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Nuevo Curso

LOS TRABAJADORES PUEDEN DAR SU PROPIA CLASE MAGISTRAL DESDE LA LUCHA CONSCIENTE POR EL PODER OBRERO Y SOCIALISTA

Los discursos en la crisis y la emergencia del 1 de mayo

Le he preguntado a mi sombra
A ver cómo ando, para reírme
Mientras el llanto, con voz de templo
Rompe en la sala regando el tiempo
Mi sombra dice que reírse
Es ver los llantos como mi llanto
Y me he callado, desesperado
Y escucho entonces
La tierra llora
La era está pariendo un corazón
No puede más, se muere de dolor
Y hay que acudir corriendo
Pues se cae el porvenir
La era está pariendo un corazón
No puede más, se muere de dolor
Y hay que acudir corriendo
Pues se cae el porvenir
En cualquier selva del mundo
En cualquier calle
Debo dejar la casa y el sillón
La madre vive hasta que muere el sol
Y hay que quemar el cielo
Si es preciso, por vivir
Debo dejar la casa y el sillón
La madre vive hasta que muere el sol
Y hay que quemar el cielo
Si es preciso, por vivir
Por cualquier hombre del mundo
Por cualquier casa ( Silvio Rodriguez)

La semana que hemos dejado atrás, se vio marcada inicialmente por las incidencias de las operaciones de mercado, buscando condicionar el tramo que sigue en lo político hasta las elecciones presidenciales. Sin embargo, la mínima posibilidad de control de esas operaciones tras la materialización de las utilidades generadas por ellas, desde los grupos concentrados del capital financiero, la insinuación leve de una línea de corte y nuevo lanzamiento , hizo que los operadores políticos de la burguesía de conjunto, pero exhibiendo los intereses de sus múltiples fracciones, habilitaron el desarrollo de tácticas discursivas que nuevamente dejan ver el desprecio de esa clase por la suerte existencial de los trabajadores y demás grupos oprimidos contenidos bajo la categoría de población económicamente sobrante.

El principal referente del discurso K, es decir, Cristina Fernández, se corrió del lugar de gestión política directa y se autoproclamó docente, convocando a una “escuela justicialista”, dotándose de un nutrido número de alumnos para su clase “magistral”. La pregunta mínima sería, desde el plano lógico, ¿qué estuvieron haciendo hasta ahora que se ven urgidos a “educarse? ¿Quién le dio título y habilitación a la pretendida docente?

Lo cierto es que la maestra-jefa, acudiendo a metodología que rememora a los educadores del pasado siglo, dejó en claro que la salida hay que buscarla dentro de las estructuras productivas que sostienen la relación capital-trabajo y las ideologías que ella genera para reproducir ese vínculo relacional primario y su correlato en la forma jurídica propiedad privada.

Al hacerlo, la docente, repite algo ya dicho pero con mayor contundencia: No hay espacio para el cambio social. Los tantas veces fetichizados “pibes para la liberación” y la “estigmatizada Cámpora”, deben obedecer, cambiar los cánticos y apostar por el fracaso anticipado y viviente de un modelo de desenvolvimiento político del capital en nuestras tierras que muestra sin mayores ambages su agonía.

La operación discursiva , formateada como “clase” estilo año 1940, se parece más al profesor jirafales  que a la posibilidad de la formación de un conocimiento colectivo, a pesar que la maestra apele finalmente a la elaboración de un programa de gobierno de manera conjunta con todos los sectores de la burguesía, a los que no deja de tener la pretensión de acaudillar a pesar de las señales inversas que estos les envían , en particular a través de Larreta y su 70 por ciento con quien sí se puede acordar.

Para mostrarse como salvadora con pretensiones bonapartistas trasnochadas, la jefa-maestra ciruela, acude de manera clara a mostrar un enemigo, y con eso confirma que le asigna a éste significación. Farsescamenté, por vía de cuadros y esquemas (recuerdan a Alberto Fernández en pandemia) exhibe pretendida solvencia conceptual para denostar el “proyecto “de dolarización. Dice lo que puede decirse sobre el particular desde la perspectiva de las teorías económicas del propio capitalismo, pero al decir, ubica un interlocutor, dándole categoría de tal.

Esto último revela la intencionalidad de ubicar a quien se contradice como el enemigo y de paso blanquear la gestión de Sergio Massa para que este lleve al enfermo agónico hasta una enfermería de barrio, espacio al que ha quedado reducida la zanahoria electoral. Un Sergio Massa, no ya superministro, pero sí altamente capaz de generar los decretos y regulaciones que generen negocios a los grupos burgueses favorecidos y capaces de destronarlo moviéndole la alfombra con un alza provocada del precio del dólar.

En resumidas cuentas, la “clase magistral”  para presuntos ignorantes no es otra cosa que un nuevo momento de lucha de un sector político capitalista por defender la sociedad existente y su régimen constitucional y legal , es decir, todo lo contrario de aquello que resulta  imperativo para los trabajadores: Transformar la sociedad, barriendo la dictadura del Capital , sustituyéndola por el Poder Obrero y la concreción de las demandas mínimas de la dignidad humana en transición al socialismo y su programa de supresión de la explotación, las clases sociales y el Estado.

La clase trabajadora en sí, necesita nutrirse de aportes ideológicos de sus intelectuales orgánicos que propagandicen la necesidad imperiosa de no ignorar este peligro. Se hace necesario luchar por la preservación y extensión de todas las formas de libertades democráticas que nos corresponden por la simple condición de seres humanos. Esto implica combatir a la acción capitalista reseñada en todas sus formas, y el desenvolvimiento de frente único obrero superando todas las distinciones que se nos

Todo esto que hemos vivido en la semana transcurrida, incluye además de lo señalado, las manifestaciones mediáticas de repudio de otros sectores burgueses a ese discurso de cátedra de Cristina Fernández y nuevos giros autoritarios desde distintas esferas del poder formal. La clase dominante está reduciendo sistemática y gradualmente con intensidad renovada las libertades democráticas de los trabajadores y el pueblo. La crisis mundial del capitalismo, sus guerras y convulsiones dan cuenta que la clase dominante ya no puede tolerar reformas significativas como si lo hizo o intentó hacerlo en el pasado.  Hoy existimos y buscamos vivir en el escenario contrario, es decir la determinación política de acabar con lo que queda de las reformas con sustento legal o, de hecho.

Sin embargo, debe quedar claro que aún en las condiciones actuales, la lucha de clases, no le permite a la burguesía modificar su forma de gobierno y sus estructuras jurídicas hacia modelos diversos del parlamentarismo presente, aunque sí deja espacio para que este avance, con vaciamiento absoluto de alguna posibilidad de que, por instrumentos legales de asignación de derechos subjetivos se pueda revertir el escenario de pobreza y miseria cultural creciente.

 Los trabajadores podemos tomar la referencia histórica del 1 de mayo, para dejar en claro que, para la clase obrera, la lucha por las libertades democráticas y sus formas jurídicas, no es un fin en sí mismo, sino solo un medio para un fin mayor que es una nueva sociedad sin explotadores ni explotados, sin opresores y oprimidos.  La reflexión posible frente al difícil camino que nos toca transitar gira en torno de advertir que mientras exista el capitalismo, la democracia sólo podrá ser una planta frágil, incompleta y estéril. La democracia burguesa formal, objetivamente preferible al bonapartismo o al fascismo, es sólo la fachada que pretende disfrazar la dictadura del capital.

La lucha de clases muestra tendencias significativas de ir más allá de las fronteras de las instituciones de la democracia burguesa. El capitalismo monopolista ya ha avanzado a través de la cooptación definitiva de las burocracias enquistadas en las organizaciones de masas y las propias de la clase trabajadora en modo específico, pero a la vez exhibe las mayores dificultades para un nuevo proceso de acumulación orgánico y su reproducción social. Esta situación provoca dialécticamente que, en este punto crítico, los mecanismos de la democracia parlamentaria y la legalidad demuestren ser insuficientes para contener las acciones de lucha callejera que al menos operen desde explotados y oprimidos para negar ese orden de cosas.

Sin embargo, esas acciones en orden a negar lo dado, necesitan de un contenido ideológico específico de clases, en tanto sobre las mismas, los capitalistas se encuentran obligados de manera significativamente tendencial a movilizar a la reserva de masas de la reacción para someter a los trabajadores conscientes.  

El capital puede prescindir de un elenco de operadores políticos por otro que asuma las tareas que sus intereses indiquen según el momento específico de lucha de clases, que solo aparece insinuado como tendencia y aún se le maneja dentro de la táctica electoralista. No obstante, hoy ya desenvuelve los actos preparatorios necesarios para ese salto cualitativo. En la medida que busca encolumnar políticamente bajo un aparato partidario vació de contenido a la pequeña burguesía empobrecida y al lumpemproletariado, en particular a partir del crecimiento de la economía informal y la ocupación en ella de los jóvenes que nunca han accedido a un empleo formal y regula o han sido desplazados definitiva y estructuralmente de esa condición.

La clase trabajadora puede llegar al poder por su propia construcción y por el empleo de su activo militante organizado en partido político revolucionario. No es posible que lo haga en contexto de democracia burguesa. La vía revolucionaria es la que marca el camino del poder obrero. No hay posibilidad de avance por la vía capitalista. Superar la presente crisis por el juego automático de las fuerzas del capitalismo sobre las espaldas de los trabajadores significaría la emergencia de todas las contradicciones que le son propias y objetivas, de forma más aguda.

No hay apatía, ni agotamiento de fuerzas en las líneas del proletariado consciente y en la clase trabajadora en sí. Solo la frustración que emerge del uso de herramientas políticas y de lucha que nos son aptas para sus objetivos. La vía revolucionaria es la vía al poder obrero y socialista.