Señala un texto del sitio web “El porteño de Valparaíso”, publicando el artículo periodístico que lleva la firma de Gustavo Burgos, que :
“El Tribunal Administrativo de Hamburgo ha dado un paso que debería encender todas las alarmas de quienes se reclaman de la tradición revolucionaria. En una resolución fechada en julio, cuyo trasfondo recién se ha revelado, la corte afirma que las enseñanzas de Karl Marx son “fundamentalmente incompatibles con el orden democrático liberal «de la República Federal Alemana”.
En paralelo, el domingo pasado y desde la conformación de FIT, luego FITU, los partidos integrantes de ese frente que se autodetermina de izquierda, sin decir expresamente a la izquierda de qué se encuentran , vienen reivindicando una tradición militante que dice hacerlo siguiendo al menos las categorías conceptuales y analítica que se vuelcan en los textos de Carlos Marx y de quienes se ocuparon de utilizar las mismas para conducir la revolución de los soviet en octubre de 1917 y conducir la Unión Soviética hasta la reacción Termidoriana desarrollada por la burocracia del Estado con la dirección de Stalin.
Una vez más “piden “ el voto de los trabajadores, intentando asumir su representación como lo vienen haciendo por más de cuarenta años, más allá de si estos se consideran a sí mismos como una clase social, o se reflejan culturalmente , lisa y llanamente en los sectores medios de la población. Los trabajadores como votantes y no como clase social antagónica a la burguesía.
Si se relacionan ambos fenómenos , se puede advertir que de darse juridicidad al fallo del tribunal alemán , el mismo proyecta luz sobre nuestros izquierdistas vernáculos y los deslegitima como tales, en tanto la legalidad del FITU no estaría diciendo otra cosa que, son legales en tanto se han apartado de Marx y sus continuadores de manera fehaciente, al cumplir con todas las pautas de las formas jurídicas que para el funcionamiento de partidos políticos y participación en procesos electorales , les impone el orden burgués.
Poco se explica, cuando se “pide el voto”, sobre lo relativo a cómo y de qué manera se propone arribar al objetivo propio de una compulsa electoral que es , obtener los cargos a los que se postula, por fuera del pedido de “poner a la izquierda en el congreso” o “ colocar representantes de los trabajadores” en ese poder del Estado de la burguesía.
Menos aún se avanza en la propaganda del programa político que se reivindica, ni se explica cómo, si en verdad las consignas que se esbozan coyunturalmente, tienen respaldo constitucional y si lo tienen, como es que lo tienen si, entre las categorías conceptuales que desarrolla Marx sobresale la ley social de lucha de clases entre burgueses y proletarios, estos últimos llamados estratégicamente a terminar con la explotación de los primeros.
La única respuesta a todos estos interrogantes, si se tiene presente lo que ya anticipan los tribunales alemanes, es que cuando se habla de izquierda no se habla de marxismo y si esa izquierda no es marxista como es que apela a la representación de los trabajadores y no a formar la vanguardia política de esa clase en la tarea específica de construcción de su objetivo estratégico que es terminar con el orden jurídico institucional burgués y con ello, con la clase dominante liberando al ser humano de toda sociedad de clases.
Es tiempo de advertir, que en momentos de crisis de reproducción del capital , las organizaciones políticas de los trabajadores deben recuperar las formas organizativas de un partido revolucionario y la agitación y propaganda centrarse en la difusión del programa revolucionario que tiene trazo de origen en las premisas fundantes del Manifiesto Comunista.
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