NUEVO CURSO
Fuimos construidos por los formatos educativos que debimos atravesar en nuestra escolarización . Por ellos, aceptamos acríticamente la idea según la cual , un plantel de héroes revolucionarios con sus particularidades individuales forjaron el Estado nacional , con el formato normativo que finalmente tomó cuerpo en la constitución dictada en el período 1853-1860.
En ese derrotero de personajes, en cuyas vidas el pueblo no tiene protagonismo alguno que no fuera el seguidismo, se incluyeron para dar cuenta de sus aportes, hechos bélicos ocurridos en territorios de los que luego fueron consolidados dentro de otros Estados nacionales, como por ejemplo, Chile y Perú.
En ese contexto, para marcar la inversión de esos paradigmas, cuando los trabajadores puedan consolidar el poder obrero y finalmente dejar sin vida la superestructura burguesa que hoy nos explota y oprime , escribirán nuevas páginas de nuestra historia. En ellas, sin duda alguna, no faltara el justo reconocimiento para Hugo Alfredo Irurzún, Capitán Santiago , asesinado por las fuerzas de seguridad del dictador paraguayo Stroessner en la madrugada del 18 de setiembre de 1980.
El capitán Santiago, en el día anterior (17 de setiembre de 1980) había participado junto a otros de la acción militar revolucionaria , que terminó con la vida del dictador nicaragüense Anastasio Somoza, tomando en ella rol prevalente por su heroicidad y arrojo, consciente de que un revolucionario renueva día a día , el hecho específico y vital de sostener su moral , y que en su brazo estaba el brazo de los nicaragüenses y de todos los trabajadores de la tierra.
Sobre el hecho en sí, queda el testimonio escrito de otro de los participantes de la acción quien puntualmente indica “Santiago entró conmigo, y desde adentro, desde la puerta de la casa , disparó con la bazooka sobre el vehículo . El cohete aniquiló el auto. Los custodios dejaron de disparar. Todo sucedió en cuestión de segundos.” (Memorias de Enrique Gorriarán Merlo Edit. Planeta, pag.410).
Los tiempos de prevalencia del formalismo burgués con apariencia democrática , han logrado subsumir en el olvido estos hechos de la historia del pueblo trabajador en marcha hacia la vigencia del programa socialista y la construcción de su democracia obrera. Es tiempo de sacar a luz estos episodios en tanto se nutren de un contenido de clase que les justifica, les otorga sentido y los abona como mojones en este derrotero dialéctico que tiene la lucha de clases.
Los políticos gestados en contexto de parlamentarismo, con tácticas reformistas de prevalencia electoralista pretenden defender una moral por encima de las clases dentro de una sociedad dividida en clases . En sentido inverso a este posicionamiento, hay que aplicar criterios diferentes a las acciones de los explotadores y de los explotados . Quienes nos posicionamos por la prevalencia de una militancia definida por una política obrera y socialista no estaremos nunca de acuerdo en aplicar las mismas normas de moral abstracta a los opresores y explotadores que a los explotados y oprimidos. Comprendemos que el objeto de esas normas abstractas es precisamente impedir la rebelión de los explotados y oprimidos contra los dominadores , exploradores y opresores.