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Nuevo Curso

UNA TENDENCIA SIGNIFICATIVA Y ALARMANTE QUE EXHIBE EL 24 DE MARZO. LOS SIGNIFICANTES BURGUESES OCUPAN UN VACIO EN LAS JOVENES GENERACIONES

NUEVO CURSO

Desde el primario acercamiento que proporcionan las apariencias sensibles o intelectualizadas con sentido ideológico, puede decirse que el 24 de marzo es un día que al anunciar su avenimiento en el calendario permite al menos se tome un espacio vivencial para reparar en él con distinta significación que la de un día más, al menos, y por pura objetividad a partir de su condición de “día feriado”. Aún cuando cualquiera de nosotros se detenga a pensar en que hacer en un “feriado largo”, la presencia de ese día como causal , obliga a detenerse en la pregunta relativa al por qué de esa pausa en la actividad cotidiana.

Se produce de esta forma una mínima, pero generalizada pausa para reparar en las razones de la fecha, y la emergencia de discursos banales insertos en las disputas Inter burguesas. Sean estos oficiales o no. Sean estos en un despacho de un funcionario que dice gestionar políticas de “derechos humanos” mientras su gobierno y su Estado hambrean a trabajadores, y lo someten a condiciones de pobreza. Sean estos en una marcha con lectura de documento, en varias marchas o en la oscuridad inducida de los medios de comunicación.

En este contexto y básicamente en función del tiempo transcurrido – que hace las veces de una suerte de aliado involuntario- y en particular por la condición de “día feriado” las generaciones  que organizaron su vida dando consentimiento social  al orden burgués democrático formal desde 1983 a la actualidad, han terminado por conservar en su memoria tres o cuatro rótulos, propios de discursos políticamente correctos en referencia a ese orden jurídico-político  que la escuela, el cine , los discursos de los intelectuales orgánicos de la burguesía  supieron construir e  hicieron conocer , sintetizables en la idea eje del “Nunca Más” y desarrollada en el prólogo a la primera edición de ser texto.

Sin embargo, casi como deriva de su génesis y funcionalidad, también por el paso del tiempo y los gobiernos , las más jóvenes generaciones , los jóvenes ocupados o desocupados, de incorporación a la economía formal o informal, los estudiantes o no, han ido perdiendo esos espacios ideológicamente sacramentados desde otro tiempo, hasta vacilar en lo que ellos son en sí y lo que pudieron haber significado.

Un dato de carácter indiciario de esta realidad es que la sola aparición intencionalmente diagramada de comunicadores que pongan en duda esa construcción sacralizada del “nunca más”, hacen nacer voces de alarma que dan cuenta de que ese edificio tambalea al tomar posible cuerpo en una población socialmente activa y prevalente como lo es la juventud y su tendencial adscripción a discursos de corte puramente economicistas, y básicamente individualistas según el cual el desarrollo de prácticas sociales genocidas puede ser llegado a considerar como un problema de otro en la medida en que no se ocupe un lugar en el grupo humano sobre el que se desarrollan esas actividades buscando su eliminación .

Para estas operaciones preliminares, que insistimos se montan sobre un discurso que muestra su agonía ideológica con eje en la falsa existencia de dos demonios y la expresión “nunca más”, nacido a partir de una visión reformista de la vida social , basta la utilización arbitraria de la categoría jurídica Derechos Humanos , catalogada como un emprendimiento de sobrevivencia mercantil  asumido por quienes acuden a ella o se desenvuelven en las esferas estatales o paraestatales de su institucionalización, al que se banaliza como “un curro” , “un kiosco” y en modo conjunto la impugnación abierta y comunicacional de la cifra 30000 desaparecidos.

Lo cierto es que con esto se monta un nuevo operativo de falsa conciencia , sobre un receptor que con el paso del tiempo y su ausencia de relación con los hechos que se traen a cuento se muestra como una suerte de vació intelectual que es imperioso llenar no por el mero hecho de lograr convencimiento y consenso, sino por la necesidad imperiosa que tiene el capital de legitimar operaciones preliminares de prácticas sociales genocidas, dada la crisis de reproducción que presenta , la que le impide transitar por caminos legalistas construidos a partir de la táctica discursiva de otorgamiento de derechos subjetivos a los individuos en cuanto tales .

Así las cosas, alcanza con un sujeto intrépido, para que este acuda a la cifra 30.000 para que casi con sentido pitagórico, la impugne en realidad, y a partir de esa premisa autoconstruida, acto seguido, desmerezca la existencia en el período 1974 -1983 de prácticas sociales genocidas en nuestra sociedad, desenvueltas específicamente sobre un alto porcentaje de la población con el propósito de su aniquilamiento y la instalación de un nuevo formato social de reproducción del capital.

La cifra 30.000 expresa que no hay pruebas porque el Estado no da la información respecto de lo que pasó. La represión fue clandestina y lo que pasó por el sistema judicial, fue a partir de la construcción de las teorías del caso falsamente construidas por el orden genocida. Hoy se exhibe con descaro por el propio poder judicial, situaciones actuales de armados de causas desde las propias agencias represivas del Estado con propósitos diversos. Esas prácticas actuales, tienen su génesis en el uso que de esos formatos hicieron los genocidas a la hora de tener que presentar razones para la privación ilegítima de libertad de colectivos de personas sobre las que se descargaba la persecución con fines de aniquilamiento. Las acciones genocidas fueron en gran medida clandestinas, tan clandestina que en muchos de ellos se corporizaron en los centros clandestinos de represión y de tortura que el testimonio de sobrevivientes logró ubicar. La cifra 30.000 si por construcción de una abstracción se le quiere dar un sentido pitagórico, expresa que no sabemos exactamente cuántos fueron las víctimas directas de las practicas sociales generadas desenvueltas desde 1974 a la fecha.

 Si se quiere dar significación al número y desde él proyectar conclusiones tan abstractas como una medición intuitiva de cantidad, habrá que advertir que esa cifra no remite a lo concreto porque el Estado que reprimió, no abre ni aún hoy los archivos que generaron las fuerzas de seguridad estatales o paraestatales en su propio control de la macabra tarea emprendida. Es el Estado el que, no da la información de dónde están los desaparecidos ni la información de dónde están los nietos secuestrados. Es por eso que el fenómeno social emergente de la practica de relaciones sociales liquidadoras de grupos humanos, no termina aún y sus tendencias reveladoras siguen emergiendo en la realidad.

A esa clandestinidad de la represión, a ese cinismo macabro de no revelar dónde estaban los cuerpos de los desaparecidos y tener a los familiares buscando en muchos casos hasta hoy, al hecho macabro de que los secuestros producidos en aquel momento siguen siendo secuestros porque sigue habiendo hijos de desaparecidos que no sabemos dónde ni en manos de quién están, y porque hay desaparecidos y secuestrados con anterioridad a 1983 (la tablada, caso López, etc.)

En este contexto es necesario tener presente además que, para que la juventud obrera y los sectores oprimidos construyan su visión de la realidad tal cual es en su contradictoria realización, y desmerezcan estas operaciones funcionales a la burguesía de conjunto como clase dominante,  no se requiere  hacer  uso de anacronismos sobre un proceso que inicia en 1974 y no finaliza en nuestra actualidad . Son los múltiples sucesos producidos bajo la forma democrática instituida en 1983, y la república institucionalizada con la reforma constitucional de 1994, los que dejan en claro el carácter permanente de esta forma de opresión-represión específica que la burguesía ha construido como herramienta de lucha .

Esta en el hecho macabro de no dar esa información de lo sucedido, esta la matriz de lo padecemos hoy que no es otra cosa que la tendencial presencia de la continuidad como herramientas de prácticas sociales genocidas. Véase sino como caso emblemático, lo sucedido en el caso Maldonado

    A este orden de cosas, altamente deficitario para la propaganda y agitación socialista en la tarea de construcción de vanguardia en la clase trabajadora, no se lo puede asumir sino imperativamente superarlo. Ese resultado no es un fenómeno aislado como no lo es lo que se combate. Este ligado a la tarea de construcción de una nueva sociedad, a partir del poder obrero. La democracia que impuso la burguesía desde 1983 no es otras cosas que la simple negación por las apariencias de un sistema dictatorial. En ningún caso significa la superación de las practicas genocidas, en tanto su rol es de encubrimiento jurídico por la forma legal de las mismas.   régimen y esa clase social no puede terminar con una herramienta que requiere presta para ser usada en la situación de lucha de clases que lo amerite. Solo la revolución obrera y socialista puede terminar con todo ese fenómeno opresivo. Solo la denuncia y lucha activa por la formación de conciencia proletaria es el camino para la materialización de este resultado, en contextos de barbarie capitalista