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Nuevo Curso

ELOGIO ROMANTICO DE LA CARENCIA. Falsa conciencia con formato futbolístico 2022

NUEVO CURSO

      Este fin  de año, marcado excepcionalmente por un fenómeno que introdujo una cuña en el derrotero tradicional de las celebraciones navideñas y de fin de año , como lo fue el mundial organizado por la FIFA, dejó, una vez agotada toda la celebración con retorno a la cotidianeidad, una sensación o un sentido general de inseguridad existencial que en términos generales  lleva al pesimismo en referencia a la posibilidad de una salida colectiva para la profunda crisis que exhibe el capital en nuestra sociedad.

      Esa propia desazón que toma cuerpo creciente y que solo encontró un paréntesis con el mundial, viene desde larga data. La tendencia frente al fenómeno es en particular desde los jóvenes que crecieron al amparo del menemismo y sus continuidades estructurales en este siglo, es la de apelar a la búsqueda de una salida individual. Si se buscara una manera de resumir este posicionamiento podría encontrarse en la idea eje según la cual “la política es una mierda”.

        En este contexto puede decirse con objetividad que es ese concepto una resultante incluida en el desenvolvimiento histórico concreto que tuvo aquel “que se vayan todos del 2001”. Esta idea según la “res publica” es indiferente y toma distancia de lo cotidiano, es la que permite hoy pensar que la circunstancia objetiva conforme a la cual la sociedad se estructura con unos pocos que tienen mucho, frente a las carencias apremiantes de las mayorías es algo que pertenece al orden natral de las cosas y por lo tanto un fenómeno con el cual hay que aprender a convivir.

     Vistas las cosas de esa manera, construido en cierto sentido un sentido común sobre esa base de pensamiento , queda explicita la pretendida alternativa individual, que dadas las circunstancias requiere del mérito en la apelación a la astucia, pasando rápidamente y siendo bastante osado a actividades que implican la negación del otro , al que se le tiene solamente como objeto de facilita miento de una apetencia personal con la que “se dará el salto” y se conseguirá liberar la mentada incertidumbre relativa a “lo que vendrá”. Dicho de otra manera, la pretendida alternativa individual precedida por el desdén peyorativo hacia lo político, solo encuentra mayoritaria concreción en un posible éxito económico que mistificado tendría las potestades de generar un mejoramiento de la calidad de vida, superador de todos los contradictorios existenciales.

        En esta suerte de caiga quien caiga, todo vale, la cuestión es conseguir el objetivo de hacerse de mercancías o adentrarse en la condición de objeto.

         En este diseño cultural, reproductor y conservador de lo dado, las recientes transmisiones del pasado mundial, se ocuparon de manera sistemática de dar un paso más adelante, para configurar un paradójico consentimiento a la opresión social y a la degradación inacabada de la condición humana.

          Para ese propósito no explicito, pero concreto y contundente, s apeló a una suerte de reivindicación romántica de la pobreza, exacerbando en ella el registro del factor desequilibrante en las capacidades de los jugadores para la obtención del resultado victorioso conseguid en el terreno de juego.

         “Este tiene potrero”, por eso no arruga». “Cómo va a errar el penal si desde chico se ganaba los mangos jugando a los penales por plata en su barrio”. “Este es del norte donde no hay otra cosa que un campito para jugar a la pelota” Este “tiene hambre de gloria”. De paso en las publicidades se naturalizaba que había chicos que no podían tener la camiseta oficial, pero “que les iban a explicar lo que es sentir la camiseta” con el agravante que eso se decía para auspiciar a una petrolera. Finalmente, desde los consagrados jugadores de elite, se dinamizó relatar sus historias de vida haciendo énfasis en las carencias de su infancia y la pobreza del medio familiar.

        En contraste, y para que se entienda bien, se enfocaban las tribunas de los estadios de Qatar, y se agregaba “ellos pudieron” para marcar a los diferentes y sus potestades, o bien se hizo un arquetipo televidente en lugares son sillones, y comida variada y abundante.

La Encuesta Permanente de Hogares y el seguimiento social de la pobreza de la UCA coiinciden en señalar que , la pobreza alcanzó a indices que oscilan el 59 por ciento entre los niños y jovenes menores de edad . todo esto pese a la existencia de los planes Alimentar, Potenciar Trabajo y Asignación Universal por Hijo , esto tiene por déficit alimentario inmediatas consecuencias que son inversas a los aduladores ideológicos del potrero y el campito .

El Romanticismo fue un movimiento cultural que se originó en Alemania y en Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Esta versión mediática con inusitada penetración cultural en la clase trabajadora, que pretende actualizar un posicionamiento similar solo buscar la reproducción ampliada del sometimiento social y la opresión por la vía de la exaltación simbólica de lo carente, de lo cual la burguesía y la progresía solo hace rescate para la imagen pero que en modo alguno aceptarían para sus hijos y sus actividades deportivas o el simple espacio del ocio. Dicho, en otros términos, juegan mejor porque sintieron el rigor y vivieron en la pobreza, pero mis hijos que jueguen en un club privado.

        Por otra parte, esta ideologización de la pobreza como factor, omite indicar lo esencial, que es que ha sido la labor de los clubes la correctora de ese elemento, sea en los primeros momentos asistiéndole en la alimentación, luego en la indumentaria y luego el proceso de culturización en los paradigmas dominantes al que todo jugador hoy debe ser sometido para que se quiera contar con sus servicios en las sociedades capitalistas de mayor desarrollo.

        S e dice convencionalmente que empezamos un nuevo año. No hay deseo ni populismo romántico , ni valores trascendentes a los que aferrarse que aliente algo nuevo y superador , si la “opción “ en todos los casos termina siendo “la gambeta” o el pase “mágico” filtrado entre líneas de desenvolvimiento y desarrollo social como único camino de “salvación” y lo demás no importa, máxime cuando la clase dominante se ocupa en desplegar su aparato cultural para rescatar de manera simbólica las carencias y los espacios sociales de pobreza que ocupan los otros en preocupantes mayorías.

Nuestros jugadores emblemas, llevados hasta lugares indecibles en sus pretendidas virtudes como seres humanos, han vivido alrededor de tres décadas. Fueron niños y adolescentes, en tiempos sociales hasta donde se remontan sus recuerdos que no tienen existencia en nuestra realidad. La vida en la pobreza de hoy no tiene las dignidades residuales de aquella. La prevalencia de otras estructuras sociales diversas de aquellas, en particular en lo que tiene que ver en las conformaciones concretas de las familias impiden que ese control social primario sea vital y superador en la conformación de subjetividad. Tampoco las instituciones operan en igual grado. La objetivación y mercantilización de los adolescentes que se acercan al deporte, por vía de intermediarios, derecho deportivo, y otras yerbas, se ocupan de hacer el resto.

      En confrontación con esta fuerte tendencia, es tiempo de advertir que el problema es más general, tiempo de objetivar con principio de realidad, bajo la pregunta sencilla y profunda ¿dónde estamos posicionados los trabajadores? Se impone confrontar desde lo mínimo. Se impone no ser meros reproductores de la mercancía ideológica y los fetiches de la clase dominante. Se impone un nuevo rumbo autónomo, clasista, diverso programáticamente con sustento en el proyecto socialista de sociedad, y un escenario de lucha de clases permanente y evitativo de la idea central según la cual no hay superación posible, si la misma no es colectiva y conducida por los trabajadores.