TIERRA Y LIBERTAD” . ARTE Y HERRAMIENTA DE LUCHA

Un día como hoy se estrenó Tierra y Libertad, de Ken Loach. La película está levemente inspirada en Homenaje a Cataluña, de George Orwell, que fue uno de los tantos militantes comprometidos que dieron su apoyo a la Segunda República, poniendo el cuerpo en las trincheras. Fue estrenada en 1995, dirigida por Ken Loach y escrita por Jim Allen, quien antes de abocarse a la dramaturgia fue obrero de la construcción, bombero en la Marina Mercante y minero, trabajos en los que desarrolló paralelamente su militancia socialista revolucionaria.

El film sigue los pasos de David Carr (interpretado por Ian Hart), un militante de comunista inglés, que aprovecha su situación de paro para alistarse en el ejército defensor de la República española. En las primeras escenas se deja plasmado claramente el internacionalismo proletario y la solidaridad de clase. El ejército está impregnado de un amplio cosmopolitismo en el que conviven mujeres y hombres de distintos países, todos unidos por el ideal socialista de un mundo justo e igualitario, sin la división ficticia de las fronteras.

Todas las escenas logran reflejar la realidad interna de las milicias, los problemas cotidianos. Una de ellas muestra la oposición que surge entre el orden militar y la libertad de poder criticar los moldes y las formas, cuando el personaje que interpreta Icíar Bollaín se rebela ante los métodos de disciplina castrense, supuestamente útiles para el combate.

Dicha actriz, también directora, es en la vida real la compañera de Paul Laverty, uno de los más asiduos colaboradores de Ken Loach. Entre Bollaín y Laverty han dirigido y guionado, respectivamente, películas como También la Lluvia, El Olivo y Te doy mis ojos, esta última sobre la violencia de género.

En Tierra y Libertad también se expresan las disidencias existentes dentro de la izquierda misma, los caminos a tomar para llegar, en última instancia, al mismo fin. Se ven los cambios de bando, las alianzas y las distintas metodologías empleadas.

Cuenta Ken Loach que el señor mayor que compara a la revolución con una vaca que va a parir vivió la guerra civil en persona. Cuando Jordi, que preside la reunión, abre el debate, este mismo señor se levanta, objetando que el presidente de la asamblea debe ser elegido por los concurrentes, que así no deben ser las cosas y que todo debe ser consensuado. Se le trató de explicar que la reunión era para la película, pero el señor mayor insistió con que el presidente debía ser elegido. Entonces se procedió a una votación, y sólo así se pudo continuar con la escena.

En toda la trama se puede notar esa oscilación entre la horizontalidad, la autogestión, en donde todo se dirime en asamblea, y la verticalidad y jerarquización propias de una estructura de partido. La representatividad desnuda su sentido íntimo al exhibirse como vehículo directo a la burocratización y repartición de cargos. Hasta la ministra Federica Montseny declaró que estaba en el gobierno, pero lejos de las calles…