La actual gestión de gobierno, con su dominio de la agenda, pese a la táctica de horadar su presencia de poder formal, mediante la reiteración de las marchas callejeras con frecuencia de fixture de torneo de AFA que desarrollan los luchistas poniendo el cuerpo y el kirchnerismo en su conducción prevalente , ha decidido instalarse mentalmente con tanta anticipación en este contexto de la realidad que exhibe la lucha de clases , solo para refregarle por la cara a la masa trabajadora y los desplazados estructuralmente del mercado formal de fuerza de trabajo , su inconmovible adhesión a la ideología del poder burgués dominante a la que le sirve con devoción, para recordarle que la realidad está hecha de esas rocas contantes y sonantes de los ricos, contra las que se estrellaran inevitablemente los sueños de cambio social liberador .
Sin embargo, todo se está yendo al diablo precisamente por el aliento desde el poder del Estado y la cohesión de las capas medias de la sociedad , al inmediatismo de la ganancia fácil , puesto en escena de la mano de la pirueta, la bicicleta o cualquier otra maniobra circense presuntamente “salvadora”, todo envuelto en ese fuego de artificio del éxito contable a cualquier precio, a costa incluso de su propio quiebre como clase en múltiples fragmentos de grupos burgueses enfrenados entre sí.
la libre e irrestricta circulación de los capitales en competencia unos con otros a escala planetaria, con las tecnologías de la comunicación y la información aplicadas y generalizadas de manera funcional a esa circulación , da cuenta en los hecho y a no mucho tiempo de andar, de su agotamiento como tal, en la medida en que se profundizan los enfrentamientos comerciales y estos derivan tendencialmente en forma significativa a los enfrentamientos bélicos centrados en la disputas por mercados y espacios territoriales de acceso a la provisión de recursos naturales mediante políticas extractivas y depredadoras .
Todo ese fenómeno que tomó cuerpo con la llamada globalización significó en su momento una solución de coyuntura que en definitiva no hecho más que acelerar la decadencia del orden social capitalista que está marcado significativamente por el descenso tendencial del incremento en las ganancias del capital global, si se las relaciona con el cada vez mayor costo de producirlas.
De esta manera, el embellecimiento de las posibilidades funcionales a la reproducción del capital que abría el empleo generalizado de las tecnologías informáticas y de comunicación exhibe su techo de desarrollo en tanto su utilidad estaba dada por dotar de facilidades a la circulación de dinero y mercancías por el mundo “sin fronteras” que hoy solo exhibe con ellas la ampliación de la desigual distribución de la riqueza entre ricos y la tendencia creciente a la pauperización de los que sobreviven vendiendo su fuerza de trabajo, que compiten con otros trabajadores del mundo siempre dispuestos a venderla por menor precio , a la par que esas tecnologías agudizan los mecanismos para eludir impunemente las obligaciones fiscales de los respectivos Estados perjudicando sus ingresos al erario público de cada uno de ellos restándole con ello , recursos necesarios para atender al costo de los servicios públicos , y obligándolos inicialmente al incremento exponencial de las tarifas que los trabajadores y la población económicamente sobrante local paga por ellos.
Lo cierto es entonces que pese a los distintos operativos de fetichización de la mercancía comunicacional , las estructuras productivas capitalistas , no han podido frenar el proceso decadente de este orden social de vigilancia y castigo penal
La sustracción de valor al fisco, ha llegado al extremo de impedir el no menos imprescindible sostenimiento económico de los distintos Estados nacionales, e imposibilitar que estos se constituyan o permanezcan en el formato del Estado social de derecho y bienestar”.
Esa merma del flujo de recursos para el Estado y la demanda para que este sostenga sus erogaciones para la atención de los servicios públicos esenciales acelera el proceso de endeudamiento que obliga recurrentemente a acudir a nueva deuda y gestar procesos devaluatorio de la moneda de uso en las transacciones que implican la atención de necesidades de mera sobrevivencia de los particulares , en especial de los trabajadores y la población expulsada estructuralmente de la economía formal de un país económicamente dependientes como la Argentina.
En síntesis, estamos ante desgarradoras consecuencias sociales derivadas de un orden social sostenido en la propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio, por efecto de sus propias contradicciones , muchas de las cuales se han añadido por esta fase de globalización de la circulación del capital y el empleo funcional a esa modalidad de las tecnologías informáticas , es decir, el capital a ingresado en una nueva situación de agonía prebélica con riesgo de confrontación armada localizada en distintos territorios y amenazas concretas sobre las condiciones biológicas de existencia del ser humano en un mundo devastado .
Lo concreto, por fuera de cualquier teoría del discurso y filosofías de la nada, buscando explicar precisamente esa nada por la emergencia de la existencia concentrada en el hoy que da cuenta en sí del pasado y el incierto futuro , es que cuanto mayor es la deuda pública del país bajo condiciones capitalistas de recesión económica, menor es la posibilidad de sostener los servicios públicos esenciales a cargo suyo, que hacen a l estado de bienestar, particularmente en lo atinente a educación, sanidad, jubilación por asistencia externa de recursos al sistema de reparto , incrementando en el mismo tiempo la dependencia respecto de los grupos concentrados del capital financiero.
En este contexto ,la socialdemocracia, reformista , socio activo del cretinismo parlamentario y apologista de la república democrática que instituye jurídicamente por vía constitucional el poder burgués milita propagandísticamente sin programa partidario específico la proclamación del paradigma según el cual la libertad del ser humano, la justicia, la solidaridad y la mutua obligación derivada de la común solidaridad, es posible aún con la economía de mercado y la propiedad privada de los medios de producción, aún cuando la estructura económica del país sea visiblemente dependiente , y atrasada en cuanto a su desarrollo.
A esta falsedad se suma paradójicamente la propia gestión de gobierno que desde su asunción al poder formal y con mayor énfasis en campaña electoral, les señala a todos ellos la condición de “zurdos” poseídos por el “comunismo”, regodeándose con la ampliación del aparato represivo y de vigilancia ,para evitar ese “fantasma”
Y en cuanto al resto del mundo, dado que las recesiones económicas se caracterizan por un exceso de capital acumulado, productivamente ocioso a raíz de una insuficiente rentabilidad que justifique su inversión, pues está claro que esos capitales supernumerarios bajo tales condiciones recesivas, no dejan de presionar sobre los Estados nacionales con el propósito ganancial depredador, de apropiarse de recursos primarios y de áreas de esos servios donde se ha agotado las posibilidades del Estado para , reconvertidos en privados .
El sistema provoca además y por sus contradicciones , insuficientes ganancias del trabajo explotado, por la productividad contenida en los medios de producción, lo que hace que para rescatar esas ganancias cesantes, los capitalistas pasan a la ofensiva atacando las condiciones de vida y de trabajo de los explotados, que a cambio de más bajos salarios se les exige trabajar en cada jornada durante más tiempo y con mayor intensidad. Esta es la realidad que explica la necesidad de modificar la legislación que regula la forma en que la fuerza de trabajo adquirida se pone en acto. La reforma laboral que tantos intentos de consolidación por vía de la forma jurídica ha generado asoma finalmente como inevitable para la reproducción del capital fulminó de facto principios sagrados de la izquierda burguesa. La propia CGT ha simulado rechazar la reforma de palabra, ya que mientras sectores aislados de trabajadores protagonizan amplias movilizaciones y enfrentamientos con la policía, se suma a las mesas de reuniones que le propone la gestión gubernamental.
En particular la clase trabajadora argentina, asiste a la culminación de este ciclo signado por la moderación de la clase explotada que se concentra específicamente y como máxima expresión en la protesta callejera rutinizada y contenida en la protesta misma por la ausencia de programa político superador del orden existente.
Es preciso que la vanguardia de los trabajadores, políticamente organizada con forma de partido político , penetre programáticamente en la masa de trabajadores y población desplazada de la economía formal , con un mensaje claro centrado en que “No queremos a los pobres tranquilizados, queremos la miseria eliminada”, tal como en su momento supo escribirlo Víctor Hugo en Los Miserables. Es preciso propagandizar que no se trata exclusivamente de empleos y salarios, sino de la construcción del poder obrero para controlar la economía, decidir colectivamente lo que se produce, cómo se produce, y cual es el destino necesario lo que se entiende por “riqueza”.
Es este, el momento de agitación y propaganda socialista, que se concentre en la necesidad de dejar históricamente atrás para siempre al capitalismo explotador, y belicoso cuyas resultantes solo son usufructuadas por los grandes empresarios y su personal político institucionalizados.
El FITU y demás organizaciones que le resultan satelitales a su estrategia reformista electoralista , actúan prometiendo todos ellos “políticas de progreso” que ya no conducen a ninguna parte, en medio del desbarajuste y la miseria extrema de las mayorías sociales explotadas y oprimidas, al interior de este sistema de vida ya en fase agónica terminal. Por oportunismo y voluntad propia han decidido desde sus formaciones partidarias, disputar un lugar en el propio Estado nacional, desde donde y so pretexto de “representar al pueblo”, en realidad representan los intereses de determinadas fracciones de la burguesía que, a su vez, compiten en la sociedad civil por el reparto de la explotación de trabajo ajeno en los distintos mercados.
“Ninguna idea progresista ha surgido jamás de una “base de masa”. Si no, no sería progresista. Sólo a la larga va la idea al encuentro de las masas, siempre y cuando, desde luego, responda a las exigencias del desarrollo social. Todos los grandes movimientos han surgido como “escombros” de movimientos anteriores. Al principio el cristianismo fue un “escombro” del judaísmo. El protestantismo un “escombro” del catolicismo, es decir, de la cristiandad degenerada. El grupo Marx-Engels surgió como un “escombro” de la izquierda hegeliana. La Internacional Socialista fue preparada en plena guerra (mundial) por los escombros de la Socialdemocracia Internacional. Si esos iniciadores (como Marx, Engels y Lenin) fueron capaces de crearse una base de masa, fue sólo porque no temieron al aislamiento. Sabían de antemano que la calidad de sus ideas se transformaría en cantidad. Esos “escombros” no sufrían de anemia; al contrario, contenían en ellos la quintaesencia de los grandes movimientos históricos del mañana” (León Trotsky. Literatura y revolución” )
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