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Nuevo Curso

LA MUERTE  VIOLENTA Y SU SIGNIFICADO SOCIAL NO OLVIDAMOS. NO PERDONAMOS . LUCHA POR EL PODER OBRERO Y EL  PROGRAMA SOCIALISTA

NUEVO CURSO

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Yo soy Ramón
aquel que rompe las cadenas.
Buril, solar la fe
que enciende las hogueras.

Clamor fundamental
la voz de la justicia
el que a la suave brisa
la torna en vendabal.

Yo soy Ramón
aquel que vive más allá.

Que tiemble el verdugo opresor,
el buitre insaciable del mal.
Detrás de la muerte yo soy Ramón
hasta la victoria final.

Yo soy Ramón,
aquel la luz del oprimido.
La carne, sangre y piel
del hombre redimido.

Yo soy el león que va
cruzando la montaña,
por montes y quebradas
rugiendo libertad.

Yo soy Ramón,
aquel que nunca morirá.
Que tiemble el verdugo opresor,
el buitre insaciable del mal.
Detrás de la muerte yo soy Ramón
hasta la victoria final. (Hasta la victoria ,Aníbal Sampayo)

Acosta Graciela , 35 años

Almirón, Carlos «Petete», 24 años

Álvarez Villalba, Ricardo, 23 años

Arapi, Ramón Alberto, 22 años

Aredes, Rubén, 24 años

Avaca, Elvira, 46 años

Avila, Diego, 24 años

Benedetto, Gustavo Ariel, 30 años

Campos, Walter, 17 años

Cárdenas, Jorge, 52 años

Delgado, Juan, 28 años

Enriquez, Víctor Ariel, 21 años

Fernández, Luis Alberto, 27 años

Ferreira, Sergio Miguel, 20 años

Flores, Julio Hernán, 15 años

García, Yanina, 18 años

Gramajo, Roberto Agustín, 19 años

Guías, Pablo Marcelo, 23 años

Iturain, Romina, 15 años

Lamagna, Diego, 26 años

Legembre, Cristian, 20 años

Lepratti, Claudio «Pocho», 35 años

Márquez, Alberto, 57 años

Moreno, David Ernesto, 13 años

Pacini, Miguel, 15 años

Paniagua, Rosa Eloísa, 13 años

Pedernera, Sergio, 16 años

Pereyra, Rubén, 20 años

Ramírez, Damián Vicente, 14 años

Rios, Sandra

Riva, Gastón Marcelo, 30 años

Rodríguez, José Daniel

Rosales, Mariela, 28 años

Salas, Ariel Maximiliano, 30 años

Spinelli, Carlos Manuel, 25 años

Torres, Juan Alberto, 21 años

Vega, José, 19 años

Villalba, Ricardo, 16 años.

Asesinados el 19 y 20 de Diciembre de 2001

El tiempo transcurrido indica que para quienes ejecutaron a estas personas , no hubo repudio social, ni juicios orales mediatizados y nadie se pronunció pidiendo sanciones penales rigurosas.  En algunos casos las causas no avanzaron en la investigación y en otros las penas fueron atenuadas haciendo que en muchos casos quienes fueron llevados a juicio lo fueran por penas menores. En ningún momento la responsabilidad política se estableció en el Estado y los operadores políticos  de turno.

Esta claro que los asesinos no eran jóvenes que jugaban al Rugby. EL gran asesino era el Leviatán. El Estado de la burguesía y los brazos ejecutores, todos aquellos que en gran medida consagraron su impunidad.

El contexto de estas muertes violentas , no fue la salida de un boliche, ni suscitó el repudio de los más horrorizados por estos resultados letales. El contexto fue el hambre y la pobreza del 2001 y un presidente en el marco de la tan mentada democracia, que da la orden de disparar y coloca a la misma población que lo votó, en estado de sitio suprimiendo en los papeles lo que ya ocurría en la realidad: La vigencia de la libertad individual y las garantías que toda persona tiene frente al estado. Hoy otras calles, otros países reflejan ese mismo escenario. El fenómeno represivo no tiene patria ni bandera. Solo y exclusivamente tiene una razón y un sujeto. La dominación de clase para reproducir la explotación y la opresión.

Hoy que se piden cadenas perpetuas a boca de jarro, que los justicieros abren sus pechos retóricamente, nos parece esencial recordar y proyectar hacia los jóvenes trabajadores, no en remeras , ni imágenes editadas,  sino en convicción por una misma confrontación de clases  a estos nuestros caídos  que a su manera no son otra cosa que  la figura de aquel Ramón , que tomó ese nombre en Bolivia pero se eternizó como Ernesto Guevara. Siempre con su querida presencia, como parte de aquella vida que se  deja en la lucha de clases, sabiendo que la muerte solo  niega nuestra existencia  pero a la vez  esta adquiere confirmación

Solo la construcción de poder obrero en cada instancia de lucha y el objetivo programático de  instaurar la democracia obrera con desarrollo de modelo socialista en base a la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, es la genuina salida política a la represión violenta del poder burgués estatal.

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