NUEVO CURSO
“Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, poniéndole una estrella en el sitio del hambre. De otro modo es inútil, de otro modo es absurdo, ensayar en la tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle”. (Armando Tejada Gómez)
“persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con las armas melladas del capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca) se puede llegar a un callejón sin salida. Para construir el socialismo, simultáneamente con la base material, hay que hacer el hombre nuevo. (el hombre nuevo y el socialismo en Cuba)
Estamos en una coyuntura donde toda expectativa de acumulación partidista en desmedro del necesario frente único obrero en la batalla abierta dentro de la confrontación social, clase contra clase, luce reaccionaria y carente de todo objetivo estratégico. Esa experiencia de unidad obrera y la penetración que en ella pueda tener el programa revolucionario socialista, es el contenido necesario para la tarea de agitación y propaganda para la conformación de vanguardia y la organización política partidaria en función de la construcción del poder obrero, en un nuevo curso para una nueva sociedad.
Si la miseria no cede, si la pobreza no acaba, si la indigencia es material y moral, no puede esta sociedad desgarrada por la reproducción del capital, adjudicarse la condición necesaria, de ámbito potencialmente capaz para desarrollo integral e igualitario de las personas. Y si no lo puede, ¿cómo explica su existencia desde la idea de justicia? La foto sonriente de políticos en campaña que se avecina, no puede darnos la respuesta que debe ubicarse ,en el pasaje en el plano subjetivo de la condición de clase en sí a clase para sí, de los trabajadores.
En ese contexto nos limitamos a reproducir un texto
……” la máxima aportación a la victoria final la harán los propios obreros
alemanes cobrando conciencia de sus intereses de clase, ocupando cuanto
antes una posición independiente de partido e impidiendo que las frases
hipócritas de los demócratas pequeñoburgueses les aparten un solo
momento de la tarea de organizar con toda independencia el partido del
proletariado. Su grito de guerra ha de ser: la revolución permanente [p.
185]. Carlos Marx. Mensaje a la Liga de los Comunistas,
de marzo de 1850