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CUANDO EL AGUANTE DISIMULA LA EXPLOTACION Y LA OPRESIÓN

La actual gestión de gobierno, que se desarrolla desde los tres poderes de la república democrática, ha demostrado en su tiempo de desarrollo, que pese a la adversidad de superficie que debe afrontar desde las otras agencias de política burguesa, no es la resultante de una casualidad histórica sino de una necesidad imperiosa del orden burgués que se genera desde la constatación de la alta complejidad que exhiben las relaciones de producción en el territorio nacional y la reproducción desde cierto consenso de la población de todos los elementos estructurales del capital, en todas sus variantes .
Lo que no se advirtió en su momento, y parece seguir sucediendo a pesar del agravamiento del desempleo, las condiciones de trabajo y la baja del salario real, es que el gobierno no es un fenómeno puramene superestructural, sino el espejo de profundas mutaciones operadas en el seno de la sociedad civil, desde las propias prácticas cotidianas de los trabajadores y sus proyectos existenciales individuales, que en muchos casos terminan reducidos a la simple sobrevivencia, en una suerte de reedición de un desensillar hasta que aclare, a sabiendas que la premisa es el “aguante”.
Por ese motivo, es un error reproducir esto del “aguante” en todos los planos de existencia. Aguante se le pide al equipo del que somos hinchas sabedores en fuero íntimo que el plantel “no da para más”. Por eso celebramos cuando “aguantamos el partido” o pudimos “aguantar el resultado”.
De la misma forma , cuando un amigo, un familiar o nuestra propia afectividad, da signos de quebrantarse , lo que se dice es que “hay que hacerle el aguante, porque no está pasando un buen momento”
En definitiva, la existencia parece ser un estar en dos rectas paralelas, “el aguante” y el “hay que pasarla”. Lo que se oculta es exhibir lo básico concentrado en interrogantes ¿Por qué hay que aguantar”¿Hacia donde se pasa , cuando hay que pasarla? ¿Quién disfruta, mientra los trabajadores aguantan con lo que les queda de orgullo?
Sin duda son muchos interrogantes y todos ellos no remiten a única respuesta. En esa dificultad lo que si puede advertirse, es que de tanto aguantar , lo que inicialmente es resistencia, luego se naturaliza en la carencia.
Por eso , desde la sociedad del aguante solo emergen carenciados y ese lugar de la falta , lo ocupa el trabajador, y su fantasma la desocupación y la resultante de estas o de los bajos salarios: la marginalidad.
El “aguante” en la marginalidad, solo es la madre de más marginalidad, en forma que , de manera imperceptible damos por naturales condiciones de existencia marginales, donde el hombre es evidentemente el lobo del hombre.
De esos territorios , a veces endulcorados con” ayuda interesada” para capitalizarla en términos políticos , por fuera de los múltiples esfuerzos de cooperación impulsados horizontalmente desde el 2001 para nuestros días , lo que se ha logrado en definitiva es más marginalidad y la exigencia silenciosa al poder, de los aún ubicados en la línea de la incorporación a la economía formal de que se proteja su situación concreta , “porque ya no se aguanta más”

El gobierno es expresión del juego dialéctico entre el utilitarismo individualista , y la idea de defensa de un criterio de contenido para la palabra libertad, que se asemeja al salvese quien pueda, y su base social no ha sido otra que la de aquellos que en el aguante , se ejercitaron en las habilidades de la sobrevivencia para tener al menos la cabeza fuera del agua.
Estas razones culturalmente fundantes, atadas lisa y llanamente al precio de las mercancías de consumo cotidiano y las tarifas de los servicio públicos son las bases del consenso social que mantiene al equipo de gobierno burgués de turno en el ejercicio admitido del poder y su necesaria reproducción imperceptible de la dialéctica amo-esclavo, oculta tras la legalidad jurídica y política de toda instancia de la relación mando-obediencia.
En esa perspectiva, es que todos los intentos por horadar esa cabecera de playa, por parte de otros sectores de la burguesía que se valen de otros aparatos políticos que precisamente son los que con su hacer obligaron a la presencia del actual gobierno, resultan estériles por más que se les dote de espectacularidad.
Esta resultante emerge en esta semana que culmina desde dos lugares específicos. El hecho que da evidencia que los efectos de la condena de ejecución domiciliaria de la ex presidenta es una llama revulsiva que se apaga , en paralelo con los estridencias de la presencia callejera del grupo de jubilados que todos los miércoles hacia presencia acompañado por perjudicados en luchas aisladas.
El restante vector lo dan los números, los datos, que solo indican que como dijo alguna vez Serrat, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Es en ese sentido que por oposición a la marginalidad material y cultural, la pobreza y la miseria, la gestión económica exhibe que el déficit se ve exacerbado por el turismo al extranjero, que otros argentinos, los que no están en el aguante, sino en el disfrute, generan por una salida importante de divisas que no se compensa con el turismo receptivo .
Esto se debe a un tipo de cambio favorable para el consumo en el exterior, que incentiva el turismo
En ese sentido, el primer trimestre de 2025 deja ver que , 6.7 millones de argentinos viajaron al exterior por turismo, un aumento del 66% respecto al año anterior,
Esto significa que una parte de los sectores sociales medios que reside en nuestro territorio gastaron US$5.000 millones en turismo en el extranjero, mientras que los ingresos por turismo receptivo fueron de solo US$1.500 millones, resultando en un déficit récord de US$3.500 millones.
Así las cosas , este contraste social, no puede sobrevivir sino con el mentado aguante de unos y la dominación opresiva y explotadora de otros, pero a la vez desmiente toda posibilidad de éxito de una política tácticamente orientada a la formación de un frente policlasista con perfiles de restauración de lo que otrora fuera el esquema peronista de sociedad organizada, factor que se revela sin embargo insuficiente para explicar el porqué del acercamiento de la izquierda del régimen a esa opción táctica que no tiene base real de materialización y en gran parte explica la frustración subjetiva constante que exhibe el luchismo y las marchas profusas y diversas que protagoniza una parte de la militancia o sectores perjudicados en particular.
“Épocas reaccionarias como la actual, no sólo debilitan y desintegran a la clase obrera aislándola de su vanguardia, sino que también rebajan el nivel ideológico general del movimiento, rechazando hacia atrás el pensamiento político, hasta etapas ya superadas desde hace mucho tiempo. En estas condiciones la tarea de la vanguardia consiste, ante todo, en no dejarse sugestionar por el reflujo general: es necesario avanzar contra la corriente. Si las desfavorables relaciones de fuerzas no permiten conservar las antiguas posiciones políticas, por lo menos hay que conservar las posiciones ideológicas, pues la experiencia tan cara del pasado se ha concentrado en ellas. Ante los ojos de los mentecatos, tal política aparece como «sectaria». En realidad, no hace más que preparar un salto gigantesco hacia adelante impulsada por la oleada ascendente de un nuevo periodo histórico…..Las grandes derrotas políticas, provocan inevitablemente una revisión de valores, la que en general se lleva a cabo en dos direcciones. Por una parte el pensamiento de la verdadera vanguardia, enriquecido por la experiencia de las derrotas, defiende con uñas y dientes la continuidad del pensamiento revolucionario y se esfuerza en educar nuevos cuadros para los futuros combates de masas. Por otra, el pensamiento de los rutinarios, de los centristas y de los diletantes, atemorizado por las derrotas, tiende a derrocar la autoridad de la tradición revolucionaria y vuelve al pasado con el pretexto de buscar una «nueva verdad».
( Bolchevismo y Stalinismo. Pag. 1 León Trotsky)
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