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LEGITIMACION  PARA ACTUAR. LAS TAREAS DE ORGANIZACIÓN POLITICA VS  LA PROLIFERACION DE GRUPOS DE OPINIÓN

Las redes sociales han potenciado una vieja práctica social: el “balance de las elecciones” que se disfraza de acción política y no redunda en definitiva en mayores efectos que los que conlleva una charla de café . En particular , el fenómeno es más relevante si lo que se “analiza” es una interna partidaria siendo que esos grupos de opinión sentados a la mesa “virtual” no forman parte de esos partidos o frentes.

Son grupos que con diferentes matices te cuentan lo que paso y lo que puede pasar en y tras las PASO .En el primer caso como Diego Latorre en cada partido televisado, y en el segundo retomando el oficio de los agoreros en la Grecia clásica.

La lucha de clases es una ley social para el análisis en busca de la comprensión de cualquier fenómeno que tenga existencia real en el orden social capitalista.

Esa constante presencia del factor relevante implicado en el siempre existente conflicto social, en muchos casos en el plano de las apariencias se exhibe de manera confusa en particular por la incidencia en el fenómeno en sí de factores ideológicos que incorpora tanto el poder burgués como quienes dicen resistir al mismo desde los intereses objetivos de la clase trabajadora ,

No obstante es la propia burguesía y la clase trabajadora quienes actúan en el fenómeno y los demás factores son determinantes incidentales de esas actuaciones.

 Ahora bien,ocurre a diferencia de la burguesía que se encuentra en el desarrollo de su poder, por cuanto históricamente ya realizó su revolución y en la actualidad se encuentra padeciendo su agotamiento por dificultades y contradicciones en la reproducción y acumulación de capital ,  la clase trabajadora existe mayoritariamente en “si” agrupando a todos aquellos  que venden su fuerza de trabajo al capital, y no ha alcanzado en este momento histórico una definición consciente y programática de ese hacer que revele que lo que hace lo hace “para sí”.

Por estas circunstancias, ocurre que el pasaje de clase en sí a clase para si, esta signado por la intervención directa de la propaganda política que debe generar desde fuera de esa situación las organizaciones que se gesten con tal propósito desde el programa socialista.

En ese sentido, es válido y fértil que existan esos grupos, en tanto la espontaneidad de la intervención obrera carece por su propia definición de permanencia y adolece de dificultades severas de organización del colectivo, factor que ha tomado evidencia en los sucesos de Jujuy.

Sin embargo, lo que carece de legitimación política es que un grupo que no tiene vocación de construcción de organización por vía de la propaganda sobre la clase trabajadora, se habilite a emitir pronunciamientos definiendo perfiles de la lucha de clases y la situación política, sobre los que no tiene posibilidad alguna de traducir las palabras en acciones.

Ese tipo de intervenciones, potenciado por la expansión del lenguaje de redes y los encuentros virtuales, habilita la construcción de un escenario autojustificativo que muere en el documento y en el comunicado, en la medida en que no existen manos ni interlocutores válidos en la clase que permitan la comunicación genuina. Es así que con la misma modalidad se adoptan posicionamientos sobre las guerras que se suceden en el mundo, se envían en botellas al mar mensajes de solidaridad con los pueblos oprimidos  y explotados, sin saberse concretamente en que consiste esa solidaridad y para que sirve en definitiva el posicionamiento por fuera del simple debate en el Agora del siglo XXI

Los grupos que actúan de ese modo, no se miran al espejo ni perfilan su identidad y eso los ubica en el plano de la confusión siendo que la organización socialista de la clase trabajadora es  tarea inmediata , necesaria  y previa a saber si se tiene legitimidad política para actuar en equivalencia con las organizaciones realmente existentes.

Debe decirte con claridad que estos grupos solo dan razón de su existir en una labor interpretativa que solo busca explicar lo que sucede  , pero se habilita a propagandizar acciones en los otros a quienes le dicen que deben hacer frente a una situación puntual que ha sido segmentada por ellos mismos actuando de manera selectiva sobre las totalidades del fenómeno social emergente del orden capitalista.

Es este espacio subjetivo de la realidad argentina el que  permite que la estructura productiva concentre riqueza en pocos burgueses y expanda pobreza en la clase trabajadora y miseria para las personas desplazadas de la economía formal en estatus de población económicamente sobrante.

En este punto es que corresponde advertir que no son fenómenos políticos gestados exclusivamente desde el orden institucional de la burguesía y su Estado, los que producen el resultado de injusta desigualdad social al que aludimos, por lo que no puede ser materia de opinión sobre los resultados de ese mecanismo de selección de candidatos el hecho específico de la desigualdad social que produce el capital , contradictoriamente con el lema de su revolución : libertad, igualdad y fraternidad.

Por eso , lejos de penetrar en los contenidos de esas opiniones, que motivan este texto,  es necesario detenerse en esta primaria ausencia de legitimación política para trascender al espacio de la crítica y proponer consignas a la clase trabajadora en un espacio electoral que le es ajeno a ella en su génesis como son las elecciones.

Estos grupos confunden votantes en internas partidarias, con clase trabajadora en sí. Estos emisores de opinión coyuntural, carentes de todo programa donde puedan fundamentar esos decires , sin embargo se habilitan a hacer un encuentro virtual y sacar conclusiones , como si fueran médicos que interpretan los resultados de una práctica de diagnóstico. Es decir, no se consideran parte de los pacientes, analizan desde fuera los resultados de las prácticas de diagnóstico (en este caso los datos del escrutinio) y luego recetan lo que hay que hacer, tarea exclusiva del paciente.

Es en  esta lógica  e imperativo de producción de  opinión  la que hace que “los agrupados” se crean obligados a dar,  ubicados en posesión de  “la verdad”  las directrices del diagnóstico y proponer una actitud en el votante , escenario que perturba y confunde la práctica política, en la medida en que ese proceder obstruye las tareas elementales de organización política partidaria sustituyéndola  por el teoricismo aparente y permanente de mirarse los unos a otros “en el mismo lodo , todos manoseados”.

La tarea no es hacer un texto y que otros lo lean y cotejen con los propios para ver si de allí surge la idea clara y distinta que ilumine de verdad a la realidad. De esa forma nunca se sale de la profundidad , y se siguen dando verdad a las sombras proyectadas sobre la pared de nuestras cavernas del siglo XXI.

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