NUEVO CURSO
La vida de Brian fue el tercer largometraje que produjo allá por 1979 el grupo de comedia de actores ingleses “ Monty Python.
Esa película fue prohibida por la dictadura genocida. Esa determinación hizo – tal vez como efecto específico de toda prohibición- que se gestara subterráneamente todo un movimiento para poder acceder a ella de alguna u otra forma.
La magnitud del fenómeno toma otra dimensión vista desde el presente si recordamos que por entonces la alternativa de hurgar e internet no era materialmente posible
Con el tiempo, y superada la prohibición por la caída del régimen genocida, pudimos acceder a su exhibición por salas comerciales, tomando cuenta del uso relevante de la ironía, esta vez centrada sobre el drama bíblico contenido en la narración de la pasión de Cristo, escenario histórico en donde se colocaba en paralelo las particularidades de la vida de Brian, quien tiene acercamiento a un grupo político particular, que busca la liberación del pueblo judío de la dominación romana.
Es así que la película , expone un momento gravitante del relato en el que Brian es crucificado por error, sufriendo el derrotero que la biblia pone en cabeza de Cristo. Brian ha sido puesto en crucifixión y sus compañeros del frente intemperie romano, solo aciertan a reunirse para sacar un comunicado, que apenas llegan a poder leerlo al pie de la cruz, luego de numerosas polémicas sobre su contenido.
La anécdota y la referencia en general a esta película, tiene relación con lo que ocurre en estos días, por nuestros pagos ya que asistimos a una profusión de mercadería periodística ligada a la situación que viven quienes habitan en Perú, luego del desplazamiento de Castillo como jefe de ese Estado de la burguesía peruana. Pesa sobre eso suceso y sus derivados, la mediación periodística y su reducción a producto comunicacional vendible y puesto en mercado.
Sobre esa superestructura ideológica, impera la regla del conocimiento según la cual ,todo lo que se afirma está llamado a diversificarse, oponerse a sí mismo y finalmente entrar en contradicción .
Convencidos de que las acciones políticas nunca deben separarse del sentido común, las organizaciones partidarias que se autoreferencian como expresión de explotados y oprimidos de nuestro país, se han vistos constreñidos en la necesidad imperativa de dar cuenta de estos suceso, analizarlos y por supuesto, pronosticar dando “salidas” a las cuales se convoca adherir de manera divergente, esta vez añadiendo la presencia en las calles y la convocatoria a expresarse por ese medio .
Dicho, en otros términos, se ha convertido al drama de la clase trabajadora y sectores desplazados de la producción del pueblo peruano frente a la debacle autoritaria del Estado , en un acto de proselitismo, que lleva aguas para el molino local. La cuestión queda reducida en este último significante, puesto que a nadie se le escapa que nada de lo que aquí se pueda generar con ese formato de acto público de uso interno , puede tener relevancia alguna en las calles de Lima o en el resto de las poblaciones y calles de ese país.
La autodenominada “izquierda” y su pretendida representación no homologada de la clase trabajadora argentina propone con descaro consignas y objetivos estratégicos a los que luchan en Perú. Sin embargo, y siendo no muy diversa es la situación de Estado Argentina, que exhibe en el mismo momento una crisis en la dirección burguesa de su dominación , solo diferente por las formas y no por la realidad estructural del fenómeno político que la genera, en ningún caso apelan a los métodos de los compañeros peruanos para actuar en el propio seno de la sociedad argentina, en donde vergonzosamente llaman a la vigencia por consenso de la república y su régimen democrático parlamentario de gobierno .
En otras palabras, en la Argentina, pese a que explotados y oprimidos compartimos un mismo escenario de miseria, pobreza y creciente alienación, se vocifera sobre la lucha peruana, emitiendo comunicados, convocando a actos, en la misma manera en que lo hacían en la película comentada los compañeros de la joven judía Brian en la cruz, logrando a conciencia los mismos efectos estériles. A la par en la realidad local se callan los extremos gravitantes en la misma. Se hace silencio, se alude al uso de las acciones políticamente correctas y se las orienta hacia el proceso electoral, es decir , en la casa del vecino todo, en la propia sumisión y complacencia.
De esta forma , con esta “militancia para adentro”, más para la foto que para la realidad de nuestro continente, se introducen discursos de doble estándar que solo arrojan un resultado de suma cero,
En nuestra sociedad, amplios sectores de población revisten en la pobreza e indigencia, muchas de las personas en esta situación son arrojados al espacio social de la población sobrante, sin embargo, aún para los partidos del FIT, la cuestión se dirime en elecciones próximas. Vale decir, los mismos que llaman a unir filas contra el imperialismo , a movilizarse y organizarse en Perú proponiendo las más variadas tácticas , aquí frente a la agresión económica que supone esa ofensiva estatal sobre los ingresos de aquellos que no tienen otra posibilidad de existencia que su fuerza de trabajo, solo apelan a la salida electoral para la cual incluso montan esta apariencia de internacionalismo con micrófonos, escenarios y declamaciones ,que solo deja ver su absoluta impotencia frente al fenómeno social y político en curso .
Una vez más, el error está en salir a dar cátedra desde los medios sobre lo que se debe hacer en otro contexto social a quienes allí luchan en las calles., con su propia apreciación de la dialéctica de lucha de clases en curso a sabiendas que no se tiene posibilidad alguna de incidir. A esto se suma la velada intención de cohesionar el círculo militante al interior de la organización en la continuidad del camino reformista emprendido, desde el momento en que se determinó dirigencial mente hacer del FIT-U una simple cooperativa electoral y de aparatos.
El discurso de cambio político social orientado a revertir las relaciones de dominación política que impone una clase sobre otra, en ningún caso alcanza a hacer pie con significación, en el contenido de las acciones emprendidas por el reformismo de aparato que habita en las organizaciones políticas que se autoreferencian en los intereses objetivos de la clase trabajadora, a la cual se pretende encausar en la táctica electoral parlamentaria. .
Argentinos a las cosas, supo decir alguna vez un pretendido filósofo español. Pero parece que la pasión de los argentinos son las cosas de otros, sin poder por su materialidad, estar en esas cosas. Perú, es para los trabajadores argentinos un enigma, tanto como lo es para los de aquel país, los sucesos que operan en el nuestro.
La cuestión así planteada, no tiene que ver con el reconocimiento y la denuncia de los fenómenos de lucha de clases y de calle que generan explotados y oprimidos del Perú que sin duda deben ser exhibidos y puestos a consideración de la clase trabajadora argentina. Sin embargo, esos sucesos y los nuestros si tienen que ver con su factor común que es la inestabilidad política de la dominación burguesa en aquella y en nuestra sociedad
Desde esa perspectiva habrá que advertir que existe tendencia a que ambos modelos políticos estén llamados a desaparecer siguiendo los trazos que se dictan desde su propia dialéctica, que parece por el contexto de lucha de clases adquirir diferentes estadios de desarrollo, pero en ningún caso diferentes estrategias como parecen indicar los reformistas disfrazados de “izquierda revolucionaria” en nuestro país. Lo diverso a esta perspectiva es tanto, así como emitir un comunicado de repudio, bajo el crucificado agonizante. .
Es imposible pensar ambas sociedades como si cada una de ellas no admitieran la diferencia y se complementasen sin contradecirse. Existe la constatación empírica de que las sociedades en apariencia sólidas en la idea de pervivencia, se vean sacudidas por movimientos de fondo que fuerzan a la transformación o a la caída. Si las contradicciones no se asumen en su totalidad, en la emergencia de movimientos aparentemente contestatarios, el control social de clase no es derribado, sino sólo usurpado por otros, como lo enseñan otras experiencias históricas en Latinoamérica.