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LA LUCHA REVOLUCIONARIA COMO RESPUESTA AL SENTIDO DE LA EXISTENCIA DEL HOMBRE EN UNA SOCIEDAD DE CLASES.

El 1887 , ,Vladimir Ulianov ( Lenin) tenia 17 años cuando su hermano de 21 fue ahorcado por su participación en un fallido intento de asesinar al Zar Alejandro III , Los historiadores generados en las universidades de la burguesía , consideran este hecho político y drama individual como una marca en sentido psicológico , es decir como un suceso que le impuso un conjunto de percepciones, asociaciones y emociones que resultaron determinantes en su construcción subjetiva como revolucionario.
Fuera de esa percepción individualista propia de quien se acerca a los sucesos para justificar la funcionalidad del orden social de clases en donde existe y al que tributa, tampoco es atinado despojar a los hechos de las subjetividades de sus protagonistas y sus entornos individuales, porque eso significaría despojar de todo sentido a la existencia de un colectivo humano organizado en sociedad. La mejor forma de expresar esta idea, la logró de manera clara Ernesto Guevara cuando en respuesta a una carta recibida de quien le requería referencias para saber si resultaban “parientes”, respondió diciendo : “«No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante»
En este sentido es atinado entender que esa marca personal no hubiera sido una determinante en las acciones revolucionarias ulteriores si no hubiera mediado ya en Lenin ínsita desde la objetividad de la constatación de la opresión y la explotación del ser humano por otro , eso a lo que alude Guevara y no la conmoción que cualquier sujeto tiene ante un acto de violencia mortal
Cuando muchos hoy de manera anacrónica, lucran con libros que buscan reposicionar confrontaciones que la propia historia licuó entre Lenin y Trotsky, sería bueno reparar en la similitud de las enseñanzas políticas que derivaron en ambos de hechos como la ejecución del hermano mayor de Lenin y de la acción de los terroristas.
En particular, desde el muro de Gustavo Burgos, recogemos esta cita del texto de León Trotsky, también joven sobre la cuestión que resulta liminar hoy cuando se trata de igualar acciones violentas de los Estados con acciones individuales de los que luchan contra su opresión .
“La oposición de Trotsky al terrorismo individual no surge de ninguna aversión pacifista, moralista o ética hacia la violencia en cualquier situación, ni de ilusiones reformistas sobre la posibilidad de una revolución social pacífica. Más bien surgía de una comprensión básica de la inefectividad del terrorismo individual como estrategia para el cambio social. “
Repitió una y otra vez los tres temas principales de sus argumentos: primero, que los actos terroristas no pueden eliminar más que a miembros individuales de la clase dominante y no a la propia clase dominante; segundo, que el terrorismo es un intento de sustituir la movilización social necesaria de las propias masas con las proezas técnicas de un pequeño grupo; y tercero, que no importa cuánto quieran los terroristas ligar sus proezas al movimiento de masas y a la lucha de clases, la necesidad de insistir en la más estricta seguridad y clandestinidad, y los esfuerzos que implica la preparación de las acciones obligan inevitablemente a los terroristas a abandonar todo trabajo agitativo y organizativo en la clase obrera y el campesinado.
Junto con las principales figuras del marxismo revolucionario, Trotsky hacía una distinción fundamental entre el terrorismo individual, y el terrorismo revolucionario que las masas oprimidas pueden emplear contra sus opresores, como ocurrió por ejemplo en la Guerra Civil rusa, en Vietnam o ahora en Palestina, en respuesta al despliegue terrorista iniciado por los contrarrevolucionarios. Su respuesta definitiva a las críticas de Karl Kautsky al «Terror Rojo» de la Guerra Civil rusa se editó con el título de Terrorismo y comunismo.

El 20 de agosto de 1940, Ramón Mercader -bajo la falsa identidad de Frank Jacson- entró en la casa de Trotsky en Coyoacán. Con un piolet, una especie de pico de metal afilado con mango de madera que suelen utilizar los alpinistas le atacó, provocándole heridas que determinaron que por la tarde del día siguiente falleciera.

Cuando la pica de este asesino ponía fin, a la vida de León Trotsky, los trabajadores del mundo, con distinto grado y cantidad según sus particularidades nacionales, empezaban a comprender el sentido de muchas de sus advertencias y el motivo de su esfuerzo por dotar a la clase de una nueva organización política internacional capaz de traducir en forma orgánica la lucha por la defensa del marxismo y el objetivo de construcción del socialismo en el mundo.

Esa muerte fue vista por quienes emprendieron las acciones para ese resultado, como una necesidad para que se sorteara un obstáculo significativo en el derrotero de la humanidad a la mayor barbarie de su historia, que, a pesar de toda la campaña ideológica desenvuelta, y los resultados inmediatos de la guerra civil española , exigía el aniquilamiento de todos aquellos verdaderamente capaces de ponerle un fin por medio del arma ya probada de la revolución proletaria.

El tiempo transcurrido, el desarrollo sistemáticos de prácticas genocidas en nuestra sociedad, cuyas consecuencias inmediatas y extendidas no dejan de hacer efecto en la clase trabajadora aún hoy cuando todavía por impronta de los sectores medios se siguen esperando los resultados de juicios que se desarrollan ante el propio poder judicial que tuvo continuidad histórica con el régimen dictatorial cívico-militar de los setenta y a la par se trabaja políticamente con diseño arquitectónico conformado por la burguesía de conjunto para una segunda impunidad que se agrega a la anterior amnistía dictada en el siglo pasado , la lucha de clases deja ver más de cuarenta años de trabajo político de quienes se dicen los herederos del gran revolucionario , pero que a la par no han hecho otra cosas que abandonar la lucha sistemática por la construcción ineludible de partido-programa , con lo cual pierde su condición revolucionaria por lo que se han sumado al socialismo de academia, y permitido que en la militancia concreta se haga un culto del repudio a la construcción de partidos revolucionarios, sustituyéndolos por colectoras de votos necesarios para el armado de una izquierda del régimen que deja ver en los hecho y en cada una de sus intervenciones su cretinismo parlamentario, forma con la que revisten su reformismo y el culto fetichesco de la ley y el estado constitucional de derecho que conforma la forma jurídica del orden social capitalista.

Por esta razón hay que advertir, que en los próximos días es probable que tengamos que padecer nuevamente la metamorfosis de la militancia por la liturgia de veneración abstracta a un revolucionario, que paradójicamente era quien más luchó por evitar que la lucha bolchevique se convirtiera en esa grosera mueca de lo que no es, tal como se presenta el formato de militancia aparatista y corporativo que agoniza en el FITU y sus colaterales.

Trotsky es hoy un espacio vivo de lucha, en la medida en que la cuestión ideológica y programática adquiera centralidad y termine con décadas de oportunismo reformista que solo apunta a la , conquista de la intelectualidad pequeñoburguesa a la deriva y a obtener las migas que caen de la destrucción real del movimiento nacionalista burgués policlasista que tomó cuerpo en el partido peronista y sus relatos sucesivos .

Nuevamente y aunque la situación transite por escenarios de barbarie, corresponde tomar el deceso de Trotsky como la marca más emblemática de los esfuerzos gigantescos que ha realizado el proletariado desde su ingreso en la historia para emanciparse como clase con conciencia histórica propia

Hoy la propaganda socialista revolucionaria requiere comprender y hacer comprender en el seno de las masas trabajadoras el alcance histórico de la bancarrota capitalista mundial y del imperativo de una lucha revolucionaria que es decisiva, por el socialismo, en su condición de nueva sociedad gestora de un hombre nuevo y un orden sin clases , sin explotadores ni explotados .

Los trabajadores adquirimos conciencia de nuestra condición en sí, y de nuestras imperiosas tareas emancipatorias desde la experiencia y nuestra autoeducación, que también implican aprender de nuestras derrotas en la medida en que esas experiencias se colectivicen dentro de una organización política revolucionaria.

Socialismo o Barbarie ha dejado de ser una consigna, es la síntesis del actual estadio de la lucha de clases. Los escenarios de miseria que azotan nuestro país, y gran parte del mundo , donde las guerras comerciales avanzan hacia su mutación extensiva para convertirse lisa y llanamente en escenarios bélicos. Los ataques extractivistas que destruyen al planeta y su medioambiente, sumados a las condiciones culturales de absoluta alienación en los objetos que se viven en las sociedades no dan otra perspectiva posible que volver a las fuentes revolucionarias, y comprender específicamente que asistimos a una crisis subjetiva de dirección política que debe ser superada con el mayor esfuerzo de la voluntad individual y colectiva de los trabajadores. Otros caminos, son más de lo mismo, y el riesgo significativo de vivir un ciclo historio de oprobio y sometimiento generalizado socialmente y puntualizado sobre nuestra clase.

Es a partir de este desarrollo, de esta comprensión consciente de las tareas y el programa revolucionario por el socialismo que la vanguardia trabajadora se ve ante el desafío de trasladar su experiencia y su autoeducación militante hacia la necesidad de la lucha por el poder.

El objetivo general ya fue trazado en el manifiesto comunista: el establecimiento de la dictadura del proletariado, el gobierno de la clase obrera para quebrar definitivamente a la dictadura del capital y al capitalismo.

Su testamento es claro, y puede en sí sintetizar el ultimo escrito que todo revolucionario en lucha hubiera deseado escribir. Muchos no pudieron hacerlo en nuestro país, por ser víctima de desapariciones, prácticas genocidas y ese terrorismo real que es el Terrorismo de Estado.
““Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.

Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul y el sol que brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente» (León Trotsky).

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