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EL HUEVO DE LA SERPIENTE ANIDA EN SANTA FE Y SU REFORMA CONSTITUCIONAL.

El derecho, no ha de decirle al Estado como debe ser. Es lo real lo que toma forma en el derecho que le constituye como tal, y en ese sentido, lo que es racional debe suceder.

Desde el inicio de la actual gestión de gobierno , en diciembre de 2023, el discurso e imaginario político en Argentina sin importar en gran medida de las organizaciones de las que surge, ha sido invadido por una severa omisión y el despliegue de un escenario de confusión, marcado por la equiparación e identificación de lo que tiene una necesaria complementariedad, pero nunca una asimilación en tanto uno existe en función del otro siendo ambos entre sí diversos. Gobierno y Estado en efecto, no son idénticos, pero así parece que la ideología se preocupa en presentarlos, todo con el objetivo final relativo a la ausencia de visibilización real del poder burgués y el dominio cultural de la clase que lo despliega aún antes de que la Argentina se constituyera como Estado Nacional bajo la forma republicana y la democracia representativa como modelo de gobierno.-

Esto hace que quien actualmente tiene la gestión política de los poderes del Estado. el ejecutivo y legislativo por elección indirecta y el poder judicial por la presencia funcionales de los intelectuales orgánicos de la burguesía previamente formados en sus universidades , esté en ese sitio precisamente por haber vociferado hacia quien quisiese oirlo , sobre la necesidad de «terminar con el Estado» y en ese sentido asumir la forma de un «topo dotado de motosierra».

En realidad, cuanto hace ese modelo de acción política triunfante es iniciar el largo proceso de renovación de cuadros de la clase dominante, advertidos que las modificaciones que operan en el juego de las relaciones sociales productivas en cuanto a la manera en que se genera la compra-venta de fuerza de trabajo y los procesos de producción comercialización financiación necesariamente fragmentado , todos al amparo de un profuso cambio tecnológico comunicacional, requieren de nuevos y pacientes operadores en esa actividad tan dificultosa que es lograr después del ejercicio de la violencia sobre oprimidos y explotados su consenso servil fundado en la premisa de la sobrevivencia por sobre toda otra consideración.

En sentido inverso, quienes fueran dentro de los distintos sectores de la burguesía, como los ejecutores de la funcionalidad republicana a los fines de esa clase dominante, aún han decidido ensayar una suerte de resistencia valiéndose de una reminiscencia de la república y su institucionalidad aunque con ello solo buscan acudir a una negociación más general sirviendo en el plato no otra cosa que más de lo mismo, esto es, seguir empleando la idea abstracta de democracia con sus paradigmas de igualdad ante la ley y libertad enfocada en la idea de ciudadano , como únicas herramientas de combate-negociación, ligándola a la inexplicable apelación a relaciones sociales «justas»

Sin embargo, es precisamente allí donde el quiebre de la reproducción capitalista deja ver su incapacidad genérica para continuar siendo el orden social dominante que se impuso como tal hace ya varios siglos, ocultando que esto solo ha sido posible a base de violencia estatal y escenarios relacionacionales y ambientales propios de la barbarie.

No obstante ello, ese escenario no deja de ser en ambos casos un montaje ideológico que a poco que se le mire desnuda su trastienda que es la dominación de clase y la necesaria funcionalidad de la forma jurídica Estado como instrumento imprescindible para la continuidad de la explotación y la opresión social, sobre todo en este siglo donde la reproducción del capital tropieza con obstáculos significativos y supone el incremento de explotación y opresión social.

El discurso político inverso, que nutre sus categorías desde los clásicos textos de Carlos Marx, remite a otro camino de desarrollo de la historia que orientado por la necesidad de superar los antagonismos de clases entre burgueses y proletarios, ya desde deja planteada la estrategia de la la abolición del Estado y lo hace incluso con la forma de manifiesto político a los trabajadores del mundo, señalando que ese objetivo será obra de los trabajadores mismos.

En ese sentido ,atribuir desde los textos de Marx una tendencia a la apología del Estado que se encuentra
en efecto en algunas de las corrientes de la socialdemocracia y los restos del Stalinismo es una construcción falsa de lo verdadero , sencillamente porque esas afirmaciones apologéticas no se constatan en lo real y cuando hubieron de tomar cuerpo exhibieron una sociedad que no tardó en derrumbarse como el muro que buscaba protegerla.

Marx en sentido inverso apeló a una directriz estratégica de la acción política opuesta a la consideración del Estado como un elemento del orden de la naturaleza de las cosas y por ende a la condición de elemento natural que asumiría la forma jurídica con la existencia del hombre mismo. Por eso indica la tésis de la desaparición del Estado, y esto explica que sus detractores no hagan otra cosas en los hechos que buscar ocultar ese propósito político liberador del ser humano.

En La miseria de la filosofía dice Marx que :
«La clase trabajadora sustituirá en el curso de su desarrollo la antigua sociedad
por una asociación que excluirá las clases y su antagonismo. No habrá ya
poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente el
resumen oficial del antagonismo en la sociedad civil.»
Es ese el objetivo estratégico de la confrontación consciente de clases a través de sus vanguardias, siendo la de los trabajadores la que no puede embarcarse en un derrotero que la lleva con reiterancia al camino de la derrota.

Engels, en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, se ocupa de este último cuando lo define como:
… un producto de la sociedad en una etapa determinada de desarrollo; (…) la admisión de que esa sociedad se ha enredado en una contradicción indisoluble consigo misma, que se ha dividido en antagonismos inconciliables que es incapaz de eliminar. Pero para que esos antagonismos, esas clases con intereses económicos contradictorios no se devoren entre sí ni devoren a la sociedad, que mitigue el conflicto y lo mantenga dentro de los límites del “orden”. Y esa fuerza, surgida de la sociedad, pero que se coloca por encima y se divorcia más y más de ella, es el Estado. (citado por Lenin, 2007, pág. 13, )

En ese mismo orden de ideas Mario Roberto Santucho, sostiene y su pensamiento cobra necesaria actualidad frente al fenómeno que nos ocupa que:

«El parlamentarismo es una forma enmascarada de dictadura
burguesa. Se basa en la organización de partidos políticos y en
el sufragio universal. Aparentemente todo el pueblo elige sus
gobernantes. Pero en realidad no es así, porque como todos
sabemos las candidaturas son determinadas por el poder del
dinero.Como decía Lenin
: «Decir una vez cada tantos años que miembro de las clases dominantes han de reprimir y aplastar
al pueblo a través del parlamento; tal es la verdadera esencia
del parlamentarismo burgués»V.I. Lenin, El Estado y la Revolución. Obras Completas, Tomo 24,
página 56.

En definitiva, lo que buscamos puntualizar es que en la militancia cotidiana donde se contabilizan innegables esfuerzos, desde la derrota militar sufrida en la década del setenta del siglo pasado, la vanguardia militante se desenvuelve bajo el fetiche de la ficción democrática burguesa , olvidando en ese contexto que todo su obrar debe necesariamente estar signado por la noción estratégica de que el Estado es un producto del carácter inconciliable de las clases en una sociedad dentro de un momento histórico determinado.

Si bien el Estado y su rol en la sociedad argentina ha sido motivo de debate desde su fundación, la idea específica de la abolición del Estado no ha sido tomada como posición política por un partido de clase en las últimas cuatro décadas, ni las políticas desarrolladas en la confrontación cotidiana.se orientan en ese sentido estratégico, lo cual explica , entre otras cosas, el apego de la militancia «luchista» al llamado programa mínimo reivindicatorio de premisas exclusivamente socio-económicas desenvueltas hacia el Estado por vía de demandas de derechos subjetivos , aunque estas en el mismo período han avanzado al calor de las diversidades y las especificidades que trae consigo la fragmentación del trabajo y sus expresiones ideológicas sin base sociológica en esa realidad.

Si el Estado se configura y toma cuerpo a través de la forma jurídica que es objeto del derecho, es decir, por vía de la ley a la que se le adjudica validez y eficiencia a partir de su sanción siguiendo por uno de sus poderes un mecanismo predispuesto por otra norma superior que es la Constitución Nacional, su desenvolvimiento deja ver que lo jurídico es herramienta constitutiva de la modernidad capitalista y como tal debe hacer frente por su expresión legal a los necesarios cambios que impone la continuidad del devenir reproductivo del capital en tanto relación social.
Vista de esa manera, la situación el desarrollo político del operador de turno, Javier Milei y su elenco, solo plantea cambiar el nivel de control que el mismo tiene para con un sector de la sociedad: el empresariado alineado con la actual política de Estado de EE. UU. . Bajo la bandera de la libertad, intenta imponer un plan político destinado a cambiar. Esto significa no otra cosa que un nuevo formato de encadenamiento político y económico dependiente lanzado como SOS desde la condición de capitalismo tardío que exhibe nuestra sociedad.

En todo este contexto, hay que recordar, sobre todo cuando en distintos actos callejeros, los oradores que asumen la palabra de modo público, sin mayores precisiones sobre su propio derrotero, asocian mecánica e ideológicamente la demanda de aquellos que perciben haberes jubilatorios de miseria con las víctimas de las prácticas genocidas desarrolladas por el Estado en la década del setenta del siglo pasado, afirmando que los restos de esa generación combatientes están allí presentes.

Esa relación artificiosamente establecida no ayuda en la comprensión del fenómeno que puntualizamos, es decir, la ausencia de una fuerza social combatiente encarnada en la vanguardia trabajadora y la incomprensión militante del rol del Estado en el orden social capitalista.

No son los jubilados de hoy, los luchadores de ayer, no porque no los determinen buenas interiores, sino porque precisamente, su discurso puramente apologético de una generación diesmada en un genocidio oculta lo esencial, es decir, que esos combatientes sociales y políticos si se movían en plano revolucionario y con aceptación consciente de las tareas planteadas respecto del Estado, nunca centradas solamente en las formas de gobierno.

Habrá que recordarle a los empeñados oradores evocadores de un pasado que los depositó por sus derroteros ideológicos posteriores en su actual lugar social , cuanto precisó Mario Roberto Santucho en el texto ya citado, al afirmar específicamente que_

«La razón fundamental por la que pese a la enérgica lucha de
nuestro pueblo, las clases dominantes no han visto peligrar su
dominación política ha sido la ausencia hasta el presente de
una opción revolucionaria de poder que ofreciera a las masas
una salida política fuera de los marcos del sistema capitalista.
Hasta ahora la clase obrera y el pueblo argentino no han conseguido darse una fuerza política propia de carácter revolucionario. Por ello ha estado sometido constantemente a la influencia de los partidos políticos burgueses y no ha logrado
identificar las distintas engañifas preparadas por la burguesía,
cayendo en consecuencia en el error, dando su apoyo de buena
fe a sus propios verdugos.»…..Otro factor que contribuye poderosamente a mantener oculta la necesidad de arrebatar el poder estatal de manos de la burguesía, es el rol de las corrientes reformistas y populistas….que desde el
campo del pueblo —y por tanto escuchados con interés por las
masas— difunden también falsas esperanzas apoyando sin
rubores a uno u otro dirigente de la burguesía pretendidamente
» progresista», perdiéndose en el laberinto de la lucha interburguesa y desviando tras de sí a sectores de las masas, lejos
del verdadero camino revolucionario, el camino de la lucha
consecuente y constante por la toma del poder.
Debido a estos factores, a la debilidad de las fuerzas revolucionarias, al hábil trabajo contrarrevolucionario de la burguesía, y a las erróneas ideas sostenidas y practicadas por ciertas corrientes del campo popular, la burguesía ha podido maniobrar con tranquilidad en el campo político durante los últimos
años de crisis económico-social, pasar sin mayores dificultades del parlamentarismo, conducir con estos movimientos
al pueblo y mantener sólidamente el control de todos los resortes del Estado.» Poder Burgués -podere Revolucionario pag. 17-18)

No se trata de que se facilite institucionalmente un recambio de Milei por otro personaje que trate de aplicar esencialmente las mismas políticas. Toda la burguesía está detrás de él, pero también preparan su reemplazo por si no se puede sostener. Alertamos sobre el peligro del parlamentarismo, sobre los acuerdos y votaciones que se van produciendo que pueden dar una idea de que hay vida en el Congreso, de que tienen alguna independencia del poder económico. Alertamos sobre las elecciones, Para evitar una nueva frustración los trabajadores debemos debatir y prepararnos para gobernar, para definir cuáles son las políticas centrales para poner todos los recursos y las empresas al servicio de la mayoría, para resolver las tareas que la burguesía no pudo en ninguna de sus variantes. La clase obrera, debe independizarse políticamente, luchar por su propio poder y la abolición de toda forma burguesa de institucionalidad y legalidad.

En un momento histórico social como el descripto, con la significativa de dirección que atraviesa la vanguardia trabajadora, se produce, casi silbando bajo, una experiencia política de laboratorio que la burguesía de conjunto lanza a través de quien se prueba la condición de recambio necesario de la actual gestión en tanto esta acelera los signos de su agotamiento como tal, y deja ver que hay una tendencia que exhibe signos de que esta en algún sentido rota la particular y transitoria relación que lo depositó en el ejecutivo.
la burguesía advierte que pese a los esfuerzos de formación de imagen la costra del estancamiento estructural vuelve a mostrar su rostro monstruoso , razón por la cual tiene que comenzar a ensayar el recambio, esta vez avalado por cambios en la constitución de un estado provincial -Santa Fe- que servirá de prosperar como formato a futuro de un nuevo pacto de Olivos en el orden nacional.

los métodos mismos, el instrumental de conceptos manejados, subsiste y sigue conservando indiscutiblemente, a la vuelta de mas de cincuenta años, la misma fuerza de actualidad enjuiciadora que cuando Santucho y el PRT los esgrimía para disecar el raquítico cuerpo político de un orden social en crisis. No son, pues, piezas de museo o de archivo las que exhumamos aquí, sino voces vivas que quieren y deben tener mando aleccionador sobre nuestra realidad y las acciones militantes concretas para que estas no se hundan en el fracaso y la frustración.

Frente a este ensayo provincial de dotar a Santa Fe de una reforma sustantiva de su ley superior , un hecho político en sí que impulsa el gobernador Pullaro, el mileismo, la socialdemocracia y todos los núcleos políticos que se presentan para que sus dirigentes sean electos como constituyentes , las organizaciones que pretenden congregar a la militancia en lucha que hace un par de días atrás trató de dar vida a una medida de acción directa, confunde lamentablemente estos fenómenos con los jurídicos, creyendo que basta proclamar la norma para conjurar la realidad.

Estamos ante el político-jurista que se detiene a mirar un texto haciendo fetiche de él o cuestionándolo . Estamos ante el adoctrinador seudomoral que cree que a los trabajadores protegen sus intereses existenciales y se proyectan hacia ellos con buenos deseos o con imperativos éticos y para ello concentra su voluntad en rehuir celosamente la realidad,
Al revés de lo que ocurre con esos otros luchadores y revolucionarios a quienes se tilda de “materialistas”, haciendo de este vocablo una acusación. Estos reservan todo su talento de realidades para la vida social y la lucha por ella, y así, les queda una magnífica dosis de idealismo para aplicarla a sus personas.

Advertimos sobre la presencia, en un contexto de conflictividad a juristas metidos a luchadores que se entretienen modelando lindamente la forma, mientras otros, la clase dominante, el poder burgués diseña y acapara la materia. la realidad esta en los privilegios de una clase sojuzgadora con el Estado por instrumento. Es necesaria la unidad de clase rompiendo políticamente con su fragmentación por vía de un programa político de independencia de la clase trabajadora Es necesario un pliego que reúna los reclamos por vigencia de libertades democráticos y demandas sociales. Esa es la política . La perspectiva es la revolución social que expropie los principales medios de producción, que ordene y planifique la economía para resolver nuestras necesidades, que desconozca la deuda externa fraudulenta y los acuerdos con el FMI, que estatice el comercio exterior y la banca, y revoque unilateralmente todos los acuerdos diplomáticos y militares con el imperialismo.

la democracia real con la forma de dictadura proletaria y poder obrero y de los trabajadores , tendrá, inexorablemente, que seguir montando la guardia y preparando el asalto contra el Estado, que no se establecerá con una boleta electoral. «Los problemas constitucionales no son, primariamente, problemas de derecho, sino de poder; la verdadera Constitución de un país sólo reside en los factores reales y efectivos de poder que en ese país rigen; y las Constituciones escritas no tienen valor ni son duraderas más que cuando dan expresión fiel a los factores de poder imperantes en la realidad social» ( Fernando Lassalle. Qué es una constitución conferencia I)

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