El LEVIATAN MUESTRA SU ROSTRO Y SALE A ESCENA SIN CAMUFLAGES

El Leviatán es el nombre bíblico que se le da al diablo. En su obra Leviatán, Thomas Hobbes  usa esa figura. Bastante influenciado por escenarios bélicos que operan en Inglaterra entre 1642-1649 sostiene como hipótesis abstracta, que los hombres renuncian a su libertad política y se subordinan completamente al poder del Estado de forma voluntaria para asegurar su propia existencia. Algo de esa premisa se ha dejado ver por tiempo prolongado en nuestro país, en donde la presencia estatal redunda ineludible para todo objetivo a desarrollar en el seno de la sociedad. Es la apelación necesaria e ineludible a la mediación del Estado y su estructura, la que llega a su fin por estos calientes días de enero.

Las Politicas de Derechos Humanos no son idénticas a los edificios institucionales. La mediación del Estado muestra su verdadero rostro. El leviatán sale a escena.

LA concepción de los DDHH  que viene diseñada y desarrollada en nuestro país, por ausencia en la tarea de la clase trabajadora en sí y de un programa socialista revolucionario en torno al cual se articule la organización política de la vanguardia de esa clase , es la  que en general al progresismo le quedaba cómoda, y que responde a una tradición liberal-capitalista de la doctrina internacional de los DDHH que se documenta en los tratados, declaraciones y protocolos que se incorporaron con la reforma constitucional al texto de la ley superior .

La  siempre constante y estéril proclamación de los DDHH con ese formato, remite esencialmente a la noción de derecho como instrumento o forma jurídica abstracto y sin contenido de clase que puede ser usado por todas ellas en su confrontación cotidiniana por vía de demanda social de justicia ante el propio orden jurídico social capitalista y la institucionalidad que le corresponde desde las estructuras de ese Estado al que le da forma la propia constitución nacional.

 La idea dominante bajo el múltiple aparato organizativo montado por el progresismo que hoy se ve severamente amenazado por la pértidad de  enraizamiento de su discurso en la sociedad civil  es que el  progreso es solo lo que permite el ascenso social del individuo, y este no reconoce límites que no sean los temporales, pero siempre orientado en una misma dirección de mejor vivir dentro de las estructuras relacionales gestadas desde la que implica a capital y trabajo . Vale decir, el hipotético acceso a las posibilidades que otorga un derecho consagrado en una norma por la sola condición de ser un ser humano tiene siempre un limite en el contenido específico de esa potestad  marcado por el orden social capitalista.

La idea de progreso y de ascenso social, yace en la base de toda acción política con demandas democráticas por políticas de Estado y presupuesto para todas las iniciativas. Esa construcción ideológica , es la que ve puesta su existencia en riesgo en tanto el gobierno  y sus operadores políticos con fundamento económico en la necesidad de reducción de gastos, apunta a lograr la desaparición de todo ese andamiaje institucional.

Todo  este formato construido desde hace décadas , deja un sedimento de dependencia real del sujeto que dice militar “por los derechos humanos “ con el aparato de personas y recursos económicos montado en derredor de la demanda social inicial de satisfacción de condiciones de vida dignas y desarrolladoras del progreso social del individuo.  Ese  posicionamiento político,  visto en práctica. pone por ejemplo a la universidad pública como un instrumento de ascenso social y no como una entidad educativa y la circunscribe a ese objetivo bajo la forma de derecho a universidad publica  gratuita,  de allí que la demanda por educación esté bajo la forma de un derecho  que persigue dar posibilidad a los estudiantes, para  ese mentado ascenso que no es un objetivo del programa social  que apunta a un mejoramiento colectivo de la sociedad  y no de las posibilidades de un sujeto a futuro desconociendo además el proceso con tendencia fuerte, de la llamada proletarización profesional  que hace que este no sea un individuo fuera de la clase trabajadora sino uno mas de ella en la medida en que su ingreso se ubica en la forma salario y su profesionalidad solo mejora el precio que puede eventualmente recibir por la paga de su capacidad de trabajo puesta en acto..

 Además que la realidad exhibe a los propios profesores universitarios como artífices de un nulo progreso social, lo cierto es que lejos puede estar un individuo de mejorar su existencia si los parámetros de mejora los marcan los paradigmas del capital dentro de cuyo ordenamiento opera el fenómeno.

Esta claro entonces, que ninguna política de derecho humanos con ese formato dirigido al ascenso social bajo el paradigma de posibilidad de progreso indefinido, tiene carácter emancipatorio y al no tenerlo, no convoca a la adhesión a esas prácticas con todo lo que ellas conllevan , ni mucho menos a pensar que si no media en esas actividades, la mediación del Estado, su existencia esta fatalmente condenada. Cuando el Estado monta agencias, secretarías y hasta ministerios deja el mensaje que es ese poder formal de la burguesía el que determina sus contenidos y sus alcances, los que incluyen la posibilidad de su desaparición.

El poder burgués toma cuerpo en el Estado que constituyó , y le da forma jurídica con la constitución nacional que además le habilita el monopolio de la fuerza para dotar de imperio a sus determinaciones de forma tal que ellas terminen con aparente consenso por la población . Con esa modalidad, el Estado  no es otra cosa que un gran propietario, porque el derecho de propiedad es su fundamento mismo, y es sabido que la propiedad sobre algo habilita al propietario , incluso a la destrucción de lo que posee con ánimo de dueño. De esta forma , quien abrió un museo, una oficina de protección o una agencia de favorecimiento de derechos, por la misma lógica que lo constituye , también puede abandonarlo, en tanto el Estado no se agota en un gobierno, sino que por su propia ontología tiene continuidad jurídica a través de los gobiernos que se sucedan en la gestión de sus poderes.

Mas temprano que tarde, habrá de terminarse en la peregrina noción de democracia representativa cuyo modelo impone que el sujeto individual indiferenciado bajo la categoría de ciudadano y en la condición de persona jurídica, no delibera ni gobierna por sí , sino por sus representantes electos en la forma en que la propia constitución del Estado fija.  Si esto es así y toda la actual organización política actual lo consiente en la medida en que todos los aparatos partidarios, concurre a intancias electorales y adaptan sus plataformas al programa burgués contenido en esa ley superior , lo cierto es que ninguna pretensión sostenida en la condición de persona se naturaliza ni existe hasta tanto ese sistema de representación le da cabida por los canales institucionales pertinentes. Luego, si la actual gestión de gobierno es fruto de ese modelo consentido por todos, habrá que concluir que los cierres o los abandonos o los cambios de paradigmas de gestión han sido realizados con el aval del voto puesto en la urna por los que fueron a votar, quienes luego no pueden alegar el desconocimiento de todo esto.

Lo propio ocurre con la determinación del modo de elección y  la participación que el Estado tiene en esa selección de candidatos, en forma tal que si la gestión en el poder formal opta por desfinanciar el actual modelo, derogar el sistema previo de selección conocido como PASO, esa situación no puede sorprender, como no sorprendió cuando se la impuso y se le dio acatamiento.

Todas estas son las consecuencias de la militancia que orienta los haceres de la joven vanguardia ocultando  y a la inversa haciendo apología democrática, del modelo para luego verse sorprendida o frustrada en sus expectativas, cuando lo real impone la posibilidad de ver que el que reparte las cartas es la propia clase explotadora y opresora , en cuyas manos hemos decidido estar acudiendo a la posibilidad de que de ese charco de esclavizadores pueda surgir un líder salvador con destino trascendente que guíe nuestros designios.

Un ajuste neoliberal con un programa fondomonetarista cuyos funcionarios monitorean la gestión de gobierno , solo ha podido mostrar a la militancia  adherente a las de política de derechos que  las casillas incendiadas y las  topadoras de Guernica, lejos han quedado de ser la  excepción. Lo propio ocurre con la  posibilidad de mantener estabilidad en el empleo  o de dotarse de garantías frente al avance represivo de las agencias estatales ahora avaladas por estatutos. Queda por pensar en aquello de que no se puede resolver un problema intentando nuevamente una forma de resolución que ya mostró acabadamente su fracaso.

En el mismo sentido es necesario advertir sobre una segunda lectura del fenómeno que reparando en lo que hemos señalado anteriormente, insiste sin embargo en el uso prioritario de la forma jurídica alegando la posibilidad de derechos humanos emancipatorios y anticapitalistas , por permitir con la lucha por ellos, cuestionar las bases mismas del orden social dominante.

En esta segunda receta, hay más de lo mismo y en su caso , negación no superadora de la tesis del progreso social arguída y desarrollada prácticamente en extenso  por la militancia social. Sucintamente. El derecho tal como lo conocemos , es un producto de la modernidad, y como tal una herramienta funcional a la clase que produjo ese salto desde los esquemas del medioevo. La forma jurídica no es emancipatoria sino reproductiva y viabilizadora de las relaciones de producción capitalistas que hoy exhiben signos de crisis significativa que pone en riesgo la posibilidad de reproducción con esas formas.

Lo único emancipatorio ya está planteado por Marx en el Manifiesto comunista y se proyecta por toda su obra. Lo emancipación es la superación revolucionaria de las relaciones de producción capitalista tarea para la cual esta convocada con finalidad emancipatoria ,  la clase trabajadora en tanto en ella se reúnen todos los sujetos que con su actividad producen valor  que se concentra en mercancía que intermediada por el dinero permite su apropiación por el dueño de los medios de producción  La emancipación es obra de los trabajadores mismos y la abolición del Estado de la burguesía por vía de la dictadura proletaria es su contenido específico.

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