Dice Miryam Bregman en un programa radial ,espacio que luego difunde desde su sitio en una red social, que “cada cual se droga con lo que quiere”, lo hace cuando le presentan a un trabajador de la radio que dice seguir a Milei, pero que le llegó la boleta de la luz y se cayó de espaldas. Luego añade, invitándolo a que vaya al FITU porque dice ella que son los únicos que tienen un programa para nacionalizar y armar un plan energético.
Quedan en una fracción de minutos planteados dos esquemas conceptuales que sin duda pintan de cuerpo entero a la política de aquello que se disfraza con iconos del socialismo , pero en definitiva no trasciende del oportunismo más vergonzante y el reformismo táctico-estrategico, centrado en el parlamentarismo, esto último marcado por la obsesión prevalente de buscar afanosamente el voto para no perder un sitio en esa institucionalidad del orden burgués.
En ese orden de ideas queda claro por qué la abogada , que pretende ser una vocera del FITU, trabajando su imagen personal de manera permanente , forma indirecta de ocultar en un cono de sombra a los restantes partidos de ese frente que no alcanzan a tener a alguien de ese tenor en los medios de incomunicación, impulsó, propagó, difundió un libro al estilo de cualquier candidato de un partido burgués bajo el título “la zurda”. Con ese movimiento se alejó en plano consciente de ser “la trosca”, saludando desde lejos y con una lágrima en la mejilla a León Trotsky cuyos textos pasaron a ocupar un espacio poco frecuentado en la existencia de la ahora “zurda” y sus mentores aprendices de titiriteros.
Bregman no es más «la trosca» y si se autoafirma como “la zurda” porque está obligada a discurrir desde “la izquierda” del régimen y no desde la militancia revolucionaria. Al dejar ese lugar para quien lo quiera ocupar , necesariamente tiene que meter en el olvido de lo que fue, los planteos más significativos de Trotsky que como tales logran trascender la guadaña del tiempo y el cambio de circunstancias objetivas en el desarrollo de la fuerza de trabajo en nuestro siglo.
Si algo hay en Trotsky que le proyecta como lo que realmente fue, un revolucionario consecuente hasta el mismo momento en que alcanzó decir que su seguridad no le diera muerte a Mercader, porque se lo necesitaba vivo para dar testimonio de su cadena relacional con el autor intelectual del atentado y su jefe Stalin, ese algo es, la trascendencia que tiene su pensamiento político en su proyección sobre el presente en nuestro siglo, de la traumatizada y permanentemente en crisis sociedad del capital.
Esa impronta de Trotsky no es un milagro o un fenómeno metafísico presente en su intelecto, sino la consecuencia necesaria de lo que le sucede al ser humano puesto en la necesidad de expresar sus ideas , que no es otra que la marcada influencia que en el sujeto tienen, las condiciones exteriores propias de cada uno siendo en gran medida estas, quienes determinan el giro que tomaba su pensamiento y su actitud analítica.
Miryam Bregman esta obligada a ser contundente cuando habla públicamente, porque como cualquier As de cartón, lo que necesita es conformar una imagen de seguridad y certeza que despeja toda duda al atribulado. Prontamente frente al escenario de un trabajador afectado por la tarifa del servicio energético privatizado, le lanza dos recetas y tras ello, aniquila el desarrollo de todo diálogo posible al respecto. Ella es la zurda, y ella sabe que hacer con tu padecer, para eso tiene un fetiche el FITU , donde enseñorea el PTS , que te ofrece el remedio para la calvicie que es la nacionalización de las empresas que producen energía y perciben esas tarifas que ahogan el entendimiento del joven que supo aportar su voto para hacer realidad la actual gestión gubernamental , que fue quien claramente y sin engañar a nadie, dolarizó las tarifas de servicios.
Pero nó, dentro de las dos varitas mágicas, Bregman fija una regla moral, aceptando de por sí, que esas pautas de vida existen firmes y eficientes en el mundo platónico de las ideas . Dice la abogada : “cada cual se droga con lo que quiere “.
Si tomamos al término droga en sentido amplio y a la religión como “opio de los pueblos”, no resulta impertinente acudir a Trotsky y cotejarlo con los dichos de la autodenominada “Zurda” y encontraremos que el revolucionario en sentido inverso se pronuncia afirmando , que el alcoholismo y la religión deben dejar de ser una rémora para la realización del programa de transformación de la sociedad que tiene como fin al ser humano. Puntualiza en tal sentido que es necesario apartar del alcoholismo y de la religión. Por algo una cosa y la otra tienen tanta fuerza y mueven multitudes, lo que no quiere decir que se las acepte complacida o resignadamente como, con cierta dosis de realismo o de cinismo, hicieron y hacen muchos que, o bien siempre lo habían aceptado, o bien no tuvieron más remedio que hacerlo, la soga en el cuello
Agrega luego que el alcohol, , proporciona felicidad inmediata, autoconfirmación exaltada, olvido de las penurias, obnubilación intelectual, elusión de la muerte; la religión, a su vez, entretenimiento, contacto humano, alienación confortable, garantía de afecto, espacio tranquilizador de la fiesta: ni el alcohol es un bien indiscutible ni la religión necesariamente una comprensión de la trascendencia. (
Pero, volviendo a los condicionantes externos, Trotsky dice esto que hemos puntualizado, movido no por el sentimiento liberal según el cual cada cual hace lo que quiere, propio de la noción de libertad que hasta el propio presidente de la Nación cultiva, y que anida en la visión reformista que Bregman tiene de la existencia social y que esta determinada en última instancia por su trabajo cotidiano con las formas jurídicas.
Trotsky en sentido opuesto , antagónico y no meramente diverso , dice lo que dice porque advierte que quienes son el objeto y los protagonistas y aun los beneficiarios de un cambio poderoso, o sea los trabajadores , salto superador de lo existente , como el que se propone realizar el grupo bolchevique, se incorporen a tales formas y contribuyan a fortalecerlas; implícitamente, que esa práctica no quede sólo en manos de un grupo de elegidos, o decididos, que por lo general proceden de la burguesía o de sus detractores iluminados, en uno u otro sentido.( LEÓN TROTSKI: PROBLEMAS DE LA VIDA COTIDIANA)
En definitiva, en las vías de la construcción comunista, droga (alcohol y religión ) eran y son impedimentos, casi irreductibles zonas de alienación del ser humano que vive de la venta de su fuerza de trabajo y la tarea es llevar a ese proletariado tan particular a una conciencia política debe estar en ese programa al que tan efusivamente se refiere la Dra. Bregman cuando habla de las tarifas pero deja para cada cual y a su elección el consumo de droga . Dicho de otra forma, pareciera que al FITU y su programa no le interesa la alienación del ser humano y si las tarifas, con lo cual todo queda en el economicismo reformista y demandas de programa mínimo como si los trabajadores fueran solamente consumidores y productores conforme lo perfila el orden social capitalista.
Pero peor aún es, si habiéndose depositado solo en las demandas económicas en el más crudo mecanicismo , tampoco se acierta con la receta propuesta, de la que se hace apología, ignorando y promoviendo la ignorancia de sus consecuencias, dentro de un Estado que institucionaliza el poder real de la clase dominante y las relaciones sociales de producción que la posicionan en ese sitio.
La nacionalización es el proceso de transformar activos de propiedad privada en activos públicos al ponerlos bajo la propiedad pública de un gobierno nacional o estado . En ese sentido contrasta con la privatización . Cuando los activos previamente nacionalizados se privatizan y posteriormente vuelven a ser propiedad pública en una etapa posterior como lo pregona la ex diputada, se dice que han sufrido una renacionalización (o desprivatización ).
La nacionalización puede ocurrir con o sin compensación financiera a los antiguos propietarios , repárese para esto en el actual litigio que el Estado nacional sostiene por la renacionalización de YPF .
Los economistas distinguen entre nacionalización y socialización , que se refiere al proceso de reestructuración del marco económico, la estructura organizativa y las instituciones de una economía sobre una base socialista . En cambio, la nacionalización no implica necesariamente la propiedad social ni la reestructuración del sistema económico . Históricamente, los Estados nacionales institucionalizados por la burguesía, han llevado a cabo nacionalizaciones con diversos fines bajo una amplia variedad de sistemas políticos y económicos .
Aunque a veces se llevó a cabo como parte de una estrategia para construir el socialismo, más comúnmente la nacionalización también se llevó a cabo y se utilizó para proteger y desarrollar industrias percibidas como vitales para la competitividad de una nación, o para proteger empleos en ciertas industrias, lo que denuncia que Bregman y el presunto programa del PTS en el FITU, no traspasa de las líneas nodales del primer peronismo y se ubica necesariamente como la izquierda del régimen burgués.
Bregman dentro de su pretendido estilo certero y sin fisuras , está entre los que piensan que las estatizaciones son siempre progresistas, y que incluso nos acercan al socialismo. Así, piensa que, en sí misma, cualquier estatización es progresista.
Sin embargo, si bien se mira o se oculta por parte de la entrevistada risueña, las nacionalizaciones asumidas por Estados constituidos en el orden burgués, en sí mismas no tienen nada de progresivo, razón por la cual los trabajadores necesitan mantenerse en una postura de independencia de clase y no propagandizar esas recetas de la política económica.
Más aún cuando tuvo oportunidad de aludir al tema Marx se pronuncia en contra de que la clase trabajadora se embanderara detrás del programa de las estatizaciones burguesas.
En ese sentido es importante difundir que la lectura de los textos de Marx no da registro del planteo de M Bregman , es decir, Marx nunca propuso que la clase obrera debiera exigir la estatización burguesa de los medios de producción utilizados para la provisión del servicio de energía para el consumo
Más aún hay que aclarar que si bien , en El Manifiesto Comunista propuso un programa que planteaba la estatización, el texto nace como necesario dentro del marco de una revolución obrera triunfante y no de un Estado constitucionalmente instalado por el poder burgués real. Es ese un aspecto que omite exponer MB en tanto sus planteos explícitos nunca aluden a la construcción de poder obrero y su dictadura de clase .
Dicho de otra forma. Hay que tener presente que el texto de Marx se trata de un manifiesto, es decir una convocatoria a los trabajadores del mundo . En el Manifiesto Comunista Marx se ubica en el tema específico del los comunistas en la transición al socialismo, que un gobierno revolucionario debiera asumir en su programa.
Bregman remite en su discurso radial a un programa sin aclarar, si es el de su partido PTS o el resto del FITU. En cualquier caso, en ambos supuestos en ningún momento , al ser partidos legalizados , traspasan el orden burgués y su institucionalidad, sencillamente porque de lo contrario el programa resultaría contrario a la Constitución Nacional y no tendría posibilidad de ser planteado en un mecanismo electoral que selecciona personal para la república burguesa
Engels en el Anti-Dühring, agrega:
“Pero ni la transformación en sociedades por acciones ni la transformación en propiedad del Estado suprime la propiedad del capital sobre las fuerzas productivas. El estado no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para sostener las condiciones generales externas del modo de producción capitalista. Cualquiera sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, un Estado de los capitalistas: el capitalista total ideal. Cuantas más fuerzas productivas asume en propio, tanto más se hace capitalista total, y tantos más ciudadanos explota. Los obreros siguen siendo asalariados, proletarios. No se supera la relación capitalista, sino que, más bien, se exacerba. Pero en el ápice se produce la mutación”
En definitiva, la tesis es clara: Frente a las ilusiones que genera la estatización, plantean que no solo no supera la relación capitalista, sino que la exacerba. en tanto las clases propietarias permanezcan al mando, cualquier nacionalización no es una abolición, sino una alteración en la forma de explotación.
Los bolcheviques, tuvieron también la oportunidad de sentar posición al respecto y en ese sentido indicaron que “Reivindicar la socialización o la nacionalización de las más importantes ramas de la industria, como lo hacen los partidos centristas, es embaucar a las masas. Los centristas no sólo inducen a las masas en el error, al tratar de persuadirlas de que la socialización puede arrancar de las manos del capital las principales ramas de la industria sin que la burguesía sea vencida, buscan todavía desviar a los obreros de la lucha vital por sus necesidades inmediatas, haciéndolas esperar un embargo progresivo de las diversas industrias una después de otra, después del cual comenzará la construcción «sistemática» del edificio económico. Vuelven así al programa mínimo de la socialdemocracia, es decir, a la reforma del capitalismo, que es hoy una treta contrarrevolucionaria” (“Tesis sobre táctica”, Tercer Congreso de la Internacional Comunista).
Por fuera de estas fuentes históricas, lo cierto es que el rigor de los hechos , ha puesto en el tiempo que el programa nacionalizador al que alude Bregman , no ha hecho otra cosa que causar daño a la estrategia revolucionaria y emancipadora de la clase trabajadora porque hizo que los trabajadores abrieran por esta vía una renovada confianza en las posibilidades políticas en su favor que presuntamente puede tener Estado burgués como si éste estuviera por encima de las clases sociales y fuera «neutro»; pero la materialidad de los hechos ejemplifica con sangre que el Estado no solo no generó beneficio alguno, sino que se redujo exclusivamente a un servicio eficiente, reprimir y contener al movimiento obrero, en favor del capital.
También con este tipo de pauta programática a la que alude la entrevistada , lo que los hechos en el tiempo han demostrado es que, lo único que se generó es la idea de que progresivamente una sociedad se podía ir acercando al socialismo mediante nacionalizaciones burguesas siendo que esto no ha de suceder ni ha sucedido , en tanto ello implica la colaboración de clases a través de la entronización del Estado, y el propio Marx ha enseñado que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases ..
Hay que dejar bien en claro, que una nacionalización de empresas dentro del oden burgués y la primacía de su institucionalidad hace que las empresas sean jurídicamente del Estado y no “ de todos. La realidad nos dice sin mayores adjetivaciones que , se trata de empresas que extraen plusvalía, y favorecen la acumulación del capital. Bastaría recordar a los esforzados trabajadores ferroviarios en lucha contra la propia empresa estatal que prestaba esos servicios o los actuales trabajadores de cualquier área del Estado discutiendo paritarias ,para advertir que las empresas del Estado no son de todos y extraen plusvalor al trabajador .
Por eso la consigna de la estatización cumplió exactamente el rol que dejaba expuesto el documento del congreso de la III internacional , es decir, las nacionalizaciones no hicieron otra cosa que debilitar la fuerza política de la clase trabajadora por vía de la resignación de su independencia de clase. Tenemos ahí al proceso del Peronismo para dar ejemplo viviente de esta consecuencia negativa.
Así, cabe preguntarse si las estatizaciones de correos, del servicio de aguas, o de la aerolínea de bandera, realizadas por el gobierno de los K, cambiaron, en algún grado cualitativo, la relación de fuerzas entre las clases sociales, o la naturaleza del capitalismo o se constituyeron en la fuente inmediata para generar esto de lo que hoy sucede en materia de tarifas.
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