NUEVO CURSO
En épocas de reacción triunfante, los señores demócratas, socialdemócratas, anarquistas y otros representantes de la izquierda se ponen a desprender, en doble cantidad, emanaciones de moral, del mismo modo que transpiran doblemente las gentes cuando tienen miedo. Al repetir, a su manera, los Diez Mandamientos o el Sermón de la Montaña, esos moralistas se dirigen, no tanto a la reacción triunfante, cuanto a los revolucionarios perseguidos por ella, quienes, con sus «excesos» y con sus principios «amorales», «provocan» a la reacción y le proporcionan una justificación moral.
Hay, sin embargo, un medio tan sencillo y seguro de evitar la reacción: el esfuerzo interior, la regeneración moral. En todas las redacciones interesadas se distribuyen gratuitamente muestras de perfección ética.
La base de clase de esta prédica falsa y ampulosa la constituye la pequeña burguesía intelectual. La base política son la impotencia y la desesperación ante la ofensiva reaccionaria. La base psicológica se halla en el deseo de superar el sentimiento de la propia inconsistencia, disfrazándose con una barba postiza de profeta.……» León Trotsky. Su moral y la nuestra»
Las carencias del discurso democratizante y su agotamiento como esquema ideológico de dominación sobre explotados y oprimidos, en el curso del proceso abierto desde la caída en Malvinas hasta la fecha, terminan exhibidas como lo que realmente implican, es decir, como la estructura simbólica sobre la cual se ha sido edificado esta realidad que nos toca vivir a los trabajadores.
Todo cuanto desarrolla el fenómeno de la crisis de reproducción capitalista en nuestra sociedad y su caducidad objetiva como ordenamiento social, permite conocer que los paradigmas de igualdad ante la ley, libertad y fraternidad lucen por su ausencia, no por no haber podido ser alcanzados sino sencillamente porque son meras abstracciones en plano ideológico impedidas por sí mismas de tomar realidad y certeza .
Los difusores de estos paradigmas , se ven hoy acorralados en su propio discurso , pese a lo cual , frente a la evidencia de su debacle redoblan la apuesta desde distintos márgenes de la realidad social, buscando un lugar bajo el sol atenuante del capitalismo y su barbarie que solo construye dominio de clase en base a represión, como lo ha dejado ver en estos días las acciones de la agencia policial sobre los trabajadores que protestaban por un prolongado corte de energía que les privaba de ese servicio en sus hogares .
La sobrevivencia de ese cadáver insepulto , contenedor de toda gama de reformismo, oportunismo o populismo progresista, aparato político que se sintetiza y expresa en el preámbulo de nuestra constitución nacional, solo se explica por el trabajo erosivo en plano ideológico de cuanto supo hacer desde diciembre de 1983 el reformismo, tomando como sujeto social a la pequeño burguesía-
Ese sector social y esa acción política, consciente o no. ha sido y hoy se manifiesta asombrado por los encadenamientos causales que toma la realidad que se ocupa de dejarlos fuera de juego.
Ese conjunto de intereses congregados en los llamados sectores medios, que se manifestaron por décadas y en todo momento como abanderados de la forma por sobre la materialidad de la injusticia social, por la prevalencia del discurso centrado en la espera parasitaria de un mejoramiento de lo dado “a futuro y mientras tanto” queda hoy, luego de haber generado un inconmensurable daño social , queda desnudo como Adán en el génesis, toda vez que los hipotéticos beneficios de la lucha economicista y de programa mínimo por “lo concreto” termina por mostrar que el capitalismo no admite mejoras sino una tendencia constante y decreciente hacia condiciones de vida de pobreza generada.
Son los sectores medios y su expresión ideológica el reformismo progresista y el populismo los que canalizaron las aguas de la lucha cotidiana hacia el reparador paraíso viviente de la democracia con la que se come y se educa y desde allí el porvenir es nuestro. A ellos se les sumaron los tácticos y estratégicos, que bajo cualquier sello o bandera , se ocuparon de organizar el discurso y presentarlo como lo posible a la par que pregonaban el abandono de formas anteriores de la lucha de clases, autocrítica mediante, por resultar “utópicas” y por llevarnos a un “callejón sin salida”
Así fue que la cuestión más temprano que tarde paso por conseguir un lugar en el Estado operado por la burguesía dominante. “Lucha” por un cargo, por un lugar en el parlamento, por la percepción, administración y gestión de subsidios y planes, todos los cuales se desarrollaron al amparo del “mientras tanto” , como si el socialismo y el poder obrero fueran una suerte de tormenta que aparece de golpe y puede predecirse con el servicio meteorológico.
En el mismo plano, se agruparon los que cambiaron lucha por efemérides o feriados. Esos que año a año, arman reuniones ya en estos meses para “organizar” el 8 y 24 de marzo y más tarde el 1 de mayo. Todos han terminado siendo una suerte de comisión del festival de Cosquín de la lucha de clases. Solo pergeñan caminatas callejeras, ruido de bombos y apología de la nostalgia elementos todos con los que esterilizan la lucha, resignifican las fechas y calman las ansiedades de la militancia que se fatiga en querer sacar agua de una piedra aún contando con la evidencia de que ello es imposible.
Los grandes beneficiarios de ese hacer permanente, erosivo, especulador son los grupos de poder que les instalaron como colchón amortiguador de todos los males que la reproducción capitalista fuera capaz de generar. A esos sectores medios se les captó en plano consciente y por profusión de ideas amagando con políticas de asignación de derechos subjetivos, todos en plano de promesas futuras y relativizadas por las carencias materiales de un Estado que solo atina a decir un porvenir y concretar una miseria. Un Estado que advertido de su impotencia no hace otra cosa que buscar mantener calmos a los grupos concentrados de riqueza facilitándoles su propiedad , y en el mismo momento vender espejos de colores al resto poblacional de la mano de billeteras virtuales, créditos usurarios, tarjetas de créditos , pasajes en avión “baratos” , paquetes turísticos y cuanto negocio financiero se presente para sostener la prevalencia del dinero y su bancarización generalizada-
Para estos mismos sectores medios es que se montan los aparatos comunicacionales vendiendo mercancía ideológica que conforma estereotipos sociales predispuestos como modelos de seguimiento y estaciones de servicios en una ruta que constantemente mueve su recorrido y no conduce finalmente a ninguna parte.
El resto de la política de dominación y sometimiento a los trabajadores que los explotadores exhiben en bandeja y obligan en ultima instancia a digerir, es la represión, la pobreza material, la miseria cultural que queda como único escenario para aquellos que caen literalmente desde esos escenarios de sectores medios por depreciación de salarios reales y alzas continuadas de precios sobre las mercancías básicas , o bien yacen instalados como espectadores petrificados por su condición ya establecida y naturalizada de población económicamente sobrante.
Los reformistas, los pretendidos progresistas, los oportunistas de toda dimensión, claman sin embargo por ser invitados y participar del proceso electoral. Se exhiben frente a los dominadores como necesarios y útiles para atemperar los nervios sociales. Pregonan que aún dando aspirinas , cede esta enfermedad desarrollada que enfrentamos por vía del capitalismo en crisis objetiva de reproducción. Para esto, no dudan en armar “plenarios partidarios”- Simular su burocratización con pretendida participación. Lanzar candidaturas y pasear su cadáver maloliente con formato de convocatorias, y marchas tan muertas como ellos mismos.
La burguesía de conjunto responde con la constatación de su obsolescencia. Deja ver la inutilidad de su propuesta y apela a su versión superadora que es el endurecimiento liso y llano del discurso. Dejar al pueblo trabajador cara a cara, sin mediaciones frente al espectro fantasmal de la desocupación y dejar que este infunda el miedo suficiente para sosegar todo atisbo tan siquiera de una revuelta.
Al 2001 lo destruyeron las propias filas por vía de la captación orgánica al aparato estatal y la burocratización de sus dirigentes. Dado esto, ya no se requiere de reformistas disfrazados de luchadores. Para ellos incluso dejan sobrevolar amenazas de acciones represivas sobre sus cuerpos.
Los pibes para la liberación, tienen que presenciar como los amigos del poder formal con los operadores políticos que ellos mismos colaboraron en constituir , se apoderan de las empresas que proveen de energía a los sectores urbanos y en jornadas agobiantes les arrojan un apagón que los ubica en el borde de la catástrofe. Ese hecho puntual no es otra cosa que un gran síntoma del fraude, que llega a su fin. Estamos presenciando como con política de prebendas y promesas a futuros, nos vendieron un resultado que no es tal. Nada es mejor que antes, todo lo que es hoy es peor y todo lo que pueda ser mañana no exhibe otra cosa que más y más de lo mismo.
Es tiempo de que podamos advertir que los que se pintan la cara para un pretendido combate, son en realidad, bomberos con baldes de nafta para apagar un fuego existencial signado por la miseria, al que incluso colaboraron en su generación. Es tiempo de no comprar un nuevo fraude electoral con tipos sin vergüenza alguna que te piden el voto para luchar desde el parlamento o cualquier espacio de gestión pública , contra el capitalismo y sus usureros. Es momento para devolver a los impostores ideológicos, lo que se merecen que no es otra cosa que el olvido y la indiferencia. Dar las espaldas a todo este aparato, concurrir a la lucha sin mediadores , ni gestores, ni simuladores diputados de la clase obrera .