó en la eliminación violenta de trabajadores que componían la vanguardia de esa clase, sino también en el desarrollo ideológico -cultural del concepto genérico de la conformación de un nuevo formato de sujeto objetivado por su relación fetichesca con la producción generalizada de mercancía desde la visión del ser humano como individuo y su posibilidad de determinarse “libremente” , desde un cálculo utilitarista que no comprende la visión del otro como un ser humano con quien se establecen relaciones de convivencia , sino como consumidor o elemento útil de un designio individual siempre orientado a la búsqueda constante y afanosa de utilidades o ganancias .
En esta impronta que se completo con la idea de que el Estado debía dejar de comportarse como empleador generalizado con posición dominante en el mercado de la fuerza de trabajo por vía del empleo público , generó una presencia constante de la noción de relatividad en la conformación concreta del vínculo laboral , con naturalización de su inestabilidad y el consiguiente desprecio por todo lo que pudiera significar permanencia en el vínculo, al punto tal que la gestión de Martinez de Hoz, medía su éxito en cantidad de trabajadores del sector público que perdían su empleo.
Lo cierto en definitiva, es que más allá de los avatares políticos de ese régimen y su continuidad en las variables económicas, lo que se fue consolidando y hoy se contabiliza en el espacio de lo que debe considerarse socialmente valioso es el empredurismo , concebido y difundido ideológicamente como la capacidad y disposición que tiene un ser humano con capacidad laboral activa, para iniciar y gestionar un proyecto productivo de mercancías o servicios mercantilizados , asumiendo los riesgos que esto implica materialmente en su configuración con el objetivo de lograr su puesta en valor y apropiarse de su precio con la forma dinero en tanto equivalente general del intercambio de mercancías .
El entramado defraudatorio de la imposición cultural de esta concepto lleva consigo la exaltación de la posibilidad motivante en el individuo de ser el sujeto apto para generar un impacto positivo en el mercado o en la sociedad y recoger de ello la utilidad monetaria y valoración social consiguiente , con autonomía de determinación , razón por la cual la innovación y la creatividad son una suelte de primer motor de toda esta intervención activa de las personas en el mercado, como si el mercado fuese una estación en un camino que esta predispuesto a la llegada innovativa del pretendido emprendedor.
En paralelo, el entramado que con el tiempo se fue desarrollando en sentido dialécticamente superior a lo originariamente trazado por Martínez de Hoz en Argentina es lo que se materializa en un proceso de conversión de formas. Por esta vía el desarrollo del mercado laboral no contenido en el que describían las regulaciones legales de la venta de fuerza de trabajo , fue forjando otra manera de generar esos vínculos en modo tal que su realización implicaba en los hechos un aumento o incremento concreto y real de la tasa de explotación que mide el grado en que los trabajadores producen valor por encima de lo que reciben como salario, con incremento en sentido más favorable para el empleador , derivado de la ausencia de toda carga contributiva, y fundamentalmente de la extensión de la jornada laboral.

Lo cierto es que, el desarrollo de nuevos modelos tecnológicos de producción con mayor injerencia de materiales y maquinarias por sobre la relevancia que anteriormente tenía la fuerza de trabajo, trajo la posibilidad de contar con menos personal asalariado de manera regular y formalizada mediante leyes y mayor posibilidad del empleo ocasional y desregulado, capaz de absorber la ingente demanda de empleo. El proceso parece llegar a otra etapa en la actualidad en el que la forma jurídica lo que hace es darle cuerpo a la informalidad yacente en los hechos elevándola al rango de “nueva regularidad”

Finalmente, todo lo expuesto confluye de manera autónoma en el resultado constatable que se determina por el avance en la individualización de la experiencia social, que implica todo aquello que une a los seres humanos en la actividad de producir valor sobre lo existente, como si tal situación no admitiese ser medida de forma colectiva, sino exclusivamente singularizada en la relación personal del trabajador con quien demande su fuerza de trabajo.

En este punto es donde se introduce un error conceptual que trae aparejada la apertura de una gran vía de tránsito hacia el reformismo que con su aporte distorsiona el fenómeno que resulta analíticamente desarrollado bajo la ley social de lucha de clases
El error conceptual consiste en identificar un posicionamiento objetivo de un sujeto en un conjunto de relaciones sociales de producción, con la noción de clase social, de manera tal que esta es un concepto por fuera de la construcción material de su existencia y no la resultante de una actividad humana. Es decir, estimar a la clase social como un concepto abstracto al que debe o no ajustarse un sujeto, desde la objetividad misma de su lugar en la producción. Esto implica necesariamente que todo el que trabaja y percibe un salario sea por sí mismo clase trabajadora, derivándose de ese status una posición fíja solo variable a partir del desalojo real del sujeto de ese lugar en la producción.

Si se parte de otra noción de clase social que emerge como construcción del sujeto en una hegemonía de comportamientos sociales admitidos por todos quienes la reiteran cotidianamente en búsqueda de dar satisfacción de sus necesidades de sobrevivencia y la comprensión de esa similitud que los incluye en un mismo conjunto, se advertirá que además de que se venta la fuerza de trabajo será necesario que ese sujeto comprenda su equiparación con otros en igual situación que lo lleva a una igualdad de intereses para superar la situación desfavorable que le deventa ese posicionamiento en la relación social de producción en la que se encuentra.
Esta distorsión conceptual es la que lleva a que el emprendedor que vende su fuerza de trabajo erróneamente no se considere clase trabajadora sino “su propio patrón “sin advertir su equiparación objetiva con todos los restantes “emprendedores” que cotidianamente hacen lo mismo y que su emprendimiento se encadena de modo necesario con la propia realización de valor a forma dineraria que implica poner en manos del demandante el producto mercantil. acumulación de capital y de las luchas que libra para resistirlas o revertirlas.

El proceso ideológico que implica hoy la posibilidad de una ofensiva del capital sobre explotados y oprimidos, individualizando al trabajador como tal, lo ubica en situación de confrontación o conflictos derivados de su actividad que también se juzgan individuales y permiten entonces minimizar en calidad y cantidad la fuerza social que se pudiera generar de ese tipo de confrontación de intereses , a la vez que persuade a quién demanda de la inconveniencia de acudir a la forma asociativa con otros en las luchas que afronta.

La heterogeneidad de la estructura ocupacional se replica, bajo el dominio de las formas ideológicas que apelan a la diversidad. Allí es tarea específica de la vanguardia reconstruir la unidad que el capital estableció con éxito desde la misma materialidad de las formas productivas, en las últimas décadas.
Si en sentido inverso, lo propuesto es periodizar arbitrariamente y por cualquiera fuese el conflicto social particular la presencia en espacios públicos del simple aparato partidario y orientar a este para que de ese conflicto singular capitalice en elecciones generales en votos a la bancada reformista, el resultado ya está a la vista y no es otro que la cooptación como ala izquierda del régimen republicano constitucional de la burguesía y sus relaciones capitalistas de producción, transformando al militante determinado a luchar, en un simple agitador de conciencia, incapaz de describir su programa y las formas de su materialización.

Sobre esta base, el capital busca además enfrentar a trabajadores contra trabajadores, convertir derechos otrora universales en privilegios de una fracción y acusar a las organizaciones sindicales de ser un mero instrumento de defensa de los intereses de una casta. El éxito ideológico de esta iniciativa es clave para impulsar la eliminación de los derechos que todavía usufructúa una parte importante de los asalariados y para debilitar la capacidad de respuesta colectiva por vía de los sindicatos. Entender la conformación actual de la estructura ocupacional y las dinámicas a las cuales se enfrentan los distintos grupos de trabajadores, es el primer paso en dirección a construir una alternativa radicalmente distinta.
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