En estos días, se le ha dado difusión, dentro de lo posible a la opinión de Mario Santucho, uno de los hijos del revolucionario caído en enfrentamiento en 1976 junto con otros compañeros del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Con la reserva que implica tener en claro que las condiciones generadas por determinaciones de la voluntad no se heredan, tenemos presente que la investigación desarrollada por su hijo , hacen que sus opiniones sean atendibles , máxime cuando su existencia especial , habilitan su palabra en ese plano.
Sostiene Santucho que:
“Yo no creo que debamos reproducir hoy esa lógica bélica, pero no por una cuestión moral sino por un tema de eficacia. Por eso tampoco me parece justo cuando se cuestiona aquella subjetividad de nuestros padres de una manera tan ligera, tan pedante, tan progresista: como si desde el presente tuviéramos algún tipo de autoridad para juzgar a nuestros antepasados. Se ha llegado a criticar incluso aquella mentalidad colectiva que fue a fondo con su propósito, que tuvo la audacia de desafiar realmente al poder y de jugarse para intentar concretar sus sueños, como si esa desmesura fuera la causa directa de la derrota, o incluso del terror. Esa pedagogía de la rendición ha sido más letal que la represión misma. Nos mutila cualquier imaginación radical. Y su corolario obvio es la tendencia a victimizar automáticamente a todos los que fueron capturados por los militares. Eso también me resulta problemático.”
En este marco contextual y en el contexto fáctico por donde transitamos , coincidiendo con esas afirmaciones estimamos necesario agregar a lo dicho, con independencia y sin que esto involucre a quien formuló esas opiniones, destacando que la maniobra concertada en la transición montada por el poder burgués a través de sus operadores políticos de la dictadura civico-militar genocida y la república democrática , en forma contemporánea fue acompañada por parte de las organizaciones no armadas pero incluidas en la legislación de la dictadura como organizaciones subversivas , que advirtiendo la fuerza de la maniobra y la producción masiva de ilusiones democráticas, optaron por cambiar de nombre y legalizarse , presentando declaraciones de principios y “programas políticos” que en semejanza histórica emularon al programa de Gotha y como Lasallanos y no como marxistas aceptaron el derecho de propiedad privada consagrado en la constitución nacional y se subordinaron a ella.
Sin embargo , sucedió algo peor para los intereses objetivos de lo que debe llamarse por su objetiva existencia: clase trabajadora. Fue la aceptación por todo el espectro político de la construcción ideológica de un sujeto político abstracto: La víctima que paso a constituirse como tal en paralelo con la defensa de la democracia .
El poder maniobró en este sentido y los contemporáneos del juego político abierto a la legalidad aceptaron el canje de la visualización de un combatiente y un militante por una sola condición abstracta “victima”- De esta manera, si un combatiente o un militante acepta la condición de víctima sufre una nueva derrota no en campo físico de combate sino en el plano ideológico , ya que pierde su ser y se convierte en una suerte de perjudicado, sin poder explicar un enfrentamiento que se buscó ocultar por la teoría de los dos demonio y lo transformo en acreedores de una indemnización monetaria y del amparo con abrazo de oso que los sectores medios le dieron para que todo quedara como una intervención metafísica de dos demonios.
Desbordada esa identidad por esa vía, lo cierto es que la esencia de la situación histórica dada por el enfrentamiento directo y en estadio de lucha armada de la vanguardia de una clase contra clase explotadora y opresiva con formato terrorista desde su dominio del Estado, se silenció primero y luego se derivó culturalmente al ostracismo, sirviendo como fetiche frente al menor atisbo de algún grado de confrontación de clase que implicara el uso de la violencia .
El desarrollo necesariamente dialéctico de esta tendencia nos ha llevado al hoy donde los artificios de entonces van cayendo frente a la revisión de paradigmas y las ofensivas que por diversos métodos desata la burguesía dominante sobre una nueva generación de trabajadores y de su vanguardia, desorganizada al influjo de ideas horizontalistas y con organizaciones políticas , aquellas que cambiaron de nombre y se legalizaron pretendiendo asumir no la dirección política de esa vanguardia en función de un programa socialista, sino su “representación” bajo un programa liberal democrático que dicen amenazados por una herramienta ideológica funcional a la mistificación de la república que es el concepto no explícito del neo-fascismo.
Si bien el proceso ideológico que describimos no se despeja de su necesaria dialéctica, la tendencia dominante es la preservación de la idea centrada en la víctimización , que ahora es funcional al discurso de las diversidades y la necesidad de encontrar un sujeto activo agresor dentro de la sociedad diverso del enemigo de clase que se oculta tras los conflictos sociales nacidos de las diferencias existentes en todo orden social de clase como lo es el capitalismo.
Todo este entramado que solo resulta apto para perfilar una confrontación con un gobierno y no con un Estado configurado por la clase dominante por la prevalencia institucional de sus formas jurídicas en donde se concentra el monopolio de la fuerza y la violencia física o simbólica , no hace otra cosa que poner a la joven militancia bajo la encerrona que se le plantea por vía de la defensa de la democracia frente al espectro del fascismo a pesar de que los elementos de ese tipo de régimen político, no se presentan en la realidad .
Este fin de semana , cinco obreros de la construcción cayeron de un montacarga y encontraron trágicamente la muerte. El hecho, no puso a los cultores de las visitas a los pisos de los canales de televisión del peronismo, los sitios Web propios o de aliados provenientes de la pequeña burguesía desplazada por la actual gestión de gobierno, se hizo carga de la necesaria explicación al resto de la clase de las razones últimas de esto que parece un accidente y sin embargo no es otra cosa que un crimen social. Si se compara estas nulas o mínimas reacciones, con toda la parafernaria de intervenciones que se hicieron cuando en su momento recibieron gases lacrimógenos en una manifestación callejera, se verá claramente la ausencia de una política independiente de clases en todo cuanto se gesta desde estas usinas del reformismo y su sustitución por políticas de captación de sufragio , en tanto herramienta para la conservación de bancas en un parlamento burgués donde hacen parte de su cretinismo y su función de fábricas de leyes favorables al interés burgués.
Hay que tomar cuenta de estos factores, porque el cambio necesario es significativo y requiere de una fuerza social que lo impulse dándole espalda a lo hecho de manera deficiente, con apartamiento de las categorías conceptuales del marxismo y recuperando experiencias históricas de lucha que implican otro tipo de militancia y determinación subjetiva en los que luchas y los receptores de la necesaria propaganda política socialista.
Nuevo Curso.