Vamos a andar
En verso y vida atentos
Levantando el recinto
Del pan y la verdad
Vamos a andar
Matando el egoísmo
Para que por lo mismo
Reviva la amistad
Vamos a andar
Hundiendo al poderoso
Alzando al perezoso
Sumando a los demás
Vamos a andar
Con todas las banderas
Trenzadas de manera
Que no haya soledad
Vamos a andar
Para llegar
A la vida
(Silvio Rodriguez)
Se suceden en el tiempo , los intercambios de opiniones más variados sobre cómo vivimos y para qué lo hacemos . Sin embargo la emergencia del presente no deja otra constatación que la deriva ideológica y la opción utilitarista presente a cada momento, siempre enunciada desde el marco triunfante del individualismo
El utilitarismo y el paradigma de la llamada libertad negativa, se incorporaron a las relaciones sociales , como en un su momento lo supo hacer un virus que impuso una pandemia y las técnicas de control sanitario que trajeron el encierro . En ese sentido, actuó como propulsor de todo un arsenal tecnológico e ideológico entre los trabajadores, disolvente de su acercamiento de clase, mediante la repetición de hábitos y situaciones propias del aislamiento y la asimilación con sectores de la clase antagónica..
Uno de esos efectos , retrasado pero sólido , es la desnaturalización de algunos significantes y en contrapartida la naturalización de la muerte como un evento y no como el acontecimiento que marca nuestra extinción.
Todo esto implica una suerte de cadena sin fin de producción de contradicciones accesorias, pero al parecer indetenibles.
En este fin de semana con notoriedad se pudo ver en claro un fenómeno según el cual, pareciera que las personas que le dicen NO a las practicas genocidas de los Estados, hubieran tomado la decisión de dar a conocer su repudio y su solidaridad con un pueblo hostigado con acciones de guerra, como si la pesadilla de Herodes que hizo nacer a Cristo donde pudo y marcó su existencia con los pobres para siempre por más iglesias que exhiben becerros de oro para adoración , se digan los continuadores de su fundación, no hubiera , ni pudiera tener fin.
Es significativo que , a la vez que se repudian ataques , bombas, asesinatos a indefensos, otra página del mismo diario , de cuenta de un nuevo aniversario de Hiroshima y Nagasaki , ocultando ideológicamente el hilo conductor entre todos estos sucesos , donde también nuestro propio pueblo ha hecho su capítulo con treinta mil vidas.
Sin embargo, estos tiempos que corren en que cada uno piensa en lo suyo, también han permitido, a la salida del encierro sanitario, que la individualidad por sobre cualquier otro criterio de determinación de la voluntad , haga que en última instancia la situación se defina por la forma sin contacto alguno con la sustancia que viene a expresar.
En ese plano, las marchas y las jornadas de repudio por Palestina, por los intereses de jubilados, por el presupuesto universitario, transitan todas y cada una. por un mismo sujeto colectivo que niega a la vez su comunidad perseverando en la diferenciación .
Esto es así, porque las “marchas” son eso, y no movilizaciones. Porque en realidad el sector mayoritario de explotados y oprimidos que existimos en estos lados, no lo hacemos propio como tales. Lo que se hace es ir a dar el presente pero nunca rendir el examen en el mejor de los casos.
La frase «la mejor forma de ser internacionalista es hacer la revolución en su propio país» es una perspectiva que sugiere que el trabajo más efectivo para lograr cambios globales se realiza primero transformando la realidad local. Se basa en la idea de que construir un ejemplo exitoso de cambio social en el propio país puede tener un impacto más profundo y duradero a nivel internacional que las acciones aisladas o teóricas.
El argumento principal detrás de esta idea es que: Un cambio local exitoso sienta un precedente: La clase trabajadora de un país que logra resolver problemas internos como la desigualdad, la injusticia o la opresión puede servir como modelo para otros. Este éxito puede inspirar y motivar a movimientos sociales en otras naciones a buscar soluciones similares.
La experiencia práctica es más convincente que la teoría:
La revolución en un país proporciona una experiencia real, con desafíos concretos y soluciones prácticas que pueden ser estudiadas y adaptadas por otros. La teoría, sin la práctica, a menudo carece de credibilidad y puede ser fácilmente ignorada.
El cambio local crea una base de apoyo internacional:
Una revolución exitosa en un país crea redes de solidaridad y apoyo internacional. Las personas que han experimentado la transformación en su propio país pueden convertirse en defensores y aliados de movimientos similares en otros lugares.
La revolución local puede desestabilizar el statu quo internacional:
Un cambio profundo en un país puede generar ondas de choque en el sistema internacional, desafiando las estructuras de poder existentes y abriendo oportunidades para la transformación en otros lugares.
En resumen, esta perspectiva ve la acción local como la base para el cambio global, priorizando la construcción de un ejemplo concreto y exitoso de transformación social en el propio país como la forma más efectiva de promover el internacionalismo.
El 5 de diciembre de 1988 en la Plaza de la Revolución de La Habana, en la conmemoración del 32 aniversario del desembarco del Granma Fidel Castro al explicar los avatares de la misión internacionalista del pueblo cubano que condujo a la derrota total del ejército sudafricano en la batalla de Cuito Cuanavale en el sureste de Angola, la cual trajo consigo el fin de la oprobiosa ideología del apartheid en toda África se instalaron dos premisas que ningún trabajador debe olvidar cuando camina por las calles con una bandera Palestina y en las veredas y los espacios verdes, la vida pareciera sigue igual ;«Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo».
“…el ideal comunista no puede olvidarse un solo instante del internacionalismo. Los que luchan por el comunismo dentro de cualquier país del mundo, no pueden nunca olvidarse del resto del mundo y cuál es la situación de miseria, de subdesarrollo, de pobreza, de ignorancia, de explotación en este resto del mundo”.
Con mayor precisión Ernesto Guevara en su mensaje a la Tricontinental , dejó la señal del camino que hoy se opone dialécticamente a lo dado , cualquiera fuese la forma con la que esta realidad de crisis de dirección nos coloque. En cada paso del que por inclinación sentimental o ideológica emprende participar en una marcha debe operar un salto cualitativo que haga que esa “marcha” supere sus connotaciones hacia las características específicas de , “movilización clasista” y avance con este significante que dejó incrustado en la conciencia de todo revolucionario al afirmar:
• Todo parece indicar que la paz, esa paz precaria a la que se ha dado tal nombre, sólo porque no se ha producido ninguna conflagración de carácter mundial, está otra vez en peligro de romperse ante cualquier paso irreversible e inaceptable, dado por los norteamericanos. Y, a nosotros, explotados del mundo, ¿cuál es el papel que nos corresponde? Los pueblos de tres continentes observan y aprenden su lección en Vietnam. Ya que, con la amenaza de guerra, los imperialistas ejercen su chantaje sobre la humanidad, no temer la guerra es la respuesta justa. Atacar dura e ininterrumpidamente en cada punto de confrontación, debe ser la táctica general de los pueblos. Pero, en los lugares en que esta mísera paz que sufrimos no ha sido rota, ¿cuál será nuestra tarea? Liberarnos a cualquier precio.”……
• “En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales -instrumentos de dominación-, armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta. El elemento fundamental de esa finalidad estratégica será, entonces, la liberación real de los pueblos; liberación que se producirá, a través de lucha armada, en la mayoría de los casos, y que tendrá, en América, casi indefectiblemente, la propiedad de convertirse en una revolución socialista.”
“Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano”
Nuevo Curso