Nuevo Curso

LOS TRABAJADORES Y LA POBREZA.

En Argentina, la semana que transcurre viene recibiendo los efectos de la intervención  del elenco gobernante a Naciones Unidas, la convocatoria a una marcha nuevamente contra un posible veto presidencial relativa al presupuesto de la Universidad y la preocupación en los grupos capitalistas del poder real,  alimentada por un dato,  que es el crecimiento de la pobreza y de la indigencia. Según lo describe en su nota editorial del domingo pasado Eduardo Verbitsky , la primera creció 11 puntos, hasta llegar al 52,9% de la población en los 31 aglomerados urbanos que el organismo mide, mientras la indigencia pasó del 12% al 18%.

Son todas estas, condiciones políticas, sociales y económicas no elegidas por quienes habitan y se desenvuelven en la sociedad civil, pero ellas  hacen sin embargo, que los trabajadores activos , se conviertan en los protagonistas de la historia, pues su incidencia en esos espacios relacionales deviene necesariamente emancipatoria de esos resultados próximos a la barbarie  .

Es por esto, que en nuestro siglo, más que nunca se impone desde la propia militancia de la vanguardia trabajadora,  avanzar desde una lectura puramente reproductiva de El Capital introduciendo en el análisis de sus categorías una lectura jurídica buscando específicamente que el texto sea  una contribución para la transformación de la realidad, como estuvo en mentes por su propio autor. No olvidar en ese sentido, que el programa de trabajo de Marx exigía un volumen específico para la construcción del derecho y la denuncia de su funcionalidad en esa misma sociedad puesta en examen.

Esa lectura jurídica de las herramientas que dejó Marx tanto en el sistema que se proyecta de los volúmenes de El Capital  como de las ideas esparcidas por toda su obra, no debe ser una labor puramente intelectual o exegética, sino que se hace frontal y necesario que sea fruto de la militancia, porque es desde su experiencia y habitación en lo real que los significantes deben tomar cuerpo.

Esto significa interrogar a una sociedad que denuncia conflictos sociales y problemas agudos y  deja abierta la cuestión clasista de su resolución , que desde los trabajadores tiene necesariamente perfiles humanista porque nunca puede perder  de vista que al ser el capitalismo el sistema dominante, las respuestas variarán dependiendo de quién las responda: los oprimidos o los opresores.

Es prioritario comprender y transmitir de modo propagandístico que los trabajadores en sí , son responsables de sí mismo y de sus actos, objetivamente es protagonista de una tarea emancipatoria necesaria que no admite otra alternativa sin que otras variantes no tengan la potencialidad de sumergirlo en la barbarie que le impone la burguesía dominante.

El liberalismo tomado en términos generales como ideología burguesa dominante, llevó su consigna individualista a los absurdos de olvidar que, los trabajadores, más allá de la alienación en la que se ubican en la relación productiva y la producción de mercancías , antes que nada, son seres sociales.

El capitalismo por vía ideológica y con inmediata dependencia del discurso jurídico monta de manera aparente , una unidad  social que oculta el conflicto de clases en las apariencias sensibles y muestra  a la sociedad civil , basada en una razón instrumental,  que es el lucro y la igualdad formal ante la ley exhibida como fetiche que resuelve todo posible conflicto con mediación de los poderes del Estado que institucionaliza el poder burgués.

Tampoco hay que dejar de denunciar que esté orden de ideas, se impuso por medio de violentos procesos guerras, exterminios, invasiones a las que también hace referencia Marx al afrontar la explicación inherente a la acumulación originaria.

Sin embargo, esto tiene una contradicción específica interna al desenvolvimiento del proceso mismo que nació de las revoluciones burguesas en la medida en que la forma jurídica y la relación de producción capital-trabajo,  reconfiguró el papel de los individuos en la historia, en tanto en todos los casos los seres humanos son vistos como  constructores de su realidad, para lo cual basta incluso detenerse en el elogio del empredurismo individual y la meritocracia altamente exaltados en los últimos tiempos.

Esta falsa construcción de lo real  fue puesta como tal,  en grado de evidencia, por  Karel Kosik quien se ocupó de señalar que la clase  trabajadora y los trabajadores en sí, se hacen históricos en la medida en que su actividad particular tiene un carácter general, es decir, en la medida en que  de  su acción se desprenden consecuencias generales. A partir de este instante  es cuando la clase trabajadora  presenta su actividad particular como una manifestación directa de lo universal: es la historia misma la que se realiza en sus actos, es el Ser mismo el que se expresa a través de sus palabras .

 La militancia de la vanguardia trabajadora  necesita un salto en calidad en los perfiles, en los contornos y en el contenido de su intervención concreta. De ella debe quedar en claro  para todo aquel a quien dirige su propaganda y su agitación ,que en este estadio del desarrollo del capitalismo y sus crisis  el trabajador como clase en sí, como individuo realiza su existencia vendiendo su fuerza de trabajo  es la historia misma, porque la historia es lucha de clases y los trabajadores son la clase llamada a superar el conflicto por su interés emancipatorio de toda opresión y explotación .

En la clases trabajadora esta  concentrada de toda la universalidad, porque cada trabajador resume en sí la explotación y la opresión que le impone el capital , de ahí que sus acciones  se manifiestan de manera relevante en lo existente , algunas  veces de forma evidente y otras en forma larvada.

El derecho y la forma jurídica concreta que tome un sistema de normas dentro de un Estado puede operar según su objetivo que no es otro que conformar la apariencia relativamente “estática” de orden y ley haciendo que  la mayoría de las personas no se percate de la recursividad de la actividad interna contenida en el conflicto de clases en sí , pero, cuando esta se  da como una crisis social, las perturbaciones al movimiento al que se está habituado abre la posibilidad de tomar consciencia de las relaciones en las que estamos inmersos, y es la propaganda política, la organización de la vanguardia en partido de clase la que tiene esa labor de correr el velo de las apariencias contractuales que exhibe el capitalismo y mostrar la explotación y opresión contenida en la relación social productiva misma de ese orden .

La libertad en su sentido de autodeterminación del sujeto, existe de diversa manera a como la plantea el liberalismo. El trabajador en cuanto tal es libre de determinación , es decir, no por serlo mecánicamente adquiere comprensión y acción de sus tareas sociales y políticas emancipatorias.

La toma de posición de los trabajadores en tanto clase en sí puede tomada de manera espontanea, no colectivizada y encorcetada en el plano puramente individual  puede  ir acorde o no con los proyectos dominantes de su tiempo.  Es decir, puede adaptarse al la premisa dominante de ley y orden propia de las determinantes que le traza la clase dominante o que vaya a contracorriente, lo cual le implicará toda una serie de obstáculos, tanto estructurales como subjetivos .

El intento de superar dialécticamente esa  realidad  se inscribe en el segundo segmento de determinaciones, que se presentan al no estar conforme con ella  afrontando las resistencias que implica  lucha contra un sentido común cimentado, así como un proyecto colectivo de clase previamente instalado  en la vanguardia organizada como partido revolucionario de los trabajadores.

Es imprescindible comprender las fuerzas motoras del capitalismo, que enfrenta a los sujetos y colectividades al estar ubicados en lugares opuestos en el proceso de producción y que crea intereses antagónicos. “La historia real, profana, de los hombres en cada siglo representa a estos hombres a la vez como autores y actores de su propio drama. Pero desde el momento en que se les representa a estos hombres como los autores y los actores de su propiahistoria, se ha llegado, dando un rodeo, al verdadero punto de partida” ( Carlos Marx).

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