Nuevo Curso

UNA CONSTRUCCIÓN DE SUJETO Y SENTIDO DE EXISTENCIA YACENTE EN UN LEGADO REVOLUCIONARIO

Es común que se tomen los días, las fechas, como recordatorios. Sin embargo la extensión de ese uso social puede tener el sentido inverso de lo esperado con el recuerdo, que es la fosilización de lo recordado en un tiempo al que sin decirlo se le declara la caducidad y deja para el pensamiento la misma proximidad que puede tener un relato ficcional .
Un 21 de abril hace 59 años, desaparecía en Orán, Salta, Jorge Ricardo Masetti, “Comandante Segundo”´ al frente de la primera guerrilla guevarista en Argentina, Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP). Periodista, fundador y primer director de Prensa Latina, guerrillero, revolucionario.
Defendemos como parte de un nuevo curso militante la necesidad de satisfacción oportuna de advertir que toda lucha revolucionaria más temprano que tarde abre la instancia de la confrontación directa clase contra clase y ella lleva implícita la participación en acciones armadas orientadas a vencer la resistencia opuesta por el enemigo de clase y su poder Estatal.
Es en ese contexto, que lejos de un recordatorio formal, traemos a cuento y publicitamos para la actual vanguardia en lucha, una premisa fundadora de nuestra construcción subjetiva individual y colectiva de lo que es necesario hacer y cuanto implica en los hechos la transformación revolucionaria del orden social capitalista
Un legado en marcha , nos deja leer a Jorge Ricardo Massetti afirmando:
“La Revolución ya no es un acontecimiento a observar, un hecho histórico a criticar, sino que la Revolución somos nosotros mismos, está en nosotros, es nuestra conciencia y la que nos juzga y nos critica y nos exige”
«Nada ni nadie logra detener ni conformar al revolucionario, porque esa es su vocación y su destino. Si no tiene armas, muerde. Si le arrancan los dientes, patea. Y si lo matan, escupe sangre.
Pero si se da el insólito caso que logra vencer, entonces lucha aún más. Porque ya no se enfrentará con el enemigo declarado que lo ataca con las armas en la mano, sino que tiene que soportar en su propia mochila, el peso de la insidia solapada, la adulonería, la calumnia y las presiones internas y externas. Pelea aún más porque sabe que desde el gobierno no logrará la satisfacción del triunfo después de cada batalla. Y que luego de cada combate no habrá tregua reparadora.
Martí, cuyas sentencias no sólo convulsionan el espíritu, sino que sacuden hasta los huesos, afirmó que “patria es ara, no pedestal”. Y los revolucionarios verdaderos son aquellos que saben que en esa ara ofrendarán su vida, sus ambiciones y lo que le es aún más doloroso, hasta su orgullo. Porque ya no serán “ellos”, sino simples instrumentos del pueblo por el que luchan y se angustian. Porque su debatir será permanente, como permanente tendrá que ser la revolución».
En ese contexto afirmamos por referencia a la experiencia de revolucionarios reales y sus pensamientos constructores de una revolución materialmente sucedida, que » Para hacer la revolución, se necesita un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido creado conforme a la teoría revolucionaria marxistaleninista y al estilo revolucionario marxistaleninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria sobre el imperialismo y sus lacayos»
La pregunta que se sigue de todo esto es ¿Cómo se construye una sociedad justa? y la respuesta remite siempre al desempeño y comportamiento de la estructura básica de la sociedad? Desde ahí emerge el juicio de valor que se desenvuelve sobre el contenido real y específico del sistema de libertades y obligaciones y la distribución de los ingresos
¿Qué es «reparto equitativo»?
¿No afirman los burgueses que el reparto actual es «equitativo»? ¿Y no es éste, en efecto, el único reparto «equitativo» que cabe, sobre la base del modo actual de producción? ¿Acaso las relaciones económicas son reguladas por los conceptos jurídicos? ¿No surgen, por el contrario, las relaciones jurídicas de las relaciones económicas? ¿No se forjan también los sectarios socialistas las más variadas ideas acerca del reparto «equitativo»?—- En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades! (Karl Marx en su Crítica del Programa de Gotha)

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