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Nuevo Curso

Los discursos y la realidad. Oscilaciones de las palabras bajo un mismo paraguas electoral. De la resignación posibilista al fatalismo catastrofista

¡No se puede ser revolucionario si no se ama la vida

 La revolución no puede dar sentido a la vida humana;

 para aquellos que tratan de dar un sentido a su vida mediante la revolución, el éxito sería la mayor de las desdichas. (…)

 Si la revolución es otra cosa que un juego, es únicamente en la medida en que aligera el peso que las condiciones sociales hacen recaer actualmente sobre cada ser humano y que impide vivir.

 La revolución es una lucha contra todo lo que obstaculiza la vida. No tiene sentido más que como medio; si el fin perseguido es vano, el medio pierde su valor

. De manera general, nada tiene valor desde el momento en que no lo tiene la vida humana.»

Simone Weil» A propósito de ‘La condición humana’ de Malraux(proyecto de artículo, inédito.». Diciembre de 1933 

Las plazas de las principales ciudades del país, supieron dar testimonio de la transformación en el tiempo, de lo que otrora emergió como un día de lucha inicialmente espontanea a la consolidación de un ritual con formato postmodernista de misa laica.

      En todos los casos las apariencias, la imagen dieron marcado homenaje a la nada y culto al vacío, siendo alarmante el predominio de la ausencia del discurso clasista, en su faz concreta de signo distintivo de la jornada y del rescate de la necesidad de la construcción ideológica de una clase para sí como premisa descriptiva del factor subjetivo necesario para el cambio social. Clase obrera, revolución y socialismo fueron los ausentes sin aviso, justa y precisamente, en un 1 de mayo.

       De conjunto los oradores bajo banderas rojas, invitados obreros de otros países y adhesiones que se dicen recibidas han omitido advertir el porque de esas banderas e íconos del socialismo, simplemente porque han omitido hablar y expresarse en clave de programa socialista, para sustituirla por la coyuntura nacional donde se privilegia la referencia como sustantivo de cada oración del peronismo en versión k y con ello específicamente a Cristina Fernández.

      Con este desenvolvimiento no se hace otra cosa que dar cuenta del carácter satelital que todos los partidos convocantes, cualquiera fuera la plaza, tienen con un movimiento político policlasista que viene gestionando el interés de la burguesía desde su origen, con la particular característica de haber integrado a los trabajadores con ese relato, diluyendo la clase trabajadora dentro de las consecuencias y efectos de ese discurso burgués largamente hegemónico. En definitiva, en lo que debió ser una acción de clase, se termina criticando por izquierda las alternancias y los efectos de pobreza y miseria que genera un movimiento policlasista del que vanamente se espera algún día por efecto de la crisis, drene trabajadores hacia el socialismo por generación espontánea.

Lo cierto es que no hay programa socialista ni estrategia de poder obrero en el escenario. Si hay ofertas de un programa de salvataje para el propio Estado consolidado en la República burguesa y su forma de gobierno democrática , especulación en la que entran quienes diciendo que nos encontramos en la cubierta del Titanic .nos están mencionando que compartimos el sitio con los burgueses y que ellos pueden enderezar el barco con medidas de gobierno dentro de ese Estado con efectos superadores para los trabajadores en el 2050, y quienes lisa y llanamente acudiendo al reformismo, discuten candidaturas en el propio palco y privilegian sillones parlamentarios para llegar en caso extremo al salvataje por vía de una asamblea constituyente. La revolución y el socialismo, espérenlos en la esquina donde pasa el tranvía. Si es que la encuentran

Más allá de esto, la logicidad del propio discurso de ocultamiento de la estrategia revolucionaria y el abandono de la premisa de la necesaria construcción del poder obrero y su dictadura de clase con formas de gobierno de democracia obrera directa, muestra elementos que lo resienten en sí mismo en todos los actos, porque en todos y cada uno se termina en la pretensión de orientar la lucha de clases y el “enojo generalizado del pueblo”-según se ha podido oír en los actos- hacia el dispositivo electoral, con diversos matices derivados de la particular situación del aparato. En unas plazas se le pedía a los padres y madres que veían como jugaban sus hijos que “se afiliaran para lograr el cupo mínimo para poder intervenir en las elecciones” Esto lo hacían tanto quienes decían encontrarse en la cubierta del titánica, como quienes presagiaban la eterna catástrofe, memoraban el 2001 y anunciaban calamidades apocalípticas. La pregunta sería la siguiente. Si bailamos en la cubierta del Titanic, o asistimos al derrumbe catastrófico del capitalismo por sí mismo, para qué llenar una ficha de afiliación.

Lejos de la catástrofe, y anunciado que está todo mal pero que no va a pasar nada, pero con las personerías electorales ya conseguidas por haberse unido solo para eso, construyendo una cooperativa electoral y siendo, no hablan de afiliar, afiliar que se cierra el plazo como los vecinos de otras plazas. En lo que llaman una plaza histórica, haciendo nuevamente tributo del peronismo, llaman a votar a sus candidatos y si tienen que definirse candidaturas que los voten en las PASO, que a fin de cuenta son “legales”. Mayor confesión de adaptación al régimen burgués que esa no puede haber. Nacieron exclusivamente para vencer el requisito electoral impuesto por la legalidad y ahora se permiten sostener que se puede usar ese recurso para definir quienes serán los “pregones del pueblo “y palabra autorizada durante el circo electoral. El descaro y la vergüenza pujan en la escena con victoria rotunda de lo primero, pero por si esto fuera poco, a los gritos y con enjundia en formato discursivo que también da tributo de los modismos Cristina Fernández, una oradora pide de espalda a la casa de gobierno que quienes la habitan y la comparten con legisladores y magistrados, SE HAGAN CARGO. La pregunta en este caso es, qué otra cosa que hacerse cargo de los intereses que representan hacen quienes gestionan el gobierno, dictan leyes y sentencias. Puede en el siglo XXI sostenerse debajo de una bandera roja, que el Estado es neutral y que en todo caso lo que tiene que hacer es acordarse de los pobres y miserables que ellos mismos produjeron y producen.

Es cierto que el fenómeno actual del desenvolvimiento del orden social capitalista muestra obstáculos relevantes a su reproducción y permite atisbar una suerte de barajar y dar de nuevo, que no explica solo por la coyuntura nacional sino como situación internacional, pero eso no se salva leyendo adhesiones de sitios geográficamente remotos o dándole la palabra a un trabajador francés. En esto como en lo ya dicho, hay un enorme ocultamiento de la cuestión central en ese escenario, que no es otra que la ausencia de una dirección revolucionaria y socialista internacional y el abandono liso y llano de las tareas constructivas de la IV Internacional, según el programa que marcó la necesidad de su fundación y un escenario de lucha de clases específico en ese tiempo histórico que se renueva con perfiles específicos en el presente. Todos los oradores, acuden a la retórica de dirigirse a los obreros del mundo diciendo que la emancipación social será su obra, pero ocultan decir que no han hecho tarea política alguna por la construcción de un partido y organización que los agrupe bajo un programa revolucionario y el objetivo estratégico de someter al capital.

     En definitiva, la jornada del lunes 1 de mayo dejó un solo mensaje a través de sus los actos celebrados en espacios públicos o cerrados. “NO ES POR AHÍ”, La tarea militante de las bases de esos aparatos debe implicar un necesario balance antes de que sea demasiado tarde y terminar con este cuadro de situación en la deficitaria tarea de construcción de una organización política clasista y con programa revolucionario que propagandice, y agite el socialismo en las masas de trabajadores para que estos se den a la tarea de constituirse en clase para sí, presentando el programa socialista como la superación dialéctica de la decadencia capitalista.

La economía, el estado, la política de la burguesía y sus relaciones internacionales están profundamente afectados por la crisis social que caracteriza la situación prerrevolucionaria de la sociedad. El principal obstáculo para transformar la situación prerrevolucionaria en revolucionaria es el carácter oportunista y reformista de quienes se auto perciben como la dirección proletaria, su cobardía pequeñoburguesa frente a la gran burguesía, y los traicioneras vínculos serviles y estructurales que mantiene con ella, incluso en su agonía. En todos los países, el proletariado sufre una angustia profunda por condiciones crecientes de pobreza y miseria. Masas de millones de personas se adentran constantemente en la lucha, pero una y otra vez tropiezan con sus propios aparatos burocráticos conservadores.

El parloteo de todo tipo de que las condiciones históricas aún no están “maduras” para el socialismo es sólo producto de la ignorancia o el engaño consciente. Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras, sino que incluso han comenzado a pudrirse. Sin la revolución socialista, y esto en el próximo período histórico, toda la civilización humana está amenazada de ser arrastrada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, ante todo de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria. (La agonía del capitalismo y las tareas de la IV internacional)    .