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GESTOS PARA LA TRIBUNA.LO APARENTE Y LO REAL DEL BONAPARTISMO . SE MONTA EL ESCENARIO DE UNA NUEVA FARSA ELECTORAL. EL CLASISMO COMO HERRAMIENTA CONSTRUCTIVA DEL PODER OBRERO

El sector interno de la burguesía dominante que no es invitado a la mesa que sirve desde diciembre del año pasado una mala versión del sobrino Luis Bonaparte, que en este siglo XXI anda por las moradas imperialistas mendigando abrazos  que  impliquen un nuevo préstamo  y nuevos negocios financieros para aquellos, tomo nota en la semana que ha terminado que el personaje,  recibió respaldo discursivo de Tramp y doblegó a los huelguistas en Aerolíneas bajo una lógica que asemeja solo por las formas a aquel “ramal que para, ramal que cierra” de la década del 90,

Frente a esto, por vía de sus aparatos de formación de opinión, ese entramado burgués desplazado hoy de los negocios que proporciona el Estado se inclina cada vez más en su apuesta, a una tesis en la que hace base todo su accionar, según la cual se necesita imperiosamente la reconstrucción del peronismo para ofrecer una alternativa.

Esto sucede porque se aprecia en esa objetiva realidad, la tendencia creciente del elenco de operadores gobernantes a constituirse hegemónicamente bajo el amparo formal del Estado , desde la gestión autoritaria vía decretos y resoluciones administrativas del poder ejecutivo, quien invita de manera condicionante a los gobernadores para que se encolumnen tras ese modelo de gestión, que apuesta a imponer el presupuesto 2025 con determinaciones políticas funcionales al interés de la burguesía como clase , o bien prorrogar el que se impuso en el 2023 con el que se manejó durante el corriente año, con lo que habría que advertir la  tendencia a la profundización de la licuación fáctica de algunas áreas dependientes de esa administración, efecto que conlleva la continuidad del drenaje de despidos y retiros que se vive de manera permanente en la estructura empresarial e institucional del Estado.

En ese contexto, lo que debe ser advertido por la vanguardia militante de la clase trabajadora es que la posibilidad del peronismo por vía de la construcción de una nueva versión diversa del modelo k pero con el rezago de lo que quedó de ese formato incluido, es absolutamente adversa a los intereses concretos de los trabajadores traducidos en el programa mínimo de conservación del empleo y preservación de la capacidad adquisitiva de bienes de los salarios.

 El panorama que genera la necesidad de un nuevo relato peronista y la apropiación de sus estructuras , también ha hecho que los sectores burgueses que llevan la parte menor de esta forma política de dominación social específica que plantea el personal político encaramado al control y ejercicio de la gestión ,tome debida nota respecto a que ,la serie de confrontaciones que se vivieron en el año en curso, hicieron incluso que los trabajadores perdieran la centralidad en esos reclamos economicistas propio de su situación objetiva dentro de la estructura productiva nacional

Esa faceta relevante del fenómeno, determino en plano de realidad la prevalencia del discurso sindicalista en sentido estricto, haciendo que la confrontación de clases  se  orientara en los hechos ,  no a la oposición de un programa  político autónomo  de los trabajadores frente al diseño gubernamental , sino a la defensa de lo dado y heredado desde la gestión de los Fernández sumando  los  intereses específicos de jubilados por ser estos las principales víctimas de la apropiación burguesa  y de los  estudiantes amenazados en su status por el avance del gobierno sobre la gestión de las universidades y su financiamiento , manteniendo el esquema de las paritarias y  preservación del manejo y fondos de obras sociales para la dirigencia sindical que desde ese punto firme,  trazó un acuerdo mínimo con la gestión política del ejecutivo nacional, resignando todo cuestionamiento de la misma y del orden social vigente.

Sin embargo , es esa misma realidad la que muestra que el dominio de corte bonapartista que consolida la tendencia favorable a la gestión gubernamental en la conservación y desarrollo  de los intereses de la burguesía de conjunto frente a la clase trabajadora  no puede ser superado con una reiteración de la política de seguidismo que requiere la construcción de una alianza de clases que pregonan las distintas variantes del reformismo bajo el aggiornamento de un frente popular,  instalando de manera decadente en nuestra sociedad en tanto esa táctica es superada por el concreto desenvolvimiento de la historia de la lucha de clases, que requiere en sentido inverso de un frente único obrero .

El cierre que se avecina del presente año  en curso  y el inicio a la vista, del 2025,deja en claro que las conductas políticas de las organizaciones que se reivindican de la clase trabajadora  dan cuenta de una nueva  resignación de los esfuerzos, que implica el abandono de todo posible atisbo en   la construcción en lucha confrontativa de clase contra clase de una organización de política obrera , para reinstalar nuevamente el señalamiento del camino electoral como única herramienta propiciada para  dar respuesta al problema central del poder donde la burguesía se desenvuelve hoy con fluidez al punto de dejar a la vista de todos , sus propios conflictos internos.

A la par, también está a la vista de todos, la caída del consumo y de la inversión y   los  padecimiento de los trabajadores y de quienes han sido desplazados a la condición de población económica sobrante que se procura ocultar como el sol con la mano embelleciendo un índice inflacionario que no para de verificar guarismos positivos en particular en los mercancías y servicios atinentes a la reproducción misma de la existencia de esos sectores sociales oprimidos y explotados, esto mas allá que los índices que se difunden no reflejan en forma adecuada las subas de los alquileres, las expensas y los gastos en salud.

Dicho esto, y aún en la lógica de intervención de las dirigencias sindicales en el conflicto clase contra clase , ese formato también tiene en sí una tendencia contradictoria por cuanto  si se tiene presente de manera preponderante que aún con las modalidades que se usan para dar a conocer y construir los índices  de inflación , estos en el interanual llegan al 193%, cuando los ajustes de los  salarios nominales  es inferior al 150 por ciento, esenario que objetivamente da cuenta de la caída real del salario y las jubilaciones y el consecuente fracaso de la gestión de sus dirigencias , si se lo mira desde los intereses específicos de los trabajadores como clase social.

Las organizaciones sindicales como organismo primario de  organización de las masas trabajadoras han fracasado por vía de sus dirigentes en el objetivo de programa mínimo de recuperación del poder adquisitivo de sus ingresos luego del ataque que se les descargara en los primeros seis meses de la gestión de gobierno de manera sostenida y luego se mantuviera por vía de diversos mecanismos

En igual medida la altamente difundida lucha de los jubilados, presentada como paradigmática por las organizaciones políticas reformistas no ha podido evitar que el gobierno se ocupe de la creación de un seguro privado, para financiar los gastos de salud en la tercera edad, con lo que no solo no atiende demandas de programa mínimo, sino que gestiona negocios para el capital financiero.

Frente a todo este conjunto de evidencias que pone de manifiesto la realidad del fenómeno social de lucha de clases, los reformistas nucleados en el FITU y sus satelitales, ocultan la esterilidad del cretinismo parlamentario que protagonizan y encaminan sus designios hacia una nueva campaña electoral apelando al criterio embustero de algar un impasse en la lucha.

Esta táctica desconoce lo vital para la clase trabajadora y sus intereses emancipatorios del régimen político que le impone explotación y opresión cada vez más marcada por la presencia efectiva de escenarios de pobreza estructural y naturalización de las relaciones de producción capitalista en espacios de miseria e indignidad humana.

La joven vanguardia obrera militante y demás sectores en lucha deben reconocer el necesario liderazgo de la clase trabajadora y concretar las instancias políticas partidarias de organización que le permita superar el encorsetado que le impone la dirigencia sindical, dándose las herramientas de lucha concreta que determinan sus objetivos emancipatorios y de liberación social que son propios de su propia existencia social.

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